Remembranzas de don José Sulaimán

Prensa/CMB/Jabeando/31-08-2021.- El Siempre lo aseguró, que fue uno de los peores días que don José pasó dentro del boxeo, fue aquel 13 de agosto de 1982, cuando en plena madrugada, lo despertó una llamada telefónica para informarle que antes de la media noche anterior, la del día 12, el gran campeón Salvador Sánchez había perdido la vida.

Sucedió en la carretera de Querétaro, en la que el famoso peleador, uno de los mejores plumas que registra la historia, se dirigía a Santiago Tianguistenco, después de haber estado con su esposa María Teresa y sus dos hijos, Christian Salvador y Omar, de 16 y 4 meses de edad, respectivamente.

El mexiquense conducía su automóvil, un “Porsche” que según decían le había obsequiado su promotor Don King, quien llegó a México precisamente el día 13 por la mañana y en compañía de mi papá se dirigieron a la tierra que vio nacer al pugilista aquel que era ya un ídolo de la afición mexicana y contaba con el reconocimiento de todos.

Los detalles de la colisión no quiero detallarlos, se ha hablado mucho de ellos y no es nada agradable. El lujoso auto simplemente quedó incrustado en la parte posterior de un trailer.

A Salvador se le pronosticaba un futuro de lo mejor en los cuadriláteros, especialmente porque iba a iniciar una campaña en peso ligero. Así lo anunció su apoderado, el licenciado Juan José Torres Landa tras su victoria más reciente, que infortunadamente fue la última, cuando el mes anterior había noqueado al entonces novato ghanés Azumah Nelson en el “Garden” neoyorkino.

En la multitud que se reunió tras el infausto suceso, había -además de los ya mencionados- otro gigante de los cuadriláteros y víctima de Salvador, el puertorriqueño Wilfredo Gómez. Algunos se acercaron al señor Sulaimán para solicitarle una oportunidad por la faja que había quedado sin dueño. Uno de ellos fue Marcos Villasana. Todos fueron atendidos no obstante la tristeza que indudablemente se sentía en un ambiente que mi papá siempre trató de olvidar.

Don José, King, Torres Landa, Cristóbal Rosas y otros de los que estuvieron más cercanos a Salvador, se separaron de quienes los rodeaban, formaron un grupo especial y durante muchas horas estuvieron comentando todo lo que fue aquel joven de 23 años, y lo que podría haber logrado como peso ligero.

Antes del trágico suceso ya estaba muy adelantado el proyecto de un enfrentamiento con otro de los grandes, el nicaraguense Alexis Arguello.

Cuando la última palada de tierra cayó sobre el féretro que contenía los restos del inolvidable campeón fueron muchos los que se negaron a salir del viejo cementerio de Santiago Tianguistenco y abandonaron el lugar hasta altas horas de la noche.

Desde entonces cada año se recuerda a Salvador con una misa en la bellísima catedral local, seguida de una visita al panteón mencionado y con el tiempo se le ha ido agregando una función de boxeo.

Lo anterior se quedó como una costumbre desde que Don José asistió desde el primer aniversario para ofrecer una oración en recuerdo de uno de sus héroes.

Para finalizar, les comento que tenemos pensado para el año próximo, el aniversario 40 de su fallecimiento, recordarlo de una manera muy especial con un gran homenaje en su tierra.

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