«Por un bisteak»1 (Quinta Entrega)

Jhon Griffith (Jack London)2
Resumen: Oscar Borges Prim
Presidente de la C.I.B.

Prensa/CIB/Jabeando/0110-2020.- El cuento se llama «Por un bisteak», esto conforme a la traducción al castellano, sin embargo, en inglés el nombre original es «A piece of Steak» (Un pedazo de carne) En la narración comprenderán el por qué.

El relato comienza describiendo a Tom King, a sus 40 años de edad, mirando por la ventana de su apartamento arrendado o alquilado en alguna zona de Australia, cercana al sector llamado Newcastle. Se describe a un Tom meditabundo, comiendo la última hogaza de un pedazo de pan, mirando sus traumados nudillos, así como sus venas brotadas y desgastadas por el bombeo excesivo de la sangre a través de ellas, en virtud del arduo trabajo de su corazón durante los duros, recios y salvajes combates de su juventud como boxeador. Recordando sus años de gloria.

Su esposa Lizzie, le mira de cerca sin haber probado el pan, así como sus dos hijos que yacen dormidos en la habitación contigua y que tuvieron que ser acostados temprano, a fin que el sueño pudiera lidiar con el hambre de los pequeños antes de acostarse.

De repente, rompe el silencio Tom y exclama ante su esposa: «Cuánto daría por comerme un bisteak», recordando su época de buen peleador, cuando derrotó a Woolloomollo Grouger, 20 años atrás, así como también a Nenny Jones, conocido como “El terror de Gales”

Eso fue su época laureada, cuando era campeón de los pesos completos de Nueva Gales del Sur.

Recordó Tom en ese momento que para sus años mozos, solía alimentar a su perro raza fox terrier con bisteaks, ¡Qué ironía!

Le preguntó en medio de todo esto, Tom a Lizzie, si había acudido a los carniceros Burke y Sawley, para pedirles algo de carne fiada, a lo que le respondió Lizzie que sí, pero que ninguno accedió, porque ya debían demasiado. Exclamando Tom, que si de su época anterior se hubiese tratado, esos señores le hubiesen fiado hasta mil bisteaks.

Meditaba Tom, respecto de las 3 libras que como honorarios o bolsa, le había adelantado el secretario del Gayety Club-sitio donde esta noche se celebraría un nuevo combate que logró conseguir Tom por las influencias de los recuerdos de sus pasadas glorias- Suma que recibiría el perdedor y que ya le adelantaron a el por su conocida seriedad, pero también por su necesidad, 3 libras estas que ya había gastado.

Esa noche Tom King pelearía con un joven púgil en ascenso, llamado «Sandel», proveniente de Nueva Zelanda. El club donde se celebraría la pelea, quedaba a dos millas del apartamento arrendado dónde vivía Tom, de modo que, este debía irse caminando, pues no tenía para pagar el pasaje del tranvía hasta el referido club.

Se despidió Tom de su esposa, quien le alentó a qué debía ganar, pues las 30 libras que le darían al ganador podrían servir para pagar los meses de atraso que tenía en el arrendamiento, para comprar algo de comida y tenerse en pie algunos días más, de forma que debía ganar, por lo cual Tom exclamó “¡Si Lizzie, debo ganar!”. Continuó su camino a pie hasta el club, recordando que Tommy Burns 3 y Jack Johnson 4 “El Yankee”, acudirían a la cita en su propio carro, mientras que otros de los púgiles irían en taxi. En su época dorada seguramente cualquier fanático le hubiese pagado el taxi hasta el club, por el solo hecho de tener una atención con el entonces campeón, pero hoy en día la historia era otra, debía caminar hasta allá.

                                               TOMMY BURNS                                                                                                                                         JACK JOHNSON

De camino al club y calculando que habían al menos 3 peleas preliminares antes de la que le correspondía, Tom recordó aquella vez que venció al viejo Stowsher Bill y específicamente como lloraba el pobre hombre en los camerinos tras su derrota. La caminata le ayudaba a procurar entender y reflexionar que, si esa noche no se hacía de las 30 libras que necesitaba, probablemente terminaría también llorando como el pobre Bill.

Comprendió así Tom, que ahora él ocupaba el lugar de ese viejo boxeador en descenso y que seguro Sandel trataría de ganar fama y nombre derrotándolo a él.

Arribó así Tom al club en mención y se alistó para subir al ring. El referee Jack Ball, sería el árbitro de la contienda. En la esquina contigua se encontraba Sandel, quien lucía lógicamente con la estampa de la juventud que Tom ya había perdido. Así se dio el campanazo inicial y Tom tuvo muy presente que solo tenía una hogaza de pan en el estómago y que debía administrar sus energías lo más que pudiera.

Los primeros dos (2) rounds fueron sin duda para Sandel, quien aprovechando su estamina5, su buena preparación, su condición física -acorde con su juventud- se arrojó sobre Tom como un vendaval, pero Tom no se inmutó, administraba con verdadera tacañería sus energías como buen zorro viejo, no lanzaba golpes, se limitaba a bloquear, esquinar, e incluso recibir los golpes rápidos pero inofensivos -hasta ese momento- de Sandel. Cuando se ponía éste demasiado enérgico, Tom acudía al clinch o a la vieja manera de agarrarse del rival.

