*** Este reportaje es parte de la serie de ESPN Digital, “Los kilos mortales del Boxeo y las MMA”, que investiga las exigencias físicas a las que se someten los peleadores para cumplir con el peso divisional antes de cada pelea y sus consecuencias
Por Bernardo Pilatti
Prensa/ESPN Digital/Jabeando/14-04-2019.- A lo largo de su historia el boxeo construyó una larga lista de muertes de pugilistas y una lista aún mayor de injusticias con atletas que han chocado de frente contra lo que firman en los contratos, contra los recursos con los cuales se autoprotege el sistema alrededor del boxeo profesional y sobre todo la falta de una legislación acorde a la importancia de una disciplina donde el trabajador del ring arriesga la vida y en el mejor de los casos se somete el inevitable deterioro de su salud.
Cuando muere un púgil, la primera percepción es el convencimiento de que morir es parte de los riesgos de un deporte tan peligroso. O sea, hay un culpable principal de esa muerte: el propio púgil.
EL ANÁLISIS DE NIGEL COLLINS (2013)
La segunda percepción no pone en duda lo anterior, pero agrega un componente del cual se habla poco o nada: las otras culpas, las de su entorno. Cada púgil es responsable por la profesión elegida, por lo tanto, si muere, se cumple una de las posibilidades de su destino, la peor, la indeseada. No obstante, muchas veces las circunstancias que desembocaron en esa muerte crean las condiciones para que existan otros culpables ¿Dónde están esos culpables?
Muchas veces los púgiles se debilitan en exceso para cumplir los límites de peso, lo que los deja vulnerables, les reduce los reflejos, merma su asimilación y los deja expuestos a ser dañados por sus rivales. A veces, esos pugilistas enfrentan a rivales que los superan en poder y calidad. En otras ocasiones, tentados por el dinero, arriesgan más allá de lo aconsejable.
Son muchos los ejemplos y siempre existen entrenadores que se asocian a esa ruleta rusa, hay promotores que los inducen a afrontar ese peligro, hay organizaciones de carteleras que no tienen los recursos elementales para atender una tragedia cuando ella ocurre y hay, muchas veces, autoridades en el ring sin la capacidad permanente o del momento de percibir cuando un rival no está en condiciones de seguir.
Hay, además, entre otras cosas, organizaciones que directamente avalan peleas donde claramente hay diferencias de poder entre uno y otro oponente.
¿Cómo se juzga y se condena hoy en el boxeo la responsabilidad de quienes en teoría trabajan, organizan y lucran en este negocio, cuando el protagonista de todo ese andamiaje muere luego de una pelea? ¿Cómo se juzga a quien en teoría debe tener como primera premisa en su trabajo velar por la salud de su protegido?
Esa fue la primera pregunta que ESPN Digital le realizó al abogado puertorriqueño licenciado Miguel Ortega, en una entrevista exclusiva para esta serie.
“Que un boxeador, por engaño, atente contra su propia integridad física, es causa de acción penal”
El abogado Miguel Ortega es un exintegrante de la Comisión de Boxeo Profesional de Puerto Rico y que tiempo atrás cobró notoriedad en el campo legal del deporte al asumir la representación del excampeón mundial Austin Trout, cuando demandó por $40 millones a la Organización Mundial de Boxeo (OMB), por cuatro causas distintas, todas ligadas a supuestas violaciones de la Ley de Reforma del Boxeo Muhammad Ali. Esa causa se encuentra en este momento bajo apelación en el Tribunal de Apelaciones del Primer Circuito de Boston.
Antes de responder la pregunta de ESPN Digital, Ortega nos recordó que el boxeo profesional con el transcurso de los años ha ido creando mecanismos de protección para salvaguardar la vida de sus boxeadores. “Ese cambio fundamental se inició a finales de los 80’ cuando se cambió la fecha del pesaje, con el propósito de lograr una disminución en el peso del peleador, paulatino y saludable” dijo.
“Obviamente, – prosiguió – el boxeador tiene que confiar en las personas que contrata para que lo entrenen. Recuerde que la relación entre un boxeador, su entrenador y su preparador físico, es una relación profesional muchas veces regida por disposiciones contractuales, por lo tanto, si un peleador acuerda confiar en el conocimiento de un entrenador y ese entrenador falla, en cualquier contexto del servicio que se obligó a dar, pues si entiendo que podría haber una causa de acción por parte del peleador o quien se sienta perjudicado en ese contexto”.
