Por José Enrique Cuevas
Caracas, 20-07-215.- Luis Pellegrini fue uno de los prospectos más sobresaliente del boxeo capitalino al comienzo de la década del 70, carrera que se vio frustrada por un problema en el oído, pero que ahora no pierde la esperanza de mostrar sus conocimientos adquiridos en el pugilismo, esta vez en rol de entrenador.
Pellegrini además dedicó unos diez años a la labor de facilitador en la Misión Ribas, teniendo su centro de operaciones en la Unidad Escolar Bolivariana Gran Colombia, en la parroquia Santa Rosalía.
“Allí dicté clases de historia, geografía, ciencias naturales, matemática. Fue una buena experiencia y un aporte al proceso Revolucionario Bolivariano, utilizando las herramientas de la educación”, indicó el sepia gladiador.
Y si nos vamos a su trayectoria pugilística en su vitrina destacan el Campeonato Interbarrio, categoría B, en peso gallo (118 libras, 54 kg), año 1972; campeonato Interparroquial, doble A, en peso pluma (126 libras, 57 kg) en 1973, y subcampeón del Torneo Central, peso pluma, 1974.
Así, Pellegrini demostró ser un catedrático tanto sobre el cuadrilátero como en las aulas de clases.
DEBIÓ SER ORO
“En la final de esa competencia de boxeo de los estados centrales caí en la final ante mi amigo Hugo Rengifo. Combatí ante su público en el gimnasio Luis Beltrán Díaz de Maracay. Creo que cualquiera de los dos merecía el oro. La pelea fue tan buena que volvimos a combatir unas semanas después en la Maestranza ‘Cesar Girón’ de Maracay”.
SU ESTILO DE COMBATE
Pellegrini se consideraba un estilista con aceptable pegada; algo de cierto había pues en peso mosca (52 kg) nadie quería enfrentarlo. Tuvo que ir a gallo (54 kg) donde se mantuvo invicto por 21 peleas seguidas.
Después en pluma se midió a lo mejor que había allí entonces, Calixto Miranda, Francisco Coronado, Justo Fernández: “Precisamente este último un tremendo noqueador, al que pude contener en la final del peso pluma apelando a mi mejor boxeo”, rescató del tiempo Pellegrini.
El peleador capitalino hizo hincapié en que siempre boxeo para el equipo Santa Teresa y que su entrenador de siempre fue Evencio Burguillos.
Para mediados de los 70 fue llamado a la selección nacional por los entrenadores Juan Rivas y Luis Barreto: “Ya en la selección se me agudiza el problema del oído. Se me inflamaba el tímpano. Tenía sangramiento. Así que en los guanteos tenía que usar una careta especial. Al final el médico me indicó que podía hasta perder la audición”.
Estuvo retirado casi dos años. Volvió a entrenar y le concedieron el pase al boxeo profesional: “quise hacer una cuantas peleas antes de pelear como profesional, y mi rival sería un prospecto capitalino llamado Ramón Cotúa. Lo cierto que la pelea jamás se dio. Decido retirarme definitivamente, cuando corría el año 1978”.
Ahora, 2015, aspira ser convocado por algún gimnasio para cumplir su sueño de formar boxeadores que le den brillo a Venezuela: “Quizás, trabajar con el equipo Comuna El Cementerio, que dirige Gregory Arriechi Canelón. O cualquier otro club de Caracas donde pueda aportar lo aprendido en los cuadriláteros. Quiero que uno de mis pupilos llegue a una cita olímpica, gane medalla y si alcanza sea campeón mundial en el profesional. Yo le inyectaré convencimiento que sí se puede ser campeón. A los peleadores venezolanos de ahora necesitan un trabajo psicológico, pues en las peleas grandes, por medallas o títulos mundiales, se quedan”, aseveró convencido Pellegrini.
SUS INICIOS
“Bueno lo del boxeo me viene por lo peleón que era cuando chamo. Además mi tío Teodoro Delgado (hermano de mi mamá, Ana Gregoria Delgado, tiene actualmente 87 años de edad) fue pugilista profesional. De allí viene esto de los puños”, rememoró el orgullo de los sectores Santa Elena y Santa Eduvigis de El Cementerio.
Después vinieron las primeras victorias contra Carlos Ramírez, Frank Suarez, Margarito González, Dionisio Torrealba, entre otros: “También recuerdo que hice guanteos duros con Oscar Arnal, Jóvito Rengifo, Raúl ‘Toyota’ García, José Quijano. Con ellos aprendí mucho como guerrear sobre un cuadrilátero”.
Recordó que el abuelo de su padre (Julio Pellegrini) tiene origen holandés: “Hace poco murió mi hermano Rafael, quien siempre me acompañó en esto del boxeo.
Ahora comparto mi tiempo en mi trabajo de carpintero y la religión (es cristiano evangélico de la congregación Dádiva de Dios)”.
Luis Pellegrini nos dijo que está felizmente casado con Morella, con quien procreó tres varones, Johalys, Daniel y Danny. Y dos hembras, Marlis y Keylis. “Logré mi licenciatura en educación, fuí profesor, atleta, y ahora quiero ser entrenador de atletas y guiarlos por la senda del triunfo deportivo, en la especialidad que practiqué, el boxeo”, concluyó.
Mi primo luis pellegrin un gran boxeador