Por Mauricio Sulaimán
Prensa/CMB/Jabeando/28-11-2020.- Aquella mañana del 5 de noviembre de 2004, la familia se alistó temprano para tomar el primer vuelo a Ciudad Victoria, íbamos al homenaje de mi papa porque aquí sí se cumplió el adagio: “fue profeta en su tierra”, al mediodía estaba recorriendo las cortinillas que cubrían las letras doradas que pulió con el paso de los años, ahora con brillo decían “Boulevar José Sulaimán Chagnón.
Fue un reconocimiento que se le hizo en vida ante cientos de tamaulipecos que presenciaron el acto tanto en las banquetas como en las calles.
Aquel no fue un hecho común, el ambiente estaba impregnado de un entusiasmo desbordante y de un cariño y respeto de lo más sincero hacia don José, quien como es sabido en todas las etapas de su vida supo hacer amigos en la tierra que lo vio nacer y también obtener la admiración y la aceptación por muchos que personalmente no lo conocieron pero que estaban enterados de su vida como dirigente del boxeo mundial.
Sentado, sonriente, rodeado por su familia y las autoridades locales mi papá viendo cumplido uno de sus más caros anhelos como lo comentó minutos después para medios de prensa: “Hoy recibo un honor, el más grande que pueda recibir, me siento profundamente emocionado y con problemas para expresarme porque he dedicado mi vida a servir a los demás”, dijo en medio de atronadores aplausos, abrazos y palmadas.
“De mis padres aprendí a entregar mi vida al trabajo y al servicio de la sociedad siempre dentro de principios de humildad y sencillez, de estar en todo momento con mis amigos con la gente humilde a alguna de la cual estoy en posibilidad de servir por mi posición en el Consejo Mundial de Boxeo”.
“De este grupo inolvidable de hermanos victorenses aquí presentes me llevo en mi corazón su ejemplo y les prometo que seguiré por el mismo sendero, desde la Ciudad de México, que en donde resido actualmente. No es posible olvidar estos momentos, de amistad y de lealtad les hago saber que desde el mundo del boxeo continuaré trabajando como ustedes saben que me gusta hacerlo, buscando el bien y en ocasiones la grandeza para todos aquellos que nacieron en cunas humildes y que tienen en nuestro deporte una puerta para intentarlo”.
Estas fueron las sentidas, sinceras, inolvidables palabras con los que don José contestó al homenaje que le rindieron autoridades, familiares, amigos y gente del pueblo y agradeció a los tamaulipecos aquel cálido mediodía, que está como un capítulo estelar en la historia de nuestro estado.
Entre la multitud destacó la presencia de algunos de los más grandes boxeadores mexicanos de aquel momento, como Julio César Chávez, Daniel Zaragoza, Jorge “Travieso” Arce y Raúl “Ratón” Macías entre muchos más que igualmente reconocieron que estaban en presencia de un hombre que siempre los quiso y los protegió en el turbulento mundo del boxeo.
Unos minutos después algunos agentes de tránsito desocuparon la calle y dieron el banderazo para que fuera estrenado este boulevard José Sulaimán Chagnón.