De acuerdo con Ortega, un tribunal de justicia podría efectivamente entablar una causa contra quien quiera que haya fallado a lo que se obligó al contratar con ese boxeador, ya sea para entrenarlo o representarlo en el sentido de conseguirle una pelea en un peso en el que tenga que hacer un esfuerzo extraordinario para llegar al límite obligatorio.
“Recuerde, este es un deporte donde de antemano es de esperar que cada boxeador realice un esfuerzo extraordinario para dar el peso reglamentario, pero no solo hay una causa de acción contra quienes se obligan a cuidar de ese boxeador, sino a quienes la ley les exige que velen por el bienestar del atleta y aquí entran las comisiones, los entes que sancionan, y para eso, tanto las comisiones de esa jurisdicción, pero los organismos también han diseñado unas medidas preventivas”.
Ortega se refirió específicamente a los pre pesajes en etapas del entrenamiento en las que se les obliga a los boxeadores lograr determinados pesos, que aseguren una transición de peso saludable y adecuada.
“No obstante, en términos de una eventual acción en daños, mi apreciación es que un boxeador que por engaño o porque quieran aprovecharse de él, lo hagan bajar a un peso inadecuado o bajar de peso en un plazo de tiempo inadecuado, yendo eso en detrimento no solo de la demostración que pueda hacer el día de la pelea, sino de su propia integridad física, pues si tendría obviamente una causa de acción”, afirmó.
“LA LEY MUHAMMAD ALI TIENE FALLAS QUE DIFICULTAN LA DEFENSA DE UN OBRERO DEL RING EN LOS TRIBUNALES”
El profesional, destacó que su cumplimiento, en Estados Unidos, está amparado bajo la ley Muhammad Ali Act, que facultó a la Associacion Boxing Comission (ABC) para establecer “unas guías que tienen que seguir las jurisdicciones territoriales, pero que, muchas veces se utilizan únicamente en peleas de campeonato mundial. No son reglamentos que deberían ser aplicables a cualquier evento que sancione una comisión en jurisdicción de los EEUU”, lamentó.
“La más básica de las diferencias es el hecho de que en las peleas no titulares, usualmente el único ente supervisor es la comisión local de donde se esté celebrando la cartelera y en las de campeonato mundial o regionales, es donde entran los organismos que sancionan (OMB-CMB-FIB-AMB)”
Curiosamente, el abogado puertorriqueño le apuntó a los organismos, al ser consultado sobre la que considere como traba principal cuando se necesita reclamar en un caso donde se ven lesionados los derechos de un boxeador.
“Cuando se necesita entablar causas de acción en foros donde realmente se ventile de manera objetiva la reclamación del boxeador, el obstáculo mayor que hasta el momento yo encuentro, es que los organismos han diseñado muy bien en sus propias reglas, reglamentos mediante cláusulas de arbitraje en contratos en que los boxeadores no negocian”, subrayó. “Cuando alguien se hace socio de la OMB o el CMB, cualquier boxeador, entrenador que así lo haga no tiene capacidad de negociar y debe someterse – como en el caso de la OMB – a un arbitraje dentro de la propia organización en un procedimiento donde es el propio presidente quien nombra al comité que analizará la reclamación”.
De acuerdo con Ortega, “esa regla es efectiva en disputas entre boxeadores o entre boxeadores y manejadores o entre boxeadores y promotores, pero no son adecuadas al boxeador cuando están los organismos envueltos, o sea en las peleas de titulo mundial que son las que mas trascendencia tienen y más repercusión alcanzan en la carrera del peleador”
“Necesariamente, – prosiguió – hay que requerirle un standard de eficiencia a estos organismos, no solo en la supervisión de las peleas de campeonato sino en las herramientas que pudieran darle a los boxeadores, cuando ellos den a entender que le han sido violados sus derechos.»
«¿Qué posibilidad puede tener un boxeador, que alegue, por ejemplo, que uno de los organismos violó la Ley Muhammad Ali cuando tiene que someterse, como único recurso, a una vista de arbitraje donde el panel lo nombra el propio organismo?, se preguntó.
Miguel Ortega aclaró que cada organismo ya tiene su sistema de agravios como lo exige la ABC. Lo que entiende está faltando, sin embargo, es de medidas dentro de esos sistemas de agravios que permitan en, situaciones específicas, que el boxeador no tenga que recurrir a ese foro y pueda entablar su acción directamente ante una corte de justicia.
