Chocolatito con enemigos que lo quieren y detractores que lo necesitan

Por Bernardo Pilatti

Prensa/ESPN Digital. –  Román González ha logrado mucho en el boxeo y al igual que Alexis Argüello, ha colocado una vez más a Nicaragua en el plano mundial del boxeo. Pero como le sucediera a su mentor, no siempre lo que es bueno para su país, necesariamente será bueno para el campeón. Especialmente cuando llegan las horas oscuras y ese sentimiento de culpa o de misión no cumplida, juega con sus emociones más profundas.

Chocolatito González está lleno de enemigos que lo quieren mucho y detractores que lo necesitan para seguir existiendo. Estos últimos aún no cayeron en la cuenta que sin Chocolatito «no existen las divisiones inferiores», mientras que los primeros son aquellos a quienes se les va la mano con las exigencias de su cariño. Eso los transforma en enemigos.

A Román González, ese detalle le agobia y no parece preparado para resistirlo. Cargar la mochila de las expectativas de toda una nación y asumirlo como una misión de vida o muerte, donde se involucra hasta la exposición propagandística del mismísimo presidente de Nicaragua, es un error terrible, inaceptable.

Nunca un boxeador exitoso puede ser transformado en una causa nacional. Es de nuevo pisar la misma piedra de Alexis, es llover sobre mojado, es caminar directamente al abismo de ojos abiertos sin tener en cuenta el pasado, sin aprender de ese pasado. Esa es la mala noticia. La buena noticia es que la perdida de rumbo de Chocolatito, tiene remedio.

Román González debe descansar por un tiempo y reflexionar. Debe darle un tiempo a sus admiradores, seguidores y detractores para que también descansen. Su fragilidad emocional requiere de manera urgente de un año sabático. Pero, cuidado, mucho cuidado. En ningún momento, bajo ningún concepto, Chocolatito debe verse o imaginarse lejos del cuadrilátero.

Y no es una utopía esa afirmación. El boxeo necesita tanto a Chocolatito como Chocolatito necesita del boxeo.

UN CAMPEON NECESARIO, UN CAMPEON INFLUYENTE

Chocolatito, no es Alexis Argüello nunca podrá igualarlo, pero lo ha superado en algo: en la influencia sobre sus iguales. Es injusto que existan tantos fanáticos cultivando el regocijo revanchista o simplemente caminando sobre los restos de una trayectoria brillante como la del nicaragüense. Hoy, la única obligación que le cabe a sus detractores es la de cultivar un eterno agradecimiento. Y es muy fácil explicar la razón para ese agradecimiento.

El éxito que pueda llegar a los pesos menores en el futuro cercano, se lo deberán exclusivamente a Chocolatito. Su gesta deportiva es algo más que una gesta, es la reivindicación de los pesos menores, a los que nunca antes nadie les dedicó tiempo, a los de las malas retribuciones, a los que no existen en el negocio del boxeo como tal. Chocolatito rompió con esa injusta ecuación y es necesario que todos se lo reconozcan. El y solo él, ha cargado sobre sus hombros la batalla de la reivindicación, que ha permitido mostrar que las 105, 108, 112 o 115 libras son más que aquello que la mayoría ignora. Chocolatito las puso en el primer lugar del Libra x Libra, las llevó al gran escenario y en otra hazaña, conquistó en la televisión de masas, el sagrado lugar de la pelea estelar en el horario estelar.

Perdió, fue noqueado, fue humillado y ello alimentó el regocijo de muchos. Se respeta, pero cuidado. El dramático KO a Chocolatito peligra transformarse en un catastrófico KO a toda la división. Y dentro de la división se encuentran esos muchos mencionados.

Necesariamente, hay que respetar y comprender su momento, ayudarlo a reflexionar y esperar que se mantenga empujando el carro de las divisiones menores. Sin él, es posible que las mismas regresen al ostracismo. O sea, la obra de Chocolatito aún no ha culminado.

¿COMO CONTINUAR?

