La historia del boxeo: poder y pugilato

PARTE 9/10

Por: Dr. Arnoldo J. Loaiza G. PhD

Maracaibo/Jabeando/28-07-2019.- Prosiguiendo con la saga titulada “La historia del boxeo: poder y pugilato”, la cual tiene como propósito analizar el acercamiento que algunos líderes y gobernantes tuvieron hacia ciertos boxeadores famosos, con el fin de aprovechar su popularidad, para arrastrar a las masas y mejorar su posicionamiento político. Hasta el momento se han realizado ocho entregas, entre las que cuentan; la cercanía que tuvo Adolfo Hitler con Max Schmeling en Alemania, Benito Mussolini hacia Primo Carnera en Italia, Juan Domingo Perón con Pascual Pérez en Argentina, La Nación Islámica, Robert Kennedy, Jimmy Carter y Ronald Reagan con Cassius Clay. Muhammad Ali en los Estados Unidos, Omar Torrijos con Roberto “Mano de Piedra” Durán en Panamá, Fidel Castro con Teófilo Stevenson en Cuba, Anastasio Somoza, Edén Pastora y Daniel Ortega con Alexis Argüello en Nicaragua, Misael Pastrana Borrero y Andrés Pastrana con Antonio Cervantes Reyes, “Kid Pambelé” en Colombia correspondiéndole el turno esta vez a Carlos Salinas de Gortari, Francisco Labastida y Enrique Peña Nieto con Julio César Chávez en México.

NACIMIENTO, INFANCIA Y ADOLESCENCIA

Julio César Chávez, nació coincidencialmente como su nombre lo indica, un 12 de julio de 1962, por accidente, en la casa de su tío Ernesto, en Ciudad Obregón, Sonora y se crio en Culiacán, Sinaloa. Hijo de Isabel González, dedicada a los oficios del hogar y de Rodolfo Chávez, un empleado del ferrocarril, de pocas palabras, pleitista constante en cantinas, de quien heredó la pelea callejera, lo guapetón de barrio y la dura pegada. Fue el cuarto de 11 hijos procreados por sus padres. Tuvo 3 hermanas y 7 hermanos, quienes le apodaron “el Cacho”, porque al momento de nacer su mamá lo llamó “mi cachito”.

Su niñez se desarrolló en medio de la precariedad económica, con muchas carencias materiales y entre el ambiente de los vagones de los ferrocarriles. Desde muy chico trabajó vendiendo periódicos, limpiaba vidrios y zapatos en la calle, ganando algunos pesitos que se los entregaba completos a su amada madre para que resolviera. En su casa, ciertas veces no había para comer, por lo que su padre recurría constantemente a quitar dinero prestado, para calmar el hambre de la familia.

Luego de varios cambios de ciudad por motivos del trabajo de su padre, la familia se estableció definitivamente en Sinaloa, Culiacán, donde no teniendo casa para vivir, deciden ocupar un vagón del ferrocarril que su madre lo transforma de mugriento y con mal olor, en una decente casa familiar. En plena adolescencia, JC prometió a su madre que a través del boxeo le daría una buena casa y mejor vida a la familia, para que ella dejara de lavar y planchar ajeno.

EL GUSANITO POR EL BOXEO

Enfrente a los vagones de los ferrocarriles, vivía un vecino llamado Don Nica, quien se dedicaba al alquiler de bicicletas. Este personaje, durante las noches sacaba unos guantes de boxeo y con los niños organizados en círculo, promocionaba pleitos callejeros controlados. En ese espacio nació el gusanito por el boxeo. El mismo Don Nica, seleccionaba las parejas de chicos que debían disputar. JC y su hermano mayor eran frecuentes curiosos observadores, hasta que cierto día, Don Nica se dirigió a JC y le dijo… ”¡Órale, sigues tú!” En ese preciso instante, JC se volteó a mirar a su hermano mayor. No por miedo, sino buscando su aprobación. Posteriormente saltó al ruedo siendo esa la primera vez que “el Cacho” boxeaba.

JC, tenía mucha energía, practicaba béisbol y fútbol en la calle con sus amigos. Se la mantenía sudado por el continuo desgaste de energía. Era delgado, pero con musculatura bien definida para su edad. Su contendor era mucho más robusto, más alto, de brazos más largos y lo superaba en aproximadamente 2 años. Sin embargo, esto no le amilanó. JC lanzó en ese momento golpes de derecha e izquierda. No le importaban los puños recibidos, solo se preocupaba de conectar los suyos con una determinación que siempre mantuvo por acabar los combates. Así estuvieron por aproximadamente 5 minutos, hasta que el gordito dejó de lanzar golpes y Don Nica detuvo la contienda. Ese fue su primer triunfo no oficial.

JC estudió en la escuela Félix Castro, ubicada en el barrio palmito, próximo a su casa, con fama de bravo. Las peleas callejeras eran frecuentes porque se trataba de sobrevivir entre otros chicos en rudas condiciones. En la escuela, sus compañeros de clase y de otros salones, constantemente le hacían Bullying debido a su baja estatura, le pegaban en la cabeza llamándolo “chaparro”. No obstante la inteligencia de JC, la directora no lo soportaba, ya que constantemente recibía quejas por haberse encontrado responsable de haber iniciado un pleito con un compañero. Cuando le llamaban a su madre o a su hermano mayor para que lo retirara, de regreso a casa respondía; me buscó pelea, me molestó y “no me voy a dejar”.

BOXEO AFICIONADO

JC, a los 12 años ya asistía a las peleas que hacia su hermano Rodolfo como boxeador profesional en el parque Revolución. Para no pagar la entrada, entraba “colado” llevando la mochila de su hermano entre sus manos y observaba detenidamente los combates desde un sitio privilegiado.

