Prensa/CMB/Jabeando/09-11-2020.- Hace aproximadamente un año, el púgil nicaragüense Edwin Palacios, se embarcó en un viaje que creyó marcaría un rumbo distinto en su carrera y en su vida, con una pequeña maleta, Edwin se fue a probar suerte a España dejando a sus hijos, su esposa, su familia, sus amigos y su entonces manager, el ex campeón Rosendo Álvarez, sin imaginar lo que estaba por venir.
Lleno de ilusiones y con la promesa de hacer “buen” dinero, Edwin se fue creyendo en los ofrecimientos que le hizo el señor José García, quien durante mucho tiempo lo estuvo buscando para convencerlo que España era su mejor apuesta, pues allá pelearía al menos una vez a la semana, tendría hospedaje y alimentación garantizada, pero sobre todo, que las bolsas eran tan buenas que fácilmente podría juntar una considerable cantidad de dinero para regresar a Nicaragua.
Para Edwin, su familia es el motor de su vida y pensado en esa promesa que le hizo a su esposa de darle un hogar para ella y sus hijos, cruzó el continente, convencido de que a partir de ese momento su suerte cambiaría y todo aquello con lo que había soñado se iba a materializar muy pronto; sin embargo, esta ilusión se rompió casi desde el momento que piso suelo español, todo lo que le habían prometido resultó una mentira y ahí comenzó la verdadera pelea, ¡SOBREVIVIR!
Así como él, muchos púgiles originarios de Nicaragua habían creído en las promesas de José García, pero el destino había sido el mismo, todos ellos eran explotados, pelando por pagos irrisorios cuando él cobrara verdaderas bolsas, una alimentación deficiente, sin atención médica y casi varados a su suerte.
Las cosas se pusieron aún peor, cuando la pandemia del COVID-19 azotó España, deteniendo todas las actividades boxísticas y la vida en general. Para este punto, Edwin y sus otros compañeros estaban solos, el señor José se deslindó completamente de ellos sin importarle que destino tendrían.
Para Edwin estos fueron los meses más difíciles de su vida, no tenía dinero, trabajo, comida, un techo seguro y para completar el infortunio, estaba enfermo.
Desesperado y con todas las puertas cerradas en España, Edwin solo pudo pensar en un hombre, una amigo amiga que no le fallaría, así que arrepentido de haberlo dejado así, Edwin se comunicó con el gran ex campeón Rosendo Álvarez, quien sin importar lo sucedido, de inmediato brindó todo su apoyo al púgil, lo tranquilizó y le prometió que antes de finalizar al año estaría de regreso y mientras eso sucedía lo ayudo económicamente.
Por sugerencia de Rosendo, Edwin también contactó al presidente del CMB, licenciado Mauricio Sulaimán, quien, al enterarse de lo sucedido, también se volcó en total apoyo.
Pasó relativamente poco tiempo, pero Edwin se mantuvo de pie, resistiendo un poco más, ya con la certeza de que había alguien que lo estaba ayudando y que solo era cuestión de tiempo para que regresara a casa.
Fue así como un 29 de octubre, Edwin tomó el primer vuelo que el CMB encontró disponible para volver a Nicaragua; no obstante, y aunque todo parecía tomar un buen rumbo, el púgil quedó varado durante una semana en El Salvador, ya que su prueba de Covid estaba vencida. Después de algunas gestiones y gracias a la intervención de miembros del CMB como Carlos Villatoro, Gabriel González, Ernesto de Saro y el propio licenciado Sulaimán, Edwin pudo hacerse una nueva prueba y viajar, por fin el pasado 5 de noviembre a su natal Nicaragua.
En el aeropuerto ya lo esperaba su amorosa esposa, quien lo recibió llena de agradecimiento.
En este punto, y con las emociones desbordadas, Edwin no tiene palabras que describan el agradecimiento que tiene para cada una de las personas que hicieron posible su regreso, porque como él mismo acotó ¡LO SALVARON! Y lo regresaron a casa, al lado de las personas que tanto ama y que tanto lo aman.
Con el corazón lleno, Edwin aseguró: “Mi único anhelo era regresar a casa, estar con mis hijos, mi esposa, mi familia, las personas que realmente me quieren y se preocupan por mí. Me fui lleno de ilusiones, y lo que obtuve a cambio fue el infierno; sin embargo, corroboré que aún existen personas buenas en este mundo, que están dispuestas a ayudar a quien más lo necesite sin pedir nada a cambio, como el campeón Rosendo Álvarez y el señor Mauricio Sulaimán, por ellos estoy de regreso en mi país y estaré eternamente agradecido. Hoy más nunca les digo que el Consejo Mundial de Boxeo, no es solo un organismo, es una GRAN FAMILIA. Gracias infinitas”.