Armando Zerpa una vida combatiendo entre las cuerdas

*** En sus tiempos de boxeador era conocido como “El Clay venezolano”, ahora le dicen “Armando Pueblo”, compositor y cantante

Por José Cuevas

Prensa/Jabeando/06-09-2021.- Llegó al periódico Jabeando terciando al hombro un cuatro y con un manojo de hojas en su mano donde estaban plasmadas varias letras de su autoría y se presentó el mismo: Soy “El Clay venezolano” o “Armando Pueblo”, aunque su nombre real es Armando Zerpa.

Zerpa en guardia positiva recuerda su historial boxístico

Le lancé la primera pregunta, tan rápido como un jab:

¿Por qué te dicen “El Clay venezolano”?

– Porque a inicio de la década de los setenta estaba haciendo campaña como boxeador en México, y allá fue que me pusieron ese sobrenombre en alusión al ex campeón mundial del peso completo Cassius Clay (Muhammad Ali).

¿Acaso tu estilo de pelea era igual al de Clay?

– Más que por tener un estilo parecido al de Clay, era por lo charlatán. Me dio entonces por pronosticar los rounds en que noquearía. A veces cumplía, otras veces no, pero al final llamaba la atención de los aficionados, como un Clay, venezolano.

¿Y qué tal tu récord?

– Yo comencé a boxear en la parroquia San Juan de Caracas. Entrenaba y boxeaba en el recordado Palacio de Los Deportes. Debuté en profesional y luego de 8 victorias me largué a México.

¿Y conquistaste el mercado boxístico de México?

– No. Pero mi nombre comenzó a sonar en México luego de una sesión de guanteos en que derribé al entonces campeón mundial welter, el cubano Ángel “Mantequilla” Nápoles. Al día siguiente los diarios reflejaron el acontecimiento con una gráfica en la cual se veía al monarca en el suelo (Lona)

Simplemente Armando Pueblo

¿Y por qué no continuaste tu carrera en México?

– Después de la publicidad recibida, un promotor mexicano me contrató para ir a combatir en Filipinas contra el retador del peso súper pluma, el local René Barrientos. Con la promesa que sí ganaba recibiría un chance por el título.

El favorito era el ex campeón Barrientos. Pero sorpresa: en un repleto Internacional Center de Honolulú vieron rodar por la lona cuatro veces a su ídolo, aunque en el segundo asalto me había lesionado la mano izquierda. Barrientos sintiéndose perdido empezó a ensuciar la pelea con cabezazos y golpes bajos. Yo respondí -que no debí- igual y en el noveno me descalificaron. Pero me di el gusto dejarlo listo para el retiro.

¿Allí acabó tu carrera?

– El público filipino estuvo en desacuerdo de cómo me pararon la pelea. Fui aplaudido y me lanzaron dólares en reconocimiento al combate que hice ante su ídolo. Pero yo con la calentera (Arrechera) que tenía, comencé a patear los dólares que me lanzaron. O sea que hace casi medio siglo (07 junio de 1972)

Regresé a Venezuela, intenté continuar mi carrera. Pero no hubo apoyo. Los promotores se quedaron en puras promesas y me retiré. Hoy ando con este cuatro, componiendo canciones que hablan de las luchas sociales del ciudadano de a pie, porque eso me dicen también «Armando Pueblo».

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