Prensa/CMB/Jabeando/26-08-2021.- Desde tiempos muy remotos el boxeo ha sido ese deporte del cual todo el mundo habla, de donde caras desconocidas se convierten en íconos e ídolos de su pueblo, en orgullo de sus naciones y en modelos a seguir y es justo en este ir y venir del boxeo, donde hemos visto desfilar a cientos de miles de boxeadores, algunos de ellos que brillaron de manera efímera, otros tantos que pasaron de manera volátil por el pasillo de la fama; pero también, muchos otros que se convierten en leyenda, que deslumbran en cada una de sus actuaciones ya sea con su fuerza, su entrega, su peculiar estilo, la “ferocidad” con la que combaten, pero en especial por la pasión que dejan ver cuando sus puños se enfundan en ese par de guantes.
Sin embargo, y pesar de que estos atributos son los que los coloca en ese estatus, creo que existen cualidades extras que definen a un verdadero rey de los cuadriláteros, esto, pensando más allá de la disciplina, las horas de entrenamiento, el rigor de la alimentación, el poder de la pegada y todo aquello que físicamente es imperativo para lograr el objetivo buscado.
Un verdadero campeón posee cualidades invisibles, que sólo pueden percibirse cuando tenemos la oportunidad de verlos en acción. En este punto me refiero a la inquebrantable voluntad de triunfo, a los que aún después de haber caído se levantan con los puños llenos de coraje y determinación para lanzar golpes no sólo a partir de su guardia, sino desde el corazón, aun cuando el físico agotó sus recursos.
El genuino campeón es aquel que conociendo la adversidad no renuncia, que tiene conciencia no sólo de su potencial sino también de un espíritu privilegiado que lo lleva al frente y lo dirige siempre a buscar la victoria.
Y es que este brío inquebrantable lo hemos visto en algunos boxeadores, que aun cuando su cuerpo no puede más, aparece en ellos un “algo” que los lleva a continuar llevándose con esto el respeto y la admiración de los espectadores, pues es un hecho que se agradece y aplaude siempre.
Una determinación basada en una pasión con la que nacen y que han ganado un lugar en la historia del boxeo, pero también el corazón de los aficionados… Muhammad Alí, Sugar Ray Robinson, Sugar Ray Leonard, Willie Pep, Manny Pacquiao, Roberto Durán, Sergio Martínez, Floyd Mayweather, Israel Vázquez, Juan Manuel y Rafael Márquez, Julio César Chávez, Humberto González, Francisco Vargas, Carlos Zárate, Lupe Pintor, Marco Antonio Barrera, Carlos Monzón, Oscar de la Hoy, por mencionar solo algunos, nos hacen recordar que el boxeo no es sólo un deporte de estrategia, golpeo o condición física, sino también, de un cúmulo de ilusiones, coraje, valor y honor.
Hoy tengo la más firme convicción de que un campeón no sólo está hecho de victorias, nocauts, fuerte pegada, buenos entrenadores, largas horas de gimnasio, cuerpo sano y atlético; un genuino rey de los cuadriláteros es aquel que no se da por vencido, que tiene conciencia no sólo de su físico sino también de un espíritu privilegiado, que encuentra el equilibrio en todos los ámbitos de su vida, que vive en el lejano sueño que tuvo en la infancia, y que con el paso de los años no ha perdido ni en un solo instante la voluntad y aquel “algo” que lo hace conservar la humildad propia de los hombres victoriosos.