Formalmente se subió a un ring a la edad de 16 años. Participaba en los torneos inter barrios organizados por el profesor Jesús Acosta Barrera, convirtiéndose más tarde en campeón municipal de los guantes de oro. Durante el año 1979 representó a Sinaloa en un torneo pautado en Ciudad de México, perdiendo ante Juan Ávila en un combate en el que según afirma el propio JC, estuvo amañado por los jueces que le arrebataron el triunfo. Esa decisión localista lo defraudó e hizo que abandonara las doce cuerdas del mundo amateur con tan solo apenas 14 peleas disputadas, pidiendo a su entrenador, el zurdo Félix, que lo promoviera al profesionalismo. Coincidencialmente durante ese campeonato escenificado en el Distrito Federal, su paisano, Kid Azteca, campeón nacional del peso Walter durante 17 años consecutivos, vio lanzar sus puños y personalmente le presagió un gran porvenir en el mundo del ensogado. Ese encuentro con éste personaje, sería su confirmación pugilística.

INICIO EN EL BOXEO PROFESIONAL

Su debut profesional se muestra algo confuso; según su hermano Rodolfo, su inicio lo hizo en el año 1980 contra un boxeador llamado Andrés Félix, apodado “el Virolo”, quien poseía mucha experiencia, era más alto y muy difícil dada la situación de novato de JC. Ese combate fue feroz. Ambos púgiles salieron a darlo todo por el todo. La decisión recayó unánimemente sobre JC por la vía de los puntos. Box Rec (2019), reseña que JC comenzó a boxear en el año 1981 contra el también principiante Bobby Fernández, en Culiacán, ganándole por nocaut.

ESTILO DE BOXEO

JC se paraba de guardia derecha. Excepcional pegada, predilección por lanzar su fuerte gancho al hígado de su oponente. Fajador, constante acoso a sus rivales, de fuerte mandíbula de acero, considerada una de las tres más consistentes en la historia del boxeo profesional. Con un extraordinario movimiento de cintura para pasar los golpes.

FAMILIA DE BOXEADORES

La familia Chávez, según relata su hermano mayor Rodolfo (2018), fue cuna de boxeadores. Él mismo, tuvo un record de 9 peleas oficiales, 3 ganadas, 2 nocauts, 6 perdidas, 3 por la vía rápida y 0 empate. Otro de sus hermanos, Rafael Chávez (a) “el Borrego”, afirma su precitado hermano, tuvo un record profesional de 47 peleas 41 triunfos, 6 derrotas, 0 empates. Con 37 nocauts. Mientras que para Box Rec (2019), “el Borrego”, apenas combatió 11 veces de por vida, obteniendo 9 victorias, 8 por nocaut y 2 derrotas, de la cual 1 por la vía rápida.

BOXEAR A ESPALDAS DE SUS PADRES

Tanto Rodolfo, como “el Borrego”, boxeaban a escondidas para que sus padres no se enteraran. Lo mismo hacia JC en el mismo gimnasio, pero en horario diferente como aficionado. Su madre desaprobaba el boxeo como deporte por temor a que les hicieran daño a sus hijos. Aspiraba verlos graduados profesionalmente. Hacia esfuerzos por inscribirlos en colegios privados para que destacaran, pero al poco tiempo, tenían que abandonar la escuela, porque no les permitían la entrada, debido al incumplimiento de pago. La familia carecía de recursos económicos para costear los estudios.

LA TRAICIÓN DE LOS PRIMEROS PROMOTORES

Los hermanos Chávez, en sus inicios en el mundo de las narices chatas, muchas veces fueron engañados por sus promotores, quienes prometían una bolsa determinada y terminaban justificando que el espectáculo estuvo flojo de taquilla y solo alcanzó para pagarles la cena durante esa noche.

COINCIDENCIAS

En una oportunidad, en Navajoa, por primera vez pelearon los tres hermanos juntos en la misma cartelera boxística, “el Borrego” a 10 rounds, Rodolfo a 10 vueltas y JC a 6 asaltos. Llegaron a hospedarse juntos en el mismo hotel económico, pero con unas habitaciones que superaban las incomodas condiciones de su propia vivienda. Durante esos días comieron muy diferente a la dieta casera, que siempre era con base a frijoles y arroz. Los Chávez eran tres gallos de pelea de la misma sangre y a la gente le gustaba apoyar sus combates.

En Culiacán también les apreciaban. Eran peleadores estrellas a nivel local. Salían en la revista “The Ring”, la cual siempre leían con el propósito de ver si estaban rankeados para optar por un campeonato mundial.

PRIMERA PELEA POR EL CAMPEONATO MUNDIAL

Después de 48 peleas invicto en el boxeo rentado desde el año 1981 hasta 1984, a JC por fin se le abrieron las puertas para tener la oportunidad de disputar su primer campeonato mundial ese mismo año, contra su compatriota Mario “Azabache” Martínez, por el título Súper Pluma vacante, en un evento patrocinado por el Consejo Mundial de Boxeo CMB, combate que disputó y ganó por nocaut, en el Olimpic Auditorium de Los Ángeles.

PASAJES DEL COMBATE

Posterior a esa pelea y ceñirse el cinturón de campeón, JC tuvo una formidable trayectoria con una seguidilla de 10 años invicto, con un palmarés de 46 combates, de los cuales ganó 45, 33 por la vía del nocaut y empató una vez, hasta perder la corona por decisión en enero del año 1994, ante el estadounidense Frankie Randall, quien traía una foja de 48 combates ganados, 2 derrotas y 1 empate. La pelea se realizó en el MGM Grand, Las Vegas. Para esa ocasión Randall era considerado como el boxeador con el mejor jab del momento. Se convirtió en el primer púgil en derribar a JC en su carrera profesional. Coincidencialmente, JC culpó de su derrota al árbitro Richard Steel, el mismo que detendría pelea contra Tylor, ya que éste le había quitado técnicamente dos puntos ante los árbitros, por lanzar varios golpes bajos a su opositor, los cuales marcaron la diferencia a la hora de decidir en las papeletas.

