Reseña del boxeo profesional en Venezuela (Primera parte)

*** El impacto de Firpo

Resumen: por don Miguel Burguillos/Juez de Boxeo de la CIB

Prensa/CIB/Jabeando/2401-2022.- En la aledaña Caracas se habla de boxeo y en 1923 Luis Ángel Firpo, argentino nacido el 11 de octubre de 1896, protagoniza el 14 de septiembre, uno de los más espectaculares combates que la afición ha visto jamás, desde el momento en que sonó la campana iniciando la pelea, cuando Jack Dempsey al fallar recibió una bestial derecha de Firpo que lo envió a la lona, hasta el momento en que Jack Dempsey desapareció del ring cayendo sobre las maquinillas de escribir de los cronista que estaban en el ringside. Fue el round más importante de toda la historia del Boxeo mundial, el mejor round que jamás hayan peleado boxeadores algunos antes o después.

En el segundo round el campeón mundial Jack Dempsey salió agachado, disparando su derecha y su izquierda arriba y abajo. Firpo se desplomó y se levantó a la cuenta de cuatro, atontado y como un gigantesco árbol que estuviera amenazando con irse abajo. Otro izquierda y otra derecha y Firpo cayó y permaneció allí tendido sin mostrar signos de vida, mientras la multitud gritaba con todas las fuerzas de que era capaz. El vencido era igualmente héroe y era un latinoamericano. Esto impactó terriblemente a toda la región y a la gente que habita al sur del Río Grande.

Venezuela no estaba excluida, la afición venezolana sentía como suya la demostración de Firpo. “El Toro Salvaje de las Pampas” Rafael Otazo, empresario aprovecha el momento y contrata a una media docena de peleadores extranjeros, con el ánimo de ofrecer exhibiciones en Caracas, entre los que destacaron Ricardo Grosso, Panamá Carpentier, Midget “El enano” Fonetta, quien después se convierte en un magnífico boxeador y llega a disputar el título mundial Ligero Jr. con Kid Chocolate en la Habana, el 10 de abril de 1932 y, considerado luego de su retiro como uno de los mejores de todos los tiempos.

En su país natural, con los peleadores en Caracas, Otazo organizo programas en donde se trataba de antagonizar razas, ofreciendo en los programas “Blancos” contras “Negros”, buscando una rivalidad que pudiera impactar al público y, por lógica, garantizar en cierto modo el éxito económico de las veladas.

Se incluye en la programación boxística un film popular de la época, “La novia del Mar” y con un éxito más o menos importante comienza a servir de escenario para el Boxeo y, en el circo Metropolitano situado en la Esquina de Puerto Escondido se habitúan los parroquianos al metropolitano y se hace punto de reunión para hablar de boxeo.

Comienzan a aparecer los primeros pugilista venezolanos, Rafael Caraballo, “El mocho Gil”, Jesús Romero “Toribio”, quien además jugaba béisbol con el Magallanes. Rafael Caraballo resulta el más pintoresco del grupo; fuerte pegador que cuando era superado sobre el ring esperaba a su adversario a la salida y buscaba el desquite, usando todos los recursos a su disposición (codo, cabeza, rodillas). Era un boxeador muy fuerte que no sabía perder. Quizá hoy día sería un verdadero ídolo y movería los torniquetes con profusión cada vez que se le anunciará para pelear.

En los albores de 1924 se marchan los pugilista extranjeros, pero ya está sembrada la semilla y comienza a germinar, dando inicio a las actividades sin prisa, con discreción, pero permitiendo que el gusanillo del boxeo se vaya metiendo en la sangre de los venezolanos.

Fuente: Riveiro R. (1981) El Boxeo Profesional en Venezuela 1922-1981. Impresos Urbina. Banco de los Trabajadores de Venezuela. Caracas

 

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