Por Mauricio Sulaimán
Prensa/CMB/Jabeando/27-10-2020.- Otra vez me puse a hojear otro álbum fotográfico de los premios y reconocimientos que le dieron a mi papá, llamándome la atención esas fotografías de la noche del 26 de octubre de 2010, en el Salón Baalbeck del Centro Libanés, de la colonia Florida, de la Ciudad de México.
La Diócesis Maronita de México le otorgó la Condecoración Honorífica del “Caballero de San Gregorio Magno”, que le entregó el arzobispo Goerges Saad Abi Younes. Lo reconocieron por sus cualidades humanas, sus méritos, su labor y entrega. Su trabajo digno y honesto a favor de la Iglesia y México, así como del deporte y el boxeo internacional.
Fue un día muy especial, porque lo acompañaron entrañables amigos como Don Carlos Slim que ocupó un asiento en la mesa de honor, ahí estuvo presente también Manuel Mondragón, en ese entonces Secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal. Al igual disfrutó a lado de don Jos, el señor Nouhad Mahmoud, embajador de Líbano en México, y el senador Pedro Joaquín Coldwell, entre otros.
En las pantallas del Centro Libanés se proyectó un video donde mis sobrinos, pequeños, jugaban y corrían, pero en el fondo hablaban de la trayectoria de su abuelito como presidente del Consejo Mundial de Boxeo y como un ser humano común que convivía con su familia en su tiempo libre.
Antes de que iniciara el acto protocolario se ofreció una cena con botana libanesa. Inició la Ceremonia de la condecoración, tomó la palabra el representante de la Iglesia Maronita en México, el arzobispo Georges Saad Abi Younes, quien dijo: Otorgo un reconocimiento más a José Sulaimán, quien ha recibido mucho, pareciera de poca importancia, pero ofrecer una condecoración, la Medalla ”Caballero de San Gregorio Magno”, otorgada por la Santa Sede, a petición de la Iglesia Maronita, y en la comunidad con la que él comparte origen, tradición y valores. Es diferente porque es concebida después de un extenso estudio sólo a personas que se han distinguido como cristianos ejemplares.
El acto oficial continuo, el arzobispo le colocó la insignia y le entregó el pergamino. Aplausos y felicitaciones. Don José tomó el micrófono y a su estilo comentó:
“No sabía que iban a proyectar ese video, el cual me conmovió profundamente y me hizo recordar los años que no volverán. Agradezco a la Iglesia Maronita esta distinción que me honra, porque siempre la llevaré en mi corazón. Esta medalla representa que siempre he intentado ser un buen cristiano y he tratado de ayudar a mis semejantes”.
Entre los asistentes destacó la figura del gran actor Ignacio López Tarso, así como la de deportistas y campeones destacados que convivieron esa noche con mi papá.
Jesús Ramírez campeón mundial de fútbol con la Sub 17. Medallistas olímpicos : Carlos Mercenario y nuestro amigo recién fallecido Carlos Girón.
Nuestros campeones también atestiguaron el reconocimiento: Pipino Cuevas, Rafael Herrera, Humberto “Chiquita” González, Rubén “Púas” Olivares, Carlos Zárate y Lupe Pintor.
Fue una reunión de constelación de estrellas y una noche de alegría que ha quedado grabada en la bitácora y en los álbumes que conservamos recordando esos momentos de felicidad y que seguiremos hojeando para continuar narrando historias y anécdotas de don José a lo largo de su vida.