PASAJE DE ESA PELEA

RECUPERACIÓN DE LA CORONA MUNDIAL

En Mayo de ese mismo año 1994, Frankie Randall le dio la revancha y JC logra recuperar la corona Súper Pluma del Consejo Mundial de boxeo CMB, en una pelea ganada por decisión dividida, durante un recio careo escenificado en el mismo lugar donde lo perdería con anterioridad.

DEFENSA DEL CINTURÓN CONTRA UN BOXEADOR DE LUJO Y EN ASCENSO

Luego de seis defensas exitosas de la corona, de las cuales cuatro por nocaut, en el mes de junio de 1996 se enfrentó al invicto en 24 peleas, el chicano Oscar De La Hoya (a) “Golden Boy”, quien apenas tenía 23 años de edad y venia de ser el único boxeador norteamericano medalla de oro en los juegos olímpicos de Barcelona. De La Hoya era el ídolo de la afición hispano americana, lo adoraban como a un tótem. Para ese combate JC tenía aproximadamente 15 años montado en el cuadrilátero, acusaba 34 años de edad, ya estaba para retirarse, se quejaba de dolores en sus brazos y rodillas, sabía muy bien que sus mejores tiempos habían pasado. Se dijo a sí mismo, “pelearé con Oscar por un montón de plata, y luego me retiro”.

El combate se escenificó, en el Caesars Palace, en Las Vegas. Para esa ocasión, JC vistió un pantalón blanco; con una banda ancha y roja en la cintura, con bordes laterales verdes, verticales en la parte externa de sus piernas, simbolizando los colores patrios mexicanos. Por su parte “el Golden Boy”, lució lo que su alma sentía como chicano; mitad de su pantalón tenia los colores norteamericanos, fondo azul, con estrellas blancas y rayas rojas. En el lado de su corazón lucia; mitad totalmente blanca, con la bandera mexicana estampada que sobresalía en su muslo.

De La Hoya era 10 años menor, con un estilo de boxeo estilista, prefirió pelear desde afuera haciendo gala de su juventud, con rapidez en las manos y piernas. Apenas transcurrían varios segundos del primer asalto, cuando le partió la ceja izquierda a JC con un derechazo, reabriendo una herida producida durante los entrenamientos en vísperas al combate. Durante el primer round, el rostro de JC, en su parte izquierda lucia ensangrentado, por lo que el referí detuvo el combate faltando casi un minuto para culminar esa vuelta, llamó al medicó de la comisión y solicitó el respectivo chequeo. El especialista revisó a JC y autorizó la prosecución del careo.

El round 2 continuó con un De La Hoya lanzando rápidas metrallas de jabs de izquierda y golpes de derecha, proponiendo la pelea con mucho movimiento y un JC más pausado, esperándolo siempre con su guardia arriba y aprovechando para contragolpear. Hubo un momento en que De La Hoya conectó una serie de golpes y JC lo retó, haciendo gestos con sus dos guantes cerca de su pecho, provocándolo para que se le echara encima, demostrando que no tenía temor.

Para el round 3 y 4, cambiaron las cosas, siguió el intercambio parejo de puños, De La Hoya mantenía la distancia con su veloz jab de izquierda, pero con JC proponiendo pelea en algunos instantes. Hubo un momento en el 4 round donde JC se abalanzó a castigar y el chicano lo mantuvo a raya con su mano izquierda colocada encima fija de su cabeza. Esto incomodó al mexicano, quien abrió sus brazos en señal de pedirle pelea a su rival. Continuaba el cuarto asalto, cuando la ceja de JC sangraba profusamente, obligando al réferi a detener nuevamente el combate para solicitar la intervención del médico, quien en conjunto con el réferi decretaron la victoria del chicano por nocaut técnico. Posteriormente JC se defendió racionalizando que ese combate no lo ganó el “Golden Boy”, sino que la causante de la mala hora, fue la herida sufrida. Por ese combate, JC cobró diez millones de dólares.

PASAJE DE ESA PELEA

INTENTOS POR RECUPERAR EL CINTURÓN UNIVERSAL

Luego de tres triunfos al hilo entre los años 1996 y 1997, al año siguiente JC obtuvo de nuevo la oportunidad para competir por el título vacante del Consejo Mundial de Boxeo CMB, en la categoría Súper Pluma, esta vez ante el oponente Miguel Ángel González, con quien empató en la Monumental Plaza de Toros de Ciudad de México.

A esas alturas de su vida deportiva, en junio del año 1998 con 103 combates a cuestas, de los cuales 99 ganados, 2 perdidos y 2 empates, se enfrentó y triunfó sobre el norteamericano “la Cobra”, Ken Sigurani, en una pelea escenificada en el Foxwoods Resort, Mashantucket.

Seguidamente, JC subió de peso para convertirse en retador inmediato de Oscar De La Hoya y aspirar a destronarlo como campeón del Consejo Mundial de Boxeo CMB, en la categoría Walter. La pelea se desarrolló en septiembre de 1998 en el Thomas & Mack Center, Las Vegas. Esta vez De La Hoya contaba con mayor experiencia, tenía 25 años de edad y decidió enfrentarse cara a cara con la leyenda, ganando nuevamente por nocaut técnico, ya que JC no salió para el noveno round. Se mostraba muy golpeado, se quejaba de un dolor en las costillas y sangraba por un labio partido.

PASAJE DEL COMBATE

Seguidamente, JC peleó cuatro veces más entre los años 1998 y 1999, ganando tres combates por la vía rápida del nocaut y perdiendo uno por decisión, hasta obtener una nueva oportunidad en julio del año 2000 para convertirse en campeón esta vez del título Súper Ligero ante el ruso australiano Kostya Tszyu (a) “Thunder from Down Under”, quien traía un record de 25 peleas, 24 ganadas y 1 derrota. Este combate lo perdió por nocaut, en el Veteran’s Memorial Coliseum, en Phoenix, siendo esa la última oportunidad para coronarse campeón.

