Por: José Cuevas
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Prensa/Jabeando/17-11-2020.- ¡Hola amigos! Aquí, como siempre, para otro conversatorio de la Confederación Internacional de Boxeo (CIB) que me permite a través de este espacio poder conversar con ustedes, los aficionados del boxeo.
En esta ocasión voy a comentarles, aprovechando que el pasado jueves 12 de noviembre se cumplieron treinta y ocho años de la primera pelea entre dos grandes del boxeo mundial, el nicaragüense Alexis Argüello y el estadounidense Aaron Pryor, quienes dieron una de las batallas más importante de ese año 1982 y la cual quedó inscrita en la historia del pugilismo moderno como una, esa sí, pelea del año.
“El Flaco Explosivo de Nicaragua” traía en sus alforjas el haber conquistado los títulos pluma (Kot a Rubén “Púas” Olivares,1974), ligero junior (Kot Alfredo Escalera,1978) y ligero (Decisión a Jim Watt,1981), lo que lo hacía un serio aspirante a derrotar al entonces campeón mundial welter Jr, el “Halcón de Cincinnati”, quién se mantenía invicto en 31 peleas, con 30 anestesiados. Entre sus víctimas se encontraba un tal Kid Pambelé (Antonio Cervantes Reyes, natural de Palenque, Colombia) a quién le había quitado el título, reconocido por la AMB, en 1980.
Por mucho coraje y pegada que le puso Argüello en aquella trepidante batalla del Orange Bowl de Miami, Florida, Estados Unidos de Norteamérica, terminó perdiendo por nocaut técnico en el asalto 14. Pero en el capítulo anterior Argüello había pegado un directo de derecha en pleno rostro de Pryor, cuya cabeza fue lanzada hacia atrás por el impacto y luego rebotó en su espalda y regresó a su lugar, cual balón de básquet, pero no cayó.
Todavía me pregunto -al igual que muchos de ustedes también que vieron la pelea en ese momento y otros que la han visto su repetición por internet- cómo fue posible que un pegador como Arguello, metiendo ese puño neto, en el round 13, no pudo fulminarlo. Cómo Pryor pudo aguantar tal impacto. Y no solo eso, como retornó enérgico, eléctrico para el capítulo siguiente y para demoler a puños contra las cuerdas a un agotado oponente.
Fueron más de 20 impactos seguidos, lanzados por Pryor, desde todos los ángulos sobre el rostro del nica para que el árbitro Stanley Christodoulou detuviera las acciones y acto seguido sujetara por los brazos a Argüello para ayudarlo a descansar sobre la lona.
Luego se comentó, entre aficionados y algún allegado al nica Argüello, que Pryor había consumido antes del combate titular ciertas sustancias que le ayudaron a resistir tan fuertes puños en el trayecto de la refriega. Pudo Pryor así devolver puño a puño sobre la humanidad del Flaco Explosivo y derrotarlo. Casi un año después se realizó la revancha y el resultado fue el mismo, pero en menos rounds: nocaut técnico a favor de Pryor.
Bueno y ustedes se preguntarán el porqué del título de este conversatorio CIB: “Mis encuentros con Arguello y Aaron Pryor”. Tiene que ver con mi trabajo como periodista y de alguna manera con mis inicios en el boxeo.
La primera vez que vi al gran campeón nicaragüense fue en el año 1975 cuando vino a defender su título mundial peso pluma (57 kilos, 126 libras) contra el criollo Leonel Hernández. Entonces yo andaba de boxeador -aficionado-, y esto es literal. Acudí como todo fanático a ver los entrenamientos de Argüello al Coliseo Caracas, un vetusto escenario ubicado cerca de la Avenida Urdaneta. Allí el noqueador centroamericano realizó varios rounds con el venezolano Idelfonso Bethelmy, quien era un boxeador con un estilo rápido de manos y piernas, muy parecido a la forma de pelear del retador Leonel.
Mi impresión era que el nuestro (Leonel Hernández) tenía chance de quitarle el título al pegador Argüello, visto que Bethelmy lo hizo deslucir en algunos pasajes de la sesión de guanteos. Pero que va, Argüello era otra cosa cuando subía al ring a combatir en serio; y aunque Leonel animó en algunos rounds iniciales, terminó fulminado en el octavo capítulo con una derecha parecida a la que años después aguantó, de manera increíble, el nombrado Pryor.
A partir de allí Argüello comenzó a ser uno de mis boxeadores favoritos. Vendrían sus otros dos títulos mundiales (Ligero junior y ligero), y su aspiración de un cuarto fajín contra Pryor cuyo desenlace ya comentamos.