Esa es la gran pregunta. El resultado de la triple cartelera en Carson, California, dejó un escenario desmembrado. Es la consecuencia obvia a la derrota del nicaragüense. Se esperaba su victoria y se esperaba luego que peleara contra el ganador del Cuadras-Estrada o ante el japonés Naoya Inoue. Ganó Estrada y debería enfrentar a Sor Rungvisai. Ganó Inoue y en apariencia se quedó sin rival inmediato. Perdió Cuadras y en apariencia se quedó sin rival inmediato ¿Habrá llegado el momento esperado de que – a falta de grandes desafíos – Inoue y Cuadras emigren a la división inmediata? La subida a las 118 libras sería una de las posibles consecuencias, aunque hoy no sea más que una especulación. En los súper moscas, hasta que González decida su futuro, el juego está abierto y todo puede suceder.

Una de las posibilidades que sus promotores le manejan al nicaragüense es buscar de inmediato un campeón accesible y en ese sentido, las opciones serían el monarca de la FIB, Jerwin Ancajas o el británico Khalid Yafai, campeón de la AMB. Las declaraciones de Chocolatito, han sido un tanto confusas y dejan poco en claro.

Tomando en cuenta el impacto que tuvo en la afición nicaragüense la derrota y la forma dramática en que ocurrió la derrota sufrida por su ídolo, el tema de su posible retiro es recurrente y forma parte del día a día en todos los medios. La insistencia de los medios, a su vez, calienta el clima del debate en las redes sociales transformando el recuento de los daños en una tragedia nacional sin fin.

Es evidente que, en medio de esa atmosfera, no es para nada conveniente siquiera imaginarlo a Chocolatito regresar pronto al gimnasio para preparar otra pelea de título. Tampoco es conveniente insistir con su retiro o darle crédito a esas sugerencias de que regrese a las 112 libras. El retiro es una decisión complicada y necesita mucho tiempo de reflexión. Regresar a la categoría inferior, ya no es posible, el propio ex campeón lo admitió y empujar el pésimo momento hacia adelante, podría ser algo parecido a «intentar apagar un incendio con combustible».

Ir de nuevo por un título, puede ser catastrófico. En este momento el nicaragüense carece de rivales a modo o de inferior calidad. Todos son peligrosos debido a su debilidad emocional, su falta de confianza y el convencimiento de que a su físico le cuesta soportar los golpes en esta división.

Román González, necesariamente, debe priorizar intereses. En primer lugar, someter su vida a un largo descanso. Escapar por un tiempo a la presión que es sometido por sus fanáticos y la media nicaragüense, podrían ayudarlo a ordenar su mente. Su familia y sus amigos fieles, pueden ser ese refugio que necesita para recuperar el corazón guerrero y reestablecer su confianza boxística.

Luego, perfectamente se puede mirar en el espejo de otros campeones que han pasado por situaciones parecidas, como por ejemplo Miguel Ángel Cotto. Regresar al ring, tras el descanso, sin tomar exigencias mayores de inmediato sería la opción más conveniente. Una o dos peleas de ajuste, que le permitan retomar el ritmo, serían suficientes antes de ir contra rivales peligrosos y que desean enfrentarlo. El nicaragüense seguirá siendo el oponente a vencer, nadie lo dude.

Chocolatito ha pasado por 48 guerras y ha demostrado su compromiso con el boxeo verdadero, de entrega, de coraje. Nadie puede reclamarle que no haya cumplido con aquello que exigen los fanáticos. En una nueva etapa en el boxeo, ya sabrá que la derrota será parte de las opciones y manejará su confianza sin sentir esa presión asfixiante. Se ha ganado un nombre, se ha ganado un lugar en la elite del boxeo comercial y se ha ganado el derecho a ser respetado tanto en la victoria como en la derrota. Que descanse, que tome su regreso sin presiones y que busque de nuevo los títulos cuando se sienta en condiciones físicas y emocionales de hacerlo. En una palabra, que disfrute del boxeo y por sobre todas las cosas, que siga siendo el estandarte de las divisiones menores, que mucho lo necesitan

Un comentario sobre «Chocolatito con enemigos que lo quieren y detractores que lo necesitan»

  1. VI LA PELEA DE CHOCOLATICO,CREO QUE LA PREPARACIÓN QUE TUVO CHOCOLATICO PARA ESTA PELEA NO FUE IGUAL A LA QUE TUVO EN LA PRIMERA PELEA QUE TUVO CON EL ASIÁTICO,ESTA VEZ PARECE QUE LE FALTO ALGO COMO FUERZA,LO VI SIN LA FUERZA QUE LO CARACTERIZA,

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