PASAJE DE ESA PELEA

JC, posteriormente combatió en 5 ocasiones más, entre los años 2001 hasta septiembre del año 2005, ganando 4 peleas y perdiendo la última por nocaut técnico, cuando su esquina le sugirió abandonar en el entretiempo del cuarto y quinto round, contra Grover Wiley, en la America West Arena, Phoenix, el hangar de un aeropuerto habilitado como coliseo deportivo. En esta oportunidad, JC atribuyó su derrota a una lesión en su mano derecha. Después de ese combate, le comunicó a su apoderado, para el momento Bob Arum, que no seguiría en el mundo del ensogado.

ANÉCDOTAS SIGNIFICATIVAS

No siempre la campana salva: El 4 de marzo de 1981, JC combatió contra Miguel Ruiz en Culiacán, en lo que sería su décimo segunda pelea. Culminando el primer round, Chávez lanzó una mano que noqueó a Ruiz. El golpe impactó justo en el mismo instante cuando sonó la campana. El Sinaloense fue amonestado por conducta antideportiva y se declaró ganador a Ruiz en una controvertida descalificación. Al día siguiente, su manager, Ramón Félix, quien también era miembro de la Comisión de Boxeo de Culiacán, apeló, llevó el reclamo a una mesa técnica y logró revertir la decisión a favor de su pupilo.

EL CORAJE DE CHÁVEZ

JC, tenía un hermano mayor también boxeador llamado Rodolfo Chávez, que le hacía de sparring, disputando casi 100 combates en el boxeo, entre aficionado y profesional. Había perdido contra un recio pegador llamado Ramón Avitia. Coinciencialmente, a JC le comunicó su primer entrenador el zurdo Félix, diciéndole que se había presentado la oportunidad para vengar a su hermano en una pelea pautada para mayo de 1984. Ante esta propuesta, Rodolfo se negó, ya que siendo sparring de JC, sentía y calibraba su pegada, lo consentía a la hora de contra atacar y consideraba que no era un fuera de serie. La respuesta de JC no se hizo esperar y respondió, “No, no, no, échamelo zurdo, le voy a dar en la madre a ese cabrón”. Su hermano relata que JC era un boxeador “de mucho carácter que no le tenía miedo a nada ni, a nadie…”. La pelea se escenificó en Culiacán, en el estadio Ángel Flores. Desde el primer round JC salió como un perro rabioso cuando le quitan la cadena para morder. Ambos boxeadores se dieron con todo en medio de la algarabía de los fanáticos que aupaban a sus pupilos. En el cuadrilátero se escuchaban los golpes de ambos como si le pegaran a una res con un bate de béisbol. Amplificados se oían los gemidos de esfuerzo que se intercambiaban de esquina a esquina. Al llegar al sexto asalto, JC lo tiró a la lona, dejándolo nocaut por más de un minuto hasta recuperarse. A partir de ese evento, logró cambiar la percepción de su hermano, quien se dijo a si mismo, que algo grande se traía su carnal JC entre sus manos, dejando de considerarlo como un boxeador más del montón.

LA VIDA CAMBIA PARA BIEN

Para el mes de julio del año 1981 JC ya contaba con 20 triunfos en seguidilla. Comenzaba a proyectarse su fama y se había ganado el respeto de la afición a punta de puños. Para esa fecha el boxeo se había convertido en su pasión, salía constantemente en toda la prensa televisiva, radial y escrita. Le llovían las mujeres que se fijaban en su figura estelar, se vestía como un playboy, siempre estaba estrenando ropa, perfumes, con lentes de sol. Su vida había dado un vertiginoso giro. Como buen hijo, siempre colaboraba económicamente en su casa con la familia.

Por estrategia de mercado se mudó a Tijuana, donde lo adoptaron como su hijo predilecto. Allá llegó invitado de la mano del promotor Don Esteban Virgen, quien le ofreció mayores ventajas económicas, alimentación, vivienda y mejores comodidades para entrenar. No obstante esto, la distancia física mantuvo alejado a JC de su familia la cual extrañaba. No había manera de conversar puesto que en su casa no había teléfono. Por las noches se acostaba con lágrimas en los ojos extrañando las pláticas y juegos con sus hermanos. Por milagro se encontró con la esposa del promotor, una señora muy devota católica que sirvió de modelo para que JC asistiera a la iglesia reencontrándose con Dios, quien le sirvió de cobijo para soportar la soledad. Durante esas visitas a la iglesia, hizo la primera comunión a los 20 años.

Más adelante se logró pautar una pelea contra Jerry Lewis, con la cual se metió en el bolsillo a la afición norteamericana, ganándole por nocaut en la séptima vuelta. Ese combate cambió la historia, y con el dinero devengado, pudo ampliar la casa de su madre al gusto de ésta, llenándola de felicidad. Por fin su progenitora dejaría de lavar y planchar ajeno.

La situación de JC como prospecto, jamás hizo que se le subieran los humos a la cabeza. Siempre mantuvo un bajo perfil. Se mostraba un chico respetuoso y muy humilde de carácter entre las personas que frecuentaba.

LA VIDA DA MUCHAS VUELTAS

JC, trabajó como vendedor de periódicos, lustraba zapatos y limpiaba vidrios de los carros. Muchos que le sacaron el cuerpo para que no les puliera el vidrio de sus autos, años más tarde andaban detrás de él para tomarse una fotografía o les firmara un autógrafo.

EL ESCENARIO PERFECTO PARA UN GLADIADOR

En abril del año 1987 se pautó una pelea por la octava defensa del título mundial súper pluma del Consejo Mundial de Boxeo CMB, contra el brasileño Francisco Tomás Da Cruz, quien traía una foja de 27 peleas ganadas y 1 derrota. El escenario escogido para realizar el combate fue en Francia, en la ciudad de Nimes, en un antiguo coliseo romano. JC, el gladiador, defendería su corona justo en un escenario ideal, adaptado a su medida de campeón. Ese combate lo ganó fácilmente por nocaut en el tercer round.

