Deportistas y su lucha contra la discriminación

Video: cortesía Youtube

Por José Cuevas

Prensa/Jabeando/12-06-2020.La ejecución, muerte, del afro americano George Floyd en Minneapolis y consecuentes protestas en varias ciudades en los Estados Unidos es apenas la punta del iceberg. Es tan solo una pequeña porción desprendida de la gran masa helada de racismo que comenzó a desprenderse desde las mismas raíces de la fundación como país de los Estados Unidos de Norteamerica.

Ese gen de odio racial ha afectado al país de Washington (George, tocayo del hoy asesinado Floyd), Abraham Lincoln (Oficializó, sobre el papel, la libertad de los negros), Roosevelt (Teodoro y Franklin), Kennedy, Nixon, Hoover (CIA), los Bush, padre e hijo…, (Oreo) Obama, hasta, cuando, Trump.

Largo período de injusticia sobre los hombros de los esclavos africanos, los Kunta Kinte, nacidos de las raíces de la novela de Toby Waller. Triturado sus derechos humanos en las llantas del autobús fascista que intentó detener Rosa Parks.

Indignación que pasó por encima de los discursos y la vida misma del Dr. Luther King, de Malcom X, entre otros mártires y que afectó la vida estadounidense en todos sus órdenes, incluyendo el campo deportivo.

Terreno, dentro y fuera, en que batallaron atletas como Jack Johnson, primer campeón mundial de color, Muhammad Ali, ambos de boxeo.

Jim Thorpe. Foto: cortesía GettyImage en la Web

El mismo Jim Thorpe, multi atleta, campeón olímpico de ascendencia indio-americanany Jackie Robinson, quién rompió la liga racista en el beisbol.

Jhonson, campeón que había defendido por largo tiempo su título, desde 1908, pero quien fue perseguido, presionado, acusado de trata de blancas, hasta en su exilio. Allá en La Habana de 1915, perdió ante el mediocre púgil blanco Jess Willard.

Johnson sobre la lona, tapándose la cara con los guantes. Foto: Cortesía Web

Famosa es la foto en la cual aparece Johnson sobre la lona, tapándose la cara con los guantes, más que por el inclemente sol habanero por vergüenza al haber negociado con el departamento de estado norteamericano el regreso a su país: sí, solo sí, perdía su titulo ante Williard.

Los racistas gringos de comienzos del siglo antepasado no le perdonaban a Johnson que se empatara con chicas blancas. Que derrotara a su llamada Esperanza Blanca, un ex campeón llamado James Jeffries, en 1910. Entre otras cosas que le cobraron con cárcel o exilio, por el color de su piel, su rebeldía.

Cien años después (2018) de ser encarcelado por el delito de trata de blanca (Algo así como: prostituir la prostitución), la figura de Johnson fue reivindicada nada más y nada menos que por Donald Trump, quien reconoció que El Gigante de Galveston, Texas, como también es conocido: «Había sido sentenciado con cargos evidentemente racistas, más que legales».

Situación padecida sufrió el descendiente de piel roja: Jim Thorpe. Fue campeón olímpico en pentatlón y decatlón. Jugó fútbol americano, baloncesto y beisbol. Por esto último, aunque fue en ligas menores fue acusado de profesional y le retiraron todas sus medallas olímpicas, ganadas en Estocolmo en 1912.

Como decimos en Venezuela, pese a sus éxitos, por su sangre india (Nació en colonia Sac Fox de Oklahoma) fue siempre «negreado». Precisamente en los llamados años de la depresión, Thorpe cayó en el alcoholismo. Falleció en la pobreza en 1953. Treinta años después, el Comité Olímpico Internacional hizo justicia deportiva y le retornó sus preseas, ganadas sobre el terreno, pero pérdidas sobre una fría mesa del despacho del COI.

Jackie Robinson con el uniforme de los Dodgers de Brooklyn. Foto: cortesía Web

Más cercano fue la guerra extra deportiva que tuvieron que enfrentar Jackie Robinsón y Cassius Clay (Muhammad Ali)

Jack Roosevelt Robinsón fue el primer afro americano que ingresó a la llamada Ligas Mayores del Beisbol (MLB, por sus siglas en inglés) el 15 de abril de 1947. Pero antes de ser firmado con el equipo Dodgers de Brooklyn tuvo que aguantar el rechazo, él y su familia, de aficionados y compañeros de equipo por ser negro.

En el terreno de juego demostró ser un pelotero excepcional al dejar para la posteridad 137 jonrones, 734 carreras impulsadas para un promedio de .312 y una ristra de títulos de bateo y series mundiales para su novena.

Pero a nivel ciudadano siempre fue un luchador por las reunificaciones de la gente de color, en esos años difíciles donde incluso corría peligro su vida. Más de una vez fue amenazado de muerte.

Después de su retiro del diamante (1956), Robinson acompañó las luchas con gran segregación racial encabezadas entonces por el reverendo Luther King.

En una ocasión dijo a un periodista blanco: «No pretendemos nada especial (…) solo vivir como ustedes, como nuestra constitución lo demanda».

Cassius Clay, Ray «Sugar» Robinson y Joe Luis. Foto: cortesia Web

El boxeador Ali fue más radical. Cambió su nombre de Cassius Clay por el de la religión musulmana de Muhammad Ali. En esa ocasión, 1964, venía de ganar el título mundial peso completo a Sonny Liston, y argumentó que: «Cassius Clay es un nombre de esclavo. Dado por los amos eslavistas a mis antepasados. Ahora soy Muhammad Ali (El Amado por Dios) Soy un hombre libre por el Islam».

La Factura, por su osadía de ser un afro americano respondón, engreído y parejero, fue cobrada en 1967 por la supremacía blanca. Al negarse ser alistado en el ejercito de los Estados Unidos e intervenir en la guerra de Vietnam.

Su posición era, palabras más, palabras menos: No voy a defender los intereses de la supremacía blanca que nos maltrata por nuestro color de piel (…) No voy a ir a matar a personas (Vietnamitas) que jamás me han hecho nada. Además mi religión (El islamismo) no me permite segar la vida de nadie.

Ali fue despojado del título mundial. Encarcelado por casi tres años. Una vez liberado fue dos veces más campeón mundial al ganarle a George.

 

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