Al iniciar el tercer round, Tom seguía con este ahorro energético muy calculado, al punto que, no se movía sino unos cuantos centímetros de su esquina al sonar la campana, todo lo cual, aunque pequeño a la vista, era un ahorro importante de sus fuerzas y por ende un esfuerzo extra que debía hacer su rival para irle a buscar. A mitad de este asalto y con los abucheos del público porque no presentaba combate más allá de lo indicado antes, Sandel comete el primer descuido, bajando la guardia y, como una especie de león dormido Tom aprovechó para dar el primer zarpazo, en forma de directo de derecha, e hizo aterrizar en la lona a Sandel, quien luego de un conteo hasta 9, se puso de pie. No obstante, ya el viejo Tom le había demostrado que los leones viejos también rugen.

Así transcurrieron los otros rounds, en los cuales Sandel trataba de borrar de la imagen del público aquella caída, e incluso, trató de pensar que era un golpe de suerte, cuando en el 6° round -producto precisamente de la imprudencia e impaciencia de la juventud- volvió a cometer un descuido, el cual castigó severamente Tom, lanzándolo de nuevo a la lona, esta vez con un gancho de izquierda. Sin duda, el viejo Tom había administrado, hasta ese momento, sus fuerzas, demostrando que tenía aún una fuerte pegada con ambas manos.

Transcurrieron los otros rounds, derrochando estamina y energía por parte de Sandel y ahorrándolas por parte de Tom, el primero había demostrado una gran capacidad de asimilación de castigo al reponerse de esas dos caídas, sin embargo puede decirse que su soberbia lo llevaba a seguirse exponiendo ante este rival viejo, pero peligroso.

Es así como llegado el noveno asalto, volvió a rugir el viejo león de Tom, está vez tirando a la lona 3 veces a Sandel, con un fuerte upper cut que el último no podía evitar, recibiéndolo dos veces en el mentón y uno en la cara. Sin embargo, el joven, Sandel de nuevo supo capear el temporal.

Para ese momento o en ese minuto de descanso entre el 9°round y el décimo (10°), Tom se metió de nuevo en sus pensamientos y se dijo así mismo que, hasta allí había llegado el trozo de pan que logró comer antes de la pelea, que ya sus energías no podían ser ahorradas porque ya simplemente no quedaban y, anheló haber podido comerse ese bisteak que nunca llegó, pues seguramente con la energía del mismo podría completa la hazaña de derrotar al joven y, hacerse de las 30 libras que le tocarían al ganador.

 Al llegar al undécimo asalto, Tom ya tenía calambres en las piernas y estas le pesaban como el plomo. Como pudo se levantó, pero ya no le quedaba combustible en el tanque, de repente, recibió un golpe que le quitó la conciencia y, cuando despertó estaba en su esquina, le habían quitado los guantes y lo asistía Sid Sullivan -su entrenador- colocándole algo de agua fresca en el pecho con la esponja y tratando de reanimarlo. También, estaba sobre el ring Young Pronto, una figura emergente del peso completo de la época que, subió a retar al ganador. Tom había perdido y ahora a rastras, debía regresar caminando esas dos millas hacia su casa, a enfrentar la peor derrota, llegar ante su esposa y sus dos hijos con las manos vacías.

Resumen extraído de la obra “CINCO ROUNDS PARA LEER”. Editorial Popular. Madrid España. 1992. Páginas 46 a la 80 ambas inclusive.

Caracas, 1° de octubre de 2020

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1 CINCO ROUNDS PARA LEER. Editorial Popular. Madrid España. 1992. Páginas 46 a la 80 ambas inclusive.

2 Jhon Griffith, comúnmente conocido como Jack London, nació en San Francisco en 1876 y murió en California en 1916, tuvo una infancia y adolescencia muy triste por la pobreza en que vivió. Trabajo desde los 13 años. A la edad de 16 años se embarcó en un mercante, llegó a Japón y a los mares del sur. En 1893 ganó un concurso de artículos, convocado por un diario, obteniendo un premio de 25 dólares. Viajo como corresponsal de varios diarios. Sus duros trabajos de adolescencia inspiraron muchos de sus relatos. Entre sus títulos más importantes se hallan: Martin Eden, La peste escarlata, La muchacha de las nieves y El silencio blanco y otros cuentos, de dónde se ha tomado este relato. Alianza Editorial. Madrid. 1978.

3 Noah Brusso, mundialmente conocido como Tommy Burns, fue un boxeador profesional canadiense que se consagró campeón mundial de los pesos pesados, siendo el único de su nacionalidad en conseguirlo. Desde 1996 es miembro del Salón Internacional de la Fama del Boxeo.

4 Arthur John Johnson, más conocido como Jack Johnson, fue un boxeador estadounidense y probablemente el mejor peso pesado de su generación. Tiene el honor de haber sido el primer hombre de color en ser Campeón Mundial de los pesos pesados (1908-1915), y ser reconocido como uno de los diez mejores pesos pesados de la historia.

5 La estamina es la habilidad del cuerpo para soportar actividades físicas sin cansarse o tener que parar antes de alcanzar la meta. Esta puede variar dependiendo de la edad, condición física y salud.

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