LA HISTORIA DE LA CINTA EN LA CABEZA DE JULIO CESAR CHÁVEZ Y DE SU EQUIPO

Seguramente los fanáticos que siguieron la trayectoria de éste púgil, habrán notado que éste y su equipo, así como otros fans, llevaban en su cabeza una cinta roja. La idea nació cuando se presentó la oportunidad de enfrentar al boricua Edwin “Chapo” Rosario, en noviembre de 1987 en Las Vegas Hilton, Outdoor Arena, Las Vegas. Se dice que la mamá de Rosario era experta haciendo brujerías y tenía la fotografía de JC congelada en una cubeta con hielo, para que subiera “engarrotado” al ring, permitiendo que Rosario le pegara. El equipo de JC preparó una contra, que consistía en la cinta anteriormente descrita colocada sobre la cabeza. El detalle era que JC debería subir al ring con ella puesta, pero la idea le parecía ridícula, hasta que accedió, porque le dijeron que Rosario se asustaría al verla. La cinta le serviría de amuleto durante el resto de su carrera boxística, hasta que se convirtió en un objeto por el que le pagaban sus promotores al ponérsela.

EL QUE DA EN ABUNDANCIA, BUENOS FRUTOS RECOGE

Cuando JC era un boxeador rankeado y aclamado por su fama mundial, conoció en el gimnasio a Oscar De La Hoya, considerado un prospecto emergente con raíces humildes mexicanas. Se entrenaban juntos. Chávez sabía que Oscar necesitaba ayuda porque económicamente la estaba pasando muy dura. Apenas era un muchacho. Cierto día lo invitó a cenar y posteriormente le regaló 400 dólares. Luego diría, “si De La Hoya no hubiera peleado conmigo, hoy no sería reconocido”.

SIEMPRE INVOLUCRADO EN PELEAS CONTROVERTIDAS

En marzo de 1990, JC se enfrentó al norteamericano Meldrick Tylor, quien traía un palmarés de invicto con 24 combates ganados y 1 empate. Durante esa velada realizada en el Hotel Hilton en las Vegas, se disputarían los títulos de los Pesos Ligeros del Consejo Mundial de Boxeo CMB y de la Federación Internacional de Boxeo FIB. La pelea fue sensacional y controversial, porque JC estaba perdiendo en las papeletas. En el último round provocó a Tylor, quien aceptó enfrascarse en un toma y dame equivocando el ritmo de pelea, ya que el azteca era un zorro en el careo adentro, superándolo en pegada y experiencia. Faltando 16 segundos Tylor cogió una mano que lo llevó a la lona, seguidamente el árbitro Richard Steele iniciaba el conteo, mientras que Tylor se levantó a la cuenta de seis. En el ínterin, el réferi le preguntó dos veces ¿estás bien? En paralelo, desde la esquina de Tylor, su entrenador, el veterano Lou Duva de origen ítalo americano y preparador de 19 campeones mundiales, le indicaba que apenas faltaban 5 segundos, que resistiera. Atender las indicaciones de Duva, distrajo a Tylor, quien no respondió a la pregunta del réferi. Inmediatamente el juez detuvo el combate dando ganador al azteca, cuando apenas restaban 2 segundos para dar el campanazo.

Súbitamente de esa decisión estalló la locura en la arena. Los partidarios de Tylor alegaron trampa, ya que faltaban pocos segundo para terminar un combate prácticamente metido en el bolsillo. Los fanáticos del mexicano apreciaron justa la decisión. El árbitro Steel, justificó su decisión expresando que él no era el time keeper, que su tarea era vigilar por las condiciones del boxeador y consideró que su decisión fue la correcta como medida de protección. Detuvo el combate por el exceso de golpes que Tylor había recibido. Posteriormente los análisis médicos arrojaron que Tylor manifestaba severas lesiones en los huesos faciales y tenía un exceso de sangre en su orina. Años más tarde, en 1994 JC le concedió la revancha a Tylor, fulminándolo en 8 rounds.

PASAJE DEL PRIMER COMBATE

UN HOMBRE DE RÉCORDS

Considerando las referencias oficiales de Box Rec, JC estuvo durante 13 años sin perder combate alguno. Si se considera la referencia hecha por su hermano Rodolfo, acerca de la fecha de su inicio como boxeador, éste permaneció 14 años invicto en el ring, record muy difícil de superar por cualquier boxeador.

Aparte, JC tiene el récord Guinness, como el único boxeador en la historia con 37 peleas por campeonato mundial. Puro orgullo mexicano.

CASI NO SE PRODUCE EL RÉCORD

La pelea entre JC y Haugen, dejó un record de asistencia difícil de igualar. Sin embargo el evento casi no se produce debido a que en una primera instancia se pensó en el palacio de los deportes, en El Toreo o en la Plaza de toros del Distrito Federal. Sin embargo cuando Don King propuso traer una cartelera selecta que incluía a Azumah Nelson, Terris Norris, Félix “Tito” Trinidad y a Gabriel Ruelas, el evento adquirió otras dimensiones de programa universal, al pautarse durante esa cartelera la disputa de 4 títulos mundiales. Por ese motivo se lanzó la idea de hacer el evento en el estadio Azteca, el cual jamás se había llenado, considerándose un gran reto.

Por otro lado, las ambiciones de todas las partes que estaban involucradas, entre ellas radio, prensa, televisión, promotores, entre otros, tenían puntos de vistas encontrados. Cada quien quería su buena tajada y cuidaba sus intereses. Se llegó al colmo de gritos, ofensas y la negociación se trancó. Todo apuntaba a que no habría espectáculo. Luego de superar varios escollos, por último, se disputaba el lugar del evento, el cual tenía un costo de cien mil dólares. Para esa oportunidad, Don King era el dueño de un casino en las Vegas y cómodamente pudo haberse llevado la cartelera boxística hasta allá, sin embargo también estaba en juego los intereses de los empresarios mexicanos y la conveniencia de King de no arriesgar en su país.

