*** El estadounidense encuentra la oportunidad de lavar sus heridas cuando intente recuperar su corona mundial de los pesados contra el británico, el próximo 24 de julio en Las Vegas
Por Luis F. Sánchez
Foto: Ryan Hafey/Premier Boxing Champions
Prensa/DLA/Jabeando/18-06-2021.- Deontay Wilder tiene la sangre en el ojo con Tyson Fury. Solo piensa en el desquite. Y su gran oportunidad se presentará el próximo 24 de julio en el T-Mobile Arena, en Las Vegas, cuando enfrente por tercera vez al campeón mundial de los pesos pesados.
El estadounidense era el campeón reinante del Consejo Mundial de Boxeo. A lo largo de su carrera se mantenía invicto en 42 peleas con el asombroso récord de 41 victorias por KO. Solo un rival había podido mantenerse en pie durante todo el combate. Ese fue precisamente Fury, el 1 de diciembre del 2018 con un empate a 12 asaltos.
La gran sorpresa se produjo, sin embargo, el 22 de febrero del 2020 en el MGM Grand en Las Vegas, en el desempate. Cuando nadie lo esperaba, Fury noqueó a Wilder en el séptimo asalto después de haberlo tirado a la lona en el tercero y el quinto.
FURY LE QUITÓ TODO A WILDER: EL INVICTO, LA CORONA Y EL ORGULLO
“La golpiza que le di en la última pelea de seguro ha dejado en su vida un duro efecto físico, mental y emocional”, sentenció el británico en la conferencia de prensa que ofrecieron ambos púgiles el 15 de junio pasado en Las Vegas. “Me quedé muy preocupado sobre su salud después de la manera cómo le pegué”.
Desde entonces ninguno de los dos boxeadores volvió a pelear. Por lo tanto, el compromiso del 24 de julio será no solo el regreso a la acción de dos de los mejores boxeadores de nuestro tiempo sino el termómetro para medir el actual momento de ambos.
“He entrenado sin parar durante la pandemia y me he ido construyendo”, indicó Wilder. “Todo este tiempo entre ambas peleas será bueno para mí y malo para él. Todo este tiempo me ha permitido progresar”.
La tarea no será fácil para Wilder. Su rival hizo lo que nadie había sido capaz de hacerlo y lo despojó de la corona del CMB, que el estadounidense había mantenido durante cinco años. Esa victoria, sin embargo, revela los enormes atributos de Fury.
El momento más grande de la carrera del británico se produjo cuando arrebató los cuatro cinturones mundiales al ucraniano Wladimir Klitschko, el 28 de noviembre del 2015 en la Esprit Arena, en Dusseldorf, Alemania, ante 55.000 espectadores.
Diez días después de su hazaña la Federación Internacional de Boxeo le quitó la corona porque Fury no aceptó una pelea mandatoria exigida por esa organización.
Fury se había comprometido para la revancha con Klitschko, pero esta nunca se materializó porque el británico cayó en un pozo de abuso de drogas y alcohol y en un desequilibrio mental.
Aquella crisis lo mantuvo alejado tres años de los cuadriláteros. Fury tuvo el poder de recuperación para surgir de la caída e ir reconstruyendo poco a poco su carrera.
Esa fe para escapar del infierno le ha valido a Fury la admiración de muchas personas que lo tienen como un ejemplo de perseverancia.
La ayuda de su entrenador Sugar Hill Steward contribuyó mucho a solidificar la recuperación total del campeón.
“La cantidad de tiempo que compartimos juntos desde que unimos fuerzas (En diciembre del 2019) no ha cambiado nada entre nosotros”, aseguró Steward. “Nuestra química siempre ha estado ahí. Lo único que ha ocurrido a lo largo de este tiempo es que ahora él tiene el poder de noquear a un rival con un solo golpe”.
Malik Scott, entrenador de Wilder, tiene claro el peligro que ofrece fury: “Veo que esta pelea tiene una sola vía”, adelantó Scott. “Si dejas a Fury hacer lo que quiere hará mucho más que eso. No tengo ninguna duda que Deontay se convertirá por segunda vez en campeón mundial de los pesos pesados y lo hará por KO”.