“La ley Muhammad Ali, por ejemplo, tiene una causa de acción privada para el boxeador, que puede entablar en las cortes estatales o federales de los EEUU. No obstante, el gran problema con esa ley ha sido la manera en que se ha ejecutado, se supone que la ABC sea un ente que centralice las disposiciones que rijan el boxeo en territorio estadounidense, pero no es así y habría unas cosas sobre las cuales las comisiones no tienen injerencia o están directamente enfrentadas en su interpretación o ejecución. Falta, ciertamente, mucha uniformidad entre comisiones”, dijo
Otro de los problemas usuales abordados con el abogado Ortega fueron los derechos del boxeador extranjero cuando pelea en Estados Unidos. También en este caso, litigar puede resultar infructuoso.
“En términos de cómo puede un boxeador hacer valer sus derechos, no hay otra manera que llevándolo a tribunal de justicia y en el caso de estos obreros del ring van a depender de que, o se les lleve el caso por contingencia o que tengan un abogado que obviamente esté identificado con su causa y pueda hacerlo gratuitamente. Pero, teniendo en cuenta que estos pugilistas suelen pelear por bolsas inferiores, que pasan tantas vicisitudes para poder trabajar, es muy difícil que tengan los recursos económicos para poder llevar una causa de acción bajo la Ley Muhammad Ali ante cualquier tribunal.”, expresó.
LAS CONSECUENCIAS DEL CASO JOEY GAMACHE VS. ARTURO GATTI
En una acertada columna, publicada el 15 de octubre de 2013, sobre los abusos en las diferencias de peso, Nigel Collins de ESPN recordó que “en el año 2000, Arturo Gatti subió 19 libras tras el pesaje para su pelea contra Joey Gamache. Gatti aplastó a Gamache en el segundo round, enviándolo al hospital y terminando con su carrera.”
¿Qué ocurre en caso donde un rival llega con un notorio exceso de peso, como ocurrió en esa pelea que determinó un largo juicio en los tribunales?, le preguntamos al experto.
“El caso Gamache-Gatti fue una causa de acción en daños, previa a ley Alí. Mi mejor recuerdo fue que en el 2010 la causa de acción fue desestimada porque el tribunal encontró que Gamache no pudo establecer que la diferencia en peso con Gatti fuera de tal magnitud que fue lo que incidió en el desenlace del combate”, dijo. “Yo vi ese combate y obviamente la diferencia en peso y de físico era evidente, pero en toda la realidad que uno ve fuera de un tribunal, no es lo mismo que uno pueda probarla o no como cuestión de derecho y ahí es donde radica la dificultad sobre todo para los boxeadores que puedan contratar los servicios de un abogado que los representara adecuadamente en situaciones que se tornan litigios complejos».
El mismo articulo de Collins, cita situaciones escandalosas aceptadas y permitidas en peleas de alto perfil, como lo fue la pelea de septiembre de 2009 donde, “mediante un pago de $600,000 para evitar perder las dos libras requeridas para dar el peso estipulado, Floyd Mayweather Jr. protagonizó el caso más indignante de pague-por-pesar para su pelea ante Juan Manuel Márquez”.
O el caso de Oscar de la Hoya, que “se mermó para dar el peso previo a su pelea contra Manny Pacquiao y su esfuerzo de rehidratación falló. Él solamente recuperó dos libras y fue vapuleado en una humillante derrota”.
Ante ejemplos como el de De la Hoya, al abogado Ortega le preguntamos si, ¿El hecho de que una persona atente contra su propia vida por una retribución también no cae en el límite de la ilegalidad? Su respuesta, induce a creer que también en este aspecto existe una preocupante falla en el sistema de control.
“Es una buena pregunta, y en entera humildad tendré que contestarle que no, no es ilegal, porque trabajos peligrosos hay muchos, además de boxeador, el piloto de guerra, el piloto comercial, el buzo comercial, hay infinidad de trabajos donde la persona arriesga su vida y puede aceptarlo bajo su cuenta y riesgo”.
“Ahora, habiéndole dicho eso – aclaró – es responsabilidad de las autoridades de los organismos asegurarse que si bien las personas tienen el libre albedrío de contratar y ganarse la vida como quieran, tienen que hacerlo dentro de un entorno seguro y eso implica que debe hacer un peso de manera saludable, que tiene que pelear en categorías en las que pueda hacer el peso y que una vez haya un patrón marcado de derrotas seguidas, tienen que entrar las suspensiones automáticas”, sostuvo finalmente.