De repente entre las partes surgió la voz iluminada del Presidente del Consejo Mundial de Boxeo CMB, José Sulaimán Changón, quien era una de las cabezas negociadoras, al notar que las partes no se ponían de acuerdo exclamó. “¿Qué les parece si solucionamos esto a la mexicana?” Don King, curioso preguntó “¿de qué se trata eso?” “¡Vamos a solucionar esto con un volado¡” (lanzar la moneda y decidir cara o cruz). Para sorpresa de todos, Don King, accedió. También lo hizo Emilio Diez. Se dio inicio al ritual, se sacó la moneda. Sulaimán le propuso a Don King que escogiera entre cara o sol. Don King respondió, “Águila como México”. Se lanzó la moneda y cayó sol. En ese instante a Don King se le pusieron los cabellos más eléctricos que de costumbre, no obstante, cedió los cien mil dólares y gracias a esa intervención se produjo el record mundial de asistencia a un evento clase mundial de boxeo. Acudieron al llamado de esa cartelera 132. 247 fanáticos, dejando bien claro, que fueron muchos los que se quedaron afuera, que no pudieron entrar esa noche.

Carlos Salinas de Gortari, Francisco Labastida, Peña Nieto y Julio César Chávez

Antes de dar inicio a la relación entre algunos gobernantes y JC, es oportuno resaltar las palabras de Martínez (2018), quien considera, que el boxeo como deporte se convierte en un espacio donde se representan y resuelven tensiones políticas y sociales, de carácter nacional e internacional, deporte donde también se expresan y resuelven deseos y quiebres de diferentes proyectos políticos. Para el precitado autor, los boxeadores se convierten en “un botín político”.

CARLOS SALINAS DE GORTARI Y SU RELACIÓN CON JC

JC, también conocido como “El César del Boxeo”, “Sr. Nocaut”, “El mejor libra por libra”, “El Gran Campeón Mexicano”, “El Guerrero Mexicano”, entre otros seudónimos, inició su carrera brillante en los cuadriláteros internacionales a principio de los años ochenta, hasta alcanzar la cima en los años noventa y retirarse en el dos mil cinco. Al comienzo de su carrera, el presidente Carlos Salinas de Gortari se acercó al deportista y jugó un papel fundamental en la fama que le cobijó más allá del ring de boxeo, hasta el punto de que ha sido señalado por haber usado a JC como imagen pública de su gobierno. Carlos Salinas de Gortari sabía que “en el mundo político también había que aventarse sus mejores rounds” y nada mejor que acercarse a la sombra que significaba la leyenda JC en ese contexto histórico.

Para el momento en que se conocieron, JC era muy joven, con su nivel de educación y cultura típico de un boxeador venido de los estratos más bajos de la sociedad, era fascinante ser amigo del presidente de México. Por otro lado, el Partido Revolucionario Institucional PRI, necesitaba recuperar el terreno perdido con la ciudadanía, entre otras cosas, a raíz del terremoto ocurrido en 1985.

En septiembre de 1992, JC combatió contra el boricua Héctor “Macho” Camacho en el Thomas & Mack Center, Las Vegas. El puertorriqueño traía una foja de 40 peleas ganadas y apenas 1 derrota. Poseía guardia derecha y era dueño de un estilo de boxeo de dificultosa lectura, con una manera de boxear muy personal y difícil de decodificar. Ya había sido pluri campeón mundial, lanzaba los puños dosificadamente, sin mucho desgaste. Aunado a su repertorio, “el Macho” era un maestro para escapar del arsenal de sus rivales por muy buenos que fueran. No le gustaba coger muchos golpes y por eso no arriesgaba demás. Estaba en inmejorables condiciones. No obstante lo anteriormente relatado, los guantes de Chávez eran una artillería pesada, por algo le decían “El César del boxeo”.

El desafío entre estos dos contendores presagiaba una brutal pelea, con un resultado muy difícil de anticipar. Durante el combate, Chávez provocaba el intercambio mano a mano, mientras que Camacho se refugiaba entra las cuerdas y siempre se la mantenía en movimiento. De vez en cuando Chávez lograba meter sus poderosas manos lanzadas en forma de gancho. Finalmente, la pelea se decidió por la vía de los puntos a favor del azteca, quien diría en una entrevista posterior al combate lo siguiente: “Camacho es un cobarde, solo sabe defenderse, escapa y se agarra”.

De regreso a su patria, Chávez fue tratado como héroe nacional. El presidente de la república Carlos Salina de Gortari, le envió al aeropuerto Benito Juárez el carro especial en el que había paseado el Papa Juan Pablo II en su visita a México. También fue huésped de honor en la casa del presidente, quien lo recibió en Los Pinos.

PASAJE DEL COMBATE

En otra ocasión, para febrero de 1993, se pautó una pelea en el estadio Azteca de Ciudad de México, disputando el título Súper Ligero del Consejo Mundial de Boxeo CMB, entre Julio César Chávez, invicto en 84 combates y el norteamericano Gregory Lee Haugen, quien traía un palmarés de 36 peleas, de las cuales 32 ganadas y 4 derrotas. En la previa al combate, el presidente Carlos Salina de Gortari, asistía a los entrenamientos de su pupilo, no con la intención de transmitirle aquel estimulo deportivo necesario para la alta competencia que se avecinaba, sino que ésta era una visita explicita que dejaba claro “el saludo del gobierno al enviado del gobierno en el ring”.

Previa a la pelea, durante el pesaje, el boxeador norteamericano hacia su show aparte, provocando la ira anti gringa de los mexicanos delante de las cámaras, menospreciando la calidad de la carrera de JC, al expresar que hasta ahora éste solo se había enfrentado a taxistas de Tijuana. También trató de minar la autoestima de los mexicanos al expresar que: “a ellos no les alcanzaba el dinero para pagar el boleto de entrada”. Para ese momento el tiket a ringside costaba 900 dólares.