Mientras que mi encuentro con Aaron Pryor fue un poco más cercano. Resulta que para 1973, la selección preolímpica de Estados Unidos vino a nuestro país para un intercambio boxístico. La cita fue el 15 de julio en el gimnasio Gastón Portillo de La Vaga.
En el equipo gringo estaba un joven peso ligero que se iba a medir, por segunda vez en esta gira, al criollo Luis Beltrán “El Loco” Rodríguez, nuestro representante de la selección en la Olimpiada del año anterior en Munich, Alemania,1972 -Rodríguez ya había perdido con Pryor en un choque realizado en el estudio gigante de Venevisión unos días antes.
En esta ocasión, Luis intentó arrollarlo, pero el estadounidense era un relámpago, entraba a la guardia de Rodríguez, pegaba y salía a gran velocidad. En el segundo asalto y ante la desesperación de no poderlo encontrar, El Loco mordió en el hombro al sorprendido Pryor. Le descontaron un punto al venezolano y eso privó para que la decisión favoreciera otra vez al prospecto gringo.
Pryor cerraría su gira triunfal en Venezuela derrotando por nocaut en dos rounds al cumanés Nelson Calzadilla. Al final Venezuela terminó imponiéndose al equipo de Estados Unidos en esta gira por Caracas y Cumaná, 2-1.
Mientras, Pryor continuó su carrera en su país y en las eliminatorias a la olimpiada de Montreal, Canadá, 1976 derrotó a otro conocido de nuestra afición: Tommy Heanrs…pero fue eliminado en la pelea final para entrar al equipo olímpico por Howard Davis, quién sería medalla de oro en la cita de Canadá y además fue declarado como “El Boxeador más Técnico”, competencia en la cual estuvo también con el esquipo estadounidense nada más y nada menos que otro joven estilista: Sugar Ray Leonard.
Mis otros encuentros con Argüello y Pryor fue 25 años después, otra vez aquí en Venezuela. Ya los tres inactivos como atletas, pero yo activo como periodista para las páginas deportivas del Diario de Caracas.
Resulta que para octubre de 1998 se dio en Caracas el entonces novedoso programa KO a las Drogas, organizado por la AMB, y me tocó entrevistar a varias figuras del boxeo internacional que fueron invitados al evento, entre ellos Pryor, Arguello y al árbitro Satanley Christodoulou, tercer hombre del ring en aquella primera pelea entre ellos y de la cual se cumplieron 38 años.
En sus declaraciones Argüello nos dijo que en verdad él pensaba que se podía ganar a Pryor. Aunque él pudo haber optado por ese cuarto título contra otros campeones (Leroy Haley del CMB o Saoul Mamby) que parecían más accesibles, derrotables, que el peligroso Halcón Pryor. “Pero yo quería hacer historia enfrentándome y derrotando al mejor de la categoría”, dijo. También el caballeroso nica tuvo palabras de reconocimiento para el árbitro Christodoulou, quien a su juicio “Me salvó la vida al parar el combate. Pude haber muerto en esa noche”.
Al ser consultado Christodouluo sobre el porqué dejó golpear tanto a Argüello en ese round, dijo: “No podía detener el combate antes porque el peso histórico del gran nicaragüense era mucho. Y la pelea, aunque iba adelante Pryor, estaba muy pareja al momento de producirse el nocaut”.
La conversación con Pryor fue más prolongada y me permitió referirle sobre aquella pelea del año 73 contra el “Loco” Luis Beltrán Rodríguez en el gimnasio Gastón Portillo de La Vega. Él se sorprendió y me preguntó por qué yo conocía tantos detalles de ese careo.
Le referí que aquella cartelera se inició con tres peleas entre boxeadores de clubes capitalinos. Y quien escribe del equipo Santa Teresa derrotó esa misma noche a Jorge Ortiz (La Vega) al inicio de la programación. Y luego me quedé para ver la totalidad del evento donde además combatieron Alfredo Pérez, Faustino Quinales, Ernesto Sánchez, integrantes de la selección nacional de Venezuela.
Luego de la anécdota, entre otras cosas que hablamos, Pryor reconoció que “tuve problemas con la adicción al alcohol y las drogas, ya superados gracias a Dios (…) Pero sinceramente, el Pryor de aquella noche en Miami jamás perdía con Argüello. Para mí fue un gran orgullo darle la oportunidad por el título, dos veces, y haberlo superado, pero te juro, sin ningún tipo de estimulante como se dijo entonces. Fue a punta de calidad y garra”.
Bien amigos, hasta aquí este Conversatorio CIB por el día de hoy. Espero que les haya entretenido en este tiempo de cuarentena. Y nos estamos contactando en una próxima edición ¡Cháu!