“La intención era que Murata se moviera más que en el primer combate, pero también que lanzara más golpes y que no echara el cuerpo hacia atrás. Las cosas se hicieron al pie de la letra y se consiguió una victoria por nocaut”, prosiguió el jefe de esquina del japonés.
Como él mismo cuenta, Akihito Honda, promotor nipón de fama mundial, le dio la oportunidad y el venezolano se ha encargado de aprovecharla: “Hace dos años el señor Honda me dio el chance de venir a Japón. Lo hice con mi esposa y mi hijo y he trabajado para conseguir esto. Hicimos un buen trabajo con Murata, también he trabajado con otros peleadores y con mi hermano Jorge, quien pronto volverá al ring”.
La Tierra del Sol Naciente no es un país al que se le haga difícil adaptarse. Ya había vivido ahí por seis años cuando fue boxeador y regresar solo fue una segunda oportunidad para destacar en el deporte que ama, pero desde otro rol.
Ahora, Linares quiere ser parte de la historia del boxeo venezolano y forjar su camino. “Tenemos mucho talento en Venezuela. Hay relevo entre los entrenadores. Siempre admiré a Jorge Zerpa, quien fue mi entrenador y ahora nos toca dar el paso. No solo soy yo, también está Hector Manzanilla y otros grandes talentos en el país que estamos listos para formar y perfeccionar el talento de los peleadores”.
El campeonato de Murata es el primer gran logro para carrera de Linares, que recién comienza y que tiene el objetivo de conseguir grandes cosas en el boxeo mundial.