Prensa/CMB/Jabeando/01-02-2019.- Nacida en la Ciudad de Córdoba, Argentina, el 21 de agosto de 1951, María Elena Ayala, jamás imaginó que su vida estaría ligada a un deporte del que ni siquiera tenía conocimiento de su existencia y peor aún, que era exclusivo de los hombres: el boxeo.
Siendo hija única y viviendo únicamente con su madre María Elena, tuvo que enfrentar una infancia complicada pues aun cuando había una estrecha relación, la pequeña niña descubría que ser hija de una madre soltera tenía sus vicisitudes.
Sorteando obstáculos y decidida a no dejarse intimidar por nada ni nadie, María descubrió un mundo donde podía refugiarse y al que al paso de los años le enseñaría que los puños enfundados en unos guantes no sólo son el instrumento para tirar golpes, sino también, el consuelo, la fortaleza interna, la paz y sobre todo la creación de lazos familiares que puedes hacer con todos aquellos que cruzan la puerta de un gimnasio con una maleta llena de ilusiones.
Fanática del boxeo desde que era muy joven, María no se perdía ninguna pelea. Era una apasionada. Buscando el sustento, una extraordinaria coincidencia la llevó en el año de 1977 a conocer al gran campeón del mundo Carlos Monzón en una relación laboral que inició como eso, pero con el correr el tiempo se convirtió en una gran amistad con toda la familia Monzón.
María Elena asegura que trabajar con Monzón fue lo que cambió para siempre el rumbo de su vida, pues adentrarse de lleno en el boxeo le permitió conocer historias de personas extraordinarias que cimbraron su corazón, pues de una u otra manera se identificó con esos guerreros de los encordados, quienes sin importar las adversidades se enfundaban los guantes en busca de la victoria dentro y fuera del ring.
En este punto, María no sólo se conformó con ser una espectadora, ella quería experimentar el boxeo desde la perspectiva de un púgil, conocer desde las entrañas lo que ellos sentían y por qué para muchos de ellos, el boxeo era “su salvador”.
Fue entonces que conoció al boxeador profesional Federico Devesa, un hombre genuino que se convirtió en su entrenador, pero también en cómplice de un sueño que comenzó en 2011 y que hoy en día está más vigente que nunca, el gimnasio “Real Boxing for FD Boxing”.
Para sus fundadores era imperativo tener un lugar para esos jóvenes y niños que buscan un espacio en donde poder canalizar sus emociones, un espacio que sacará lo mejor de ellos tanto en lo físico como en lo personal y es que por desgracia María Elena conoció a muchos jóvenes que por falta de oportunidades desviaron el camino y se dejaron perder.
Con más de 150 alumnos, este gimnasio se ha convertido en su hogar, pues Federico -quien es el pilar y maestro- y María Elena se han encargado de formar una gran familia, pues cabe destacar que en este lugar se han realizado exhibiciones de boxeo amateur algunas de ellas para recaudar alimentos, medicamentos, ropa, juguetes en apoyo a las comunidades más lastimadas de Argentina.
Lo anterior rescata María Elena con el total apoyo y dirección del Licenciado Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo, organismo al que guarda profundo cariño, admiración y respeto, pues sabe que tiene la esencia de quien fue su amigo y maestro el querido Don José Sulaimán, un hombre que siempre veló por los demás y quien le dejó la enseñanza de ayudar al prójimo.
Actualmente, María Y Federico han hecho de “Real Boxing for FD Boxing” la fábrica de sueños para muchos jóvenes talentosos que buscan alcanzar la cima a través de sus puños, pero también han demostrado que el boxeo, va más allá de ser un deporte, que es una forma de vida donde creces como persona, una disciplina que te enseña valores y que sin importar las veces que caigas a la lona siempre habrá una oportunidad para levantarse y volver a empezar.