Para calentar los ánimos, por su parte, Chávez le respondió a Haugen “A ti si te voy a arrancar la cabeza”, “a ti no te voy a tener compasión”.

El día del combate dentro y fuera del estadio Azteca, todo estaba teñido de tricolor en honor al nacionalismo mexicano. La taquilla, los afiches, las cuerdas del ring, las cintas en las cabezas de las personas con el nombre de Julio César Chávez, las banderas ondeando al compás de los gritos de los fanáticos, tratando de convertirse en auxiliares de la esquina. Entre los patrocinantes del combate se encontraban; el Banco del Atlántico y la célebre cerveza Corona, adornando las cuatro esquinas del ensogado. Ese día cuando Don King se subió al cuadrilátero para apoyar a su pupilo, como siempre con su característico peinado despeinado, los fanáticos mexicanos le gritaban “péinate, péinate”. Cada detalle mencionado formaba parte del decorado de la gran fiesta deportiva que estaba por comenzar. La televisión capturaba el delirio de la gente y los fanáticos alucinaban para beneficio de la televisión. Toda una locura.

En la antesala al combate y durante el mismo, el público asistente hizo catarsis haciendo la ola en el estadio. El anuncio de la pelea estuvo a cargo del legendario Jimmy Lennon Jr. Los fanáticos aplaudieron el himno nacional mexicano y rechiflaron las notas patrias del himno estadounidense. Los asistentes sacaron a relucir el nacionalismo mexicano, recordando el despojo de sus tierras perdidas en Texas, California y Nuevo México. Algunos gritaban “Mátalo, Pártele la madre, Rómpele la madre, Duro con el Gringo”, entre otras cosas. Por un instante el combate perdió el interés y la emoción se trasladó convertida en una sola masa humana, desde el cuadrilátero, pasando por ringside, hasta instalarse en las gradas.

Durante el desarrollo de la pelea, Haugen recibió un castigo despiadado e incesante de manos derecha e izquierda por parte del recio peleador mexicano, acumuló varias caídas a la lona, en ocasiones se sacaba el protector hasta el borde de la boca buscando el oxígeno que le faltaba, peleó varios rounds emanando abundante sangre por su nariz reventada, tuvo la desfachatez de tratar de cabecear a JC embistiéndole como un toro descontrolado, con el propósito de sacarlo de encima a como diera lugar, motivo por el cual el referí le llamó la atención, sin amonestarlo técnicamente en las papeletas.

JC cumplió lo que dijo en la antesala al combate, lo castigó sin piedad. Sabía que lo tenía al borde del nocaut, pero prefirió mantenerlo varias veces de pie para demolerlo a golpes y hacer que se tragara sus palabras, por bocón. Lo torturó con mucho cinismo hasta que el referí se interpuso deteniendo el combate por protección, decretando ganador al pupilo de la casa a la altura del quinto round. Por fin había terminado el terrible castigo por aquellas palabras proferidas en la previa del combate. Finalizada la contienda, durante las entrevistas JC diría textualmente “ahora sabrá que no es tan fácil caerse a golpes con los taxistas de Tijuana”.

Al final del combate, Haugen en son de bromas dijo lo siguiente: debieron ser taxistas muy duros a los que les ganó JC. Para ese evento acudieron 132.247 personas, considerándose el récord de asistencia a un programa de boxeo que aún no ha sido superado por espectáculo boxístico alguno.

A continuación el lector podrá a través de este link observar algunos detalles de la previa y durante ese combate.

PASAJE DE LA PELEA

Carlos Salinas de Gortari y JC, al principio tenían una estrecha relación de conveniencia utilitaria proselitista, JC era un gran aliado durante las campañas del partido político que el presidente de México representaba. Posteriormente la relación se consolidó y lo que comenzó siendo una relación pragmática, terminó convertida en una real amistad cargada de afecto sincero. Ambos personajes se admiraban mutuamente.

FRANCISCO LABASTIDA Y JC

Posteriormente, antes del combate contra el Ruso Australiano Kostya Tszyu, en julio del año 2000, JC se declaró Priista, apoyando abiertamente a Francisco Labastida a la presidencia. Días antes Julio César Chávez expresó; «Los dos la tenemos fácil, él en las urnas y yo contra el ruso». El resultado final fue que ambos perdieron sus respectivas contiendas.

ENRIQUE PEÑA NIETO Y JC

A Enrique Peña Nieto, también se le vio muy de cerca del afamado púgil JC y hasta escribe tuits especiales felicitándolo. Esta vez el gobierno mexicano presentó un programa especial de la Secretaría de Salud, enfocado en combatir las adicciones. Por este motivo JC compartió con los invitados sus experiencias de vida y ofreció consejos a aquellas personas que han caído en las adiciones. El acercamiento de JC al PRI le ha costado la crítica de algunos de sus seguidores.

LOS MALOS PASOS

Después de la pelea contra Edwin Rosario, otros dicen que fue contra Macho Camacho, JC se tornó indisciplinado, visitaba menos los gimnasios, comenzó a abusar del alcohol, la droga y las mujeres. Se especula que Salma Hayek fue una de sus amantes. Según comenta el propio púgil, la primera vez que probó la cocaína fue por curiosidad, el 12 de septiembre de 1992. En ese momento no le gustó y se le aceleró el corazón. Dice que ese día se perdió el respeto a sí mismo y a la afición que lo aclamaba. Seguidamente se dejó caer en el vicio y lo arrastró por mucho tiempo, convirtiéndose en un consumidor habitual de cocaína.

