*** Ser padre es la máxima responsabilidad que el ser humano puede tener. También es una gran satisfacción y alegría que se puede tener
Por: Mauricio Sulaimán
Presidente del Consejo Mundial de Boxeo
Ser padre es la máxima responsabilidad que el ser humano puede tener. También es una gran satisfacción y alegría que se puede tener; nunca olvidaré el sentimiento al ver nacer a mis tres hijos. La vida te cambia por completo a partir de ese momento.
¡Felicidades a todos! Que sea uno muy especial, y aunque estamos dentro de una situación muy particular en la humanidad, aun así, debemos celebrar en grande; la vida es hermosa y hay tantas cosas que valorar y apreciar.
EN LA SANGRE
El boxeo es un deporte que actualmente observa una importante actividad de padres en el desarrollo de las carreras boxísticas de sus hijos. Es muy común ver al papá como el entrenador del hijo, y en muchas ocasiones, dentro de su esquina.
Pero esta dinámica no siempre fue así. Los campeones en los inicios de este deporte se hacían dentro de los gimnasios, en manos de entrenadores que formaban las carreras de los púgiles. Inclusive, muchos otros, que ni siquiera tenían un entrenador fijo.
En los años cincuenta apareció Moisés Torres, gran campeón nacional, y él sí tenía en su esquina a su padre Renato. Éste es uno de los pocos ejemplos que me pudo compartir el gran maestro-historiador, Víctor Cota.
Gracias a la colaboración de Don Majeski, historiador de Nueva York, encontramos algunos casos aislados desde los orígenes del boxeo en Inglaterra, con el caso de Dutch Sam, boxeador que eventualmente entrenó a su hijo Young Dutch Sam, en 1840; Barney Aaron y, su hijo, Young Barney Aaron, en 1850. De regreso en Estados Unidos, hay otro caso con Emile Pops Coulon que llevó a su hijo Johnny Coulon al campeonato mundial en la primera década del siglo anterior.
En Brasil encontramos a Aristedes Jofre, quien entrenó al Gallo de Oro, Éder Jofre, legendario tres veces campeón mundial en los años setenta.
En mi opinión, considero que en el pasado, había una organización diferente en la comunidad del boxeo mundial. Los gimnasios tenían una perfecta estructura, y ahí llegaban los jovencitos, quienes se ponían en manos de los entrenadores, que en muchos casos, ellos tomaron esa imagen paterna ante los peleadores.
Fue una época de oro de los entrenadores de boxeo de todo el mundo, pues los gimnasios eran respetados y tenían gran sentido de pertenencia; la relación boxeador-entrenador era sagrada.
En los años setenta, comenzaron a aparecer más padres entrenando a los hijos, pues ellos mismos fueron boxeadores y, de esa forma, dieron continuidad a su carrera dentro de los encordados.
Encontraron en el gimnasio, la manera de seguir vivos en el deporte y en la vida en general. También comenzaron a darse muchos casos, en donde se encontraba al padre –como entrenador y esquina– de los peleadores. Lenny Mancini con su hijo Ray Boom-boom Mancini, Floyd Patterson con su hijo Tracy; Anthony Mundine con Tony, y Pat O’Grady, quien estuvo en la esquina de Sean O’Grady.
EN LA CONVERSACIÓN
Para el Consejo Mundial de Boxeo siempre ha sido un gran tema de preocupación y debate. La exigencia natural que existe de un padre a un hijo y la presión enorme que siente éste por satisfacer al papá pudiera llevar al boxeador a sacrificios más allá de lo humano durante un combate.
Afortunadamente han cambiado muchas cosas en el boxeo, y este diálogo ya fue atendido por las nuevas dinámicas de los réferis y de las distintas comisiones de boxeo, así como sus doctores para detener los combates.
En el pasado se realizaron funciones que debieron ser detenidas por la esquina misma como sucedió en las trágicas peleas de Johnny Owen vs. Lupe Pintor y Ray Mancini vs. Duk-Koo-Kim, o bien, hasta cuando los padres protectores paraban las peleas anticipadamente.
Durante este siglo, muchos de los campeones han tenido a sus papás desde sus primeros pasos en el boxeo y se han convertido en una relación magnífica de padre-hijo. Algunos ejemplos son: Shane Mosley, Zab Judah, los tres Kameda, Wilfredo Vázquez, Chris Eubank, Guty Espadas y tantos otros más. Incluso, Floyd Mayweather Jr. y su relación con su padre ha sido una de las más conocidas.
En la actualidad podemos ver ejemplos muy claros de padres con absoluta influencia en la esquina de sus hijos. Vasyl Lomachenko tiene a su padre como jefe de esquina; ese mismo que también ha coronado a otros campeones como Oleksandr Usyk y Oleksandr Gvozdyk; Shawn Porter lleva una magnífica relación con su papá, y hace un par de años, se dio una pelea donde ambos tenían a sus padres, e inclusive, eso fue tema de gran rivalidad adicional, ante Danny Garcia.
¿SABÍAS QUÉ…?
En la famosa Guerra de las Zetas entre Carlos Zárate contra Alfonso Zamora, el papá de éste último fue su esquina, tras el rompimiento con El Cuyo Hernández.
Zárate, campeón mundial CMB y, Zamora, del AMB, se enfrascaron en una contienda que duró cuatro trepidantes rounds, cuando Poncho cayó a la lona, y una toalla salió volando de su esquina, la cual cayó justo en su cara. A continuación, su padre subió al ring a retar y darse un round con Arturo Cuyo Hernández.
Anécdota de hoy
Para don José, la relación con su papá era sagrada. Don Elías vivía en Ciudad Valles, San Luis Potosí, y no pasaba un día sin que no lo llamara cuando estaba en México, además de que lo primero que hacía al regresar de sus viajes era también hablarle. Todos los años de nuestra infancia vivimos las vacaciones de Año Nuevo, en Ciudad Valles, pues era el momento para que mi papá pudiera disfrutar a su viejito.