La derrota de la primera pelea se la debe a la droga, ya que no se entrenó lo suficiente y apenas alcanzó a visitar el gimnasio formalmente las últimas dos semanas. Perdió porque se drogaba en el gimnasio, en la previa a cada pelea, sabía qué hacer para esquivar el control anti doping y no dar positivo. Sumergido en el inframundo de las adicciones, JC comenzó a aparecer más en los titulares de la prensa por los escándalos que hacia fuera del ring, que por sus peleas memorables. Por un periodo se sintió solitario y acorralado, ya que tenía en puerta varias demandas del fisco mexicano, de su esposa Amalia por haberla golpeado, de su propio manager Don King. La prensa especulaba que mantenía alianza con figuras ligadas a la política y el narcotráfico en México.

Viéndose acorralado, JC pensó en el suicidio, al sentir que además su tiempo y la fama habían acabado. Cierto día tomó su pistola y se la colocó en la sien, hizo un primer intento y ésta se encasquilló, de nuevo probó otra vez y el arma repitió la misma falla. A la tercera, sonó el disparo, con la suerte que su cuñado Maikel le tiró un manotazo e hizo que la bala tomara otra trayectoria, rozándole la cabeza. La adición a la cocaína se hizo tan fuerte y prolongada, que el propio púgil afirmaba que algunas veces subió drogado al ring y no veía a un boxeador, sino a tres.

El campeón relata que fue Miriam su actual pareja quien le ayudó a salir del foso. Su esposa afirma, que JC por un tiempo se pinchaba los brazos, no reconocía a su propia familia, se tornaba agresivo y alucinaba viendo gusanos en su cuerpo. Por recomendación psiquiátrica, con mucho dolor, se vio obligada a recluirlo en un instituto especial para rehabilitarlo, en la ciudad de Tijuana.

JC se sometió varias veces a diferentes programas de rehabilitación y al final de su carrera luchó contra la toxico dependencia, pudiendo ganar ese gran combate. Hoy el campeón cuenta con dos clínicas, una en Tijuana y otra en Culiacán, su mansión donde se drogaba, la convirtió en sitio para rehabilitar a toxico dependientes. Esto lo hace en honor a todo lo que hicieron por él, ya que es capaz de ponerse en los zapatos de los padres que llevan a sus hijos afectados por ese flagelo.

JC afirma que es bonito ver cuando el paciente se recupera. Uno de sus managers, Ignacio Beristáin, declaró que JC le dio un nocaut al vicio.

DISTINCIONES HONORÍFICAS

Se considera que JC ha sido el mejor boxeador que ha dado México y es uno de los diez mejores púgiles en toda la historia del boxeo. Gracias al sensacional y controvertido combate sostenido contra Meldrick Tylor, la revista deportiva “The Ring” catalogó esa pelea como la mejor del año y posteriormente como la mejor de la década durante los años 90’.

En el año 2011, gracias a sus méritos deportivos fue incluido al Salón de la fama del Boxeo Internacional en Canastota, New York.

El grupo mexicano Ave de la Sierra, le dedicó un corrido que en su primera estrofa dice así: “Le dedico este corrido al boxeador más querido, de México ha existido, nunca lo echen al olvido, él Julio César Chávez, respetado y consentido…”

En honor a su legado, también se han realizado varias películas y documentales.

RETIRO DE LA LEYENDA

Durante su brillante desempeño pugilístico, el campeón ganó una fortuna de aproximadamente más de noventa millones de dólares. Gracias a su trayectoria boxística fue contratado por ESPN y TV Azteca como analista y comentarista deportivo. Tuvo grandes empresas, fue dueño de yates, autos lujosos y varios inmuebles. Vivía como un sha, su vida pendulaba entre los Estados Unidos y México. Se convirtió en un hombre de negocios con mucha plata. Posteriormente al caer en el mundo de las adicciones, lo dilapidó todo. Perdió su fortuna, su matrimonio y su mujer.

JC, ganó cinco fajas mundiales en tres divisiones diferentes. En 1984 peso Súper Pluma del Consejo Mundial de Boxeo. En 1987 peso Súper Ligero de la Asociación Mundial de Boxeo AMB. En 1988 peso Ligero del Consejo Mundial de Boxeo CMB. En 1989 peso Súper Ligero del Consejo Mundial de Boxeo, en 1990 peso Súper Ligero por la Federación Internacional de Boxeo IBF, en 1994 peso Súper Ligero del Consejo Mundial de Boxeo CMB. También combatió en dos oportunidades 1993 y 1998 por el título en el peso Walter del Consejo Mundial de Boxeo.

Derrotó a campeones del mundo entre los que figuran José Luis Ramírez, Rafael Limón, Rocky Lockridge, Meldrick Tylor, Roger Mayweather, Lonnie Smith, Sammy Fuentes, Héctor “Macho” Camacho, Juan Laporte, Edwin “Chapo” Rosario, Greg Haugen, Tony López, Giovanni Parissi, Josey Gamache y Frankie Randall. Perdió únicamente contra tres campeones, siendo estos Frankie Randall, Oscar De La Hoya (2 veces) y Kostya Tszyu. Empató dos combates contra Pernell Whitaker y Miguel Ángel González.

Como dato curioso, JC, realizó un total de 115 combates en 24 años de carrera profesional. De estos ganó 107 combates, de los cuales 85 por la vía de la anestesia, 6 derrotas, 4 por nocaut y 2 empates.

Estuvo en el ring durante trece años sin perder una pelea y aproximadamente once años y medio siendo campeón, hazaña muy difícil de igualar. Sin embargo este púgil manifiesta que sus peleas más difíciles las vivió debajo del ring en una lucha contra el alcohol y las drogas. Su palmarés demuestra el por qué se encuentra en el Hall de la Fama del Boxeo Internacional en Canastota, New York. Cada vez que Julio César Chávez boxeaba, lograba unir a todo México, sin distingo político. El país azteca se paralizaba para admirar sus combates.

En la actualidad, los mexicanos no paran de adorarlo. Para ellos será siempre “el pentacampeón, el boxeador más grande de la historia”. Oficializó su retiro en la Plaza de toros de Ciudad de México ante veinte mil aficionados. Todos deliraban cuando se despidió diciendo: “Adiós México, gracias”.

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