*** Este 25 de junio se cumplió un siglo del inicio oficial del boxeo profesional en Venezuela
Por Juan Carlos Torres
Fotos: Javier Campos
Prensa/Jabeando/27-06-2022.- El compañero periodista y exboxeador amateur, José Enrique Cuevas Mayorca, un especialista de esta materia deportiva nos concedió una entrevista por la celebración de cien años del boxeo en Venezuela. A propósito de esta fecha escribió una novela, Soy el boxeo, sobre la cual estuvimos conversando junto a otros temas, todos en torno al deporte de los puños y su historia en nuestro país.
Has escrito una novela en torno a los cien años del boxeo en Venezuela. ¿Qué te motivó a escribir esta novela, cuál fue tu impulso?
—Bueno mira, al principio hay que ver la parte histórica correspondiente a mi persona, yo fui un boxeador amateur cuando estuve activo en el deporte como boxeador, luego que termina mi fase como atleta activo, me pregunté cómo sigo vinculado al deporte y al boxeo específicamente. Bueno, a través del periodismo. Me gradué en la Universidad Central de Venezuela, allí comienzo a trabajar en diferentes áreas del periodismo, pero me encauso por el deporte en general y me especializo, aunque suene jactancioso, en el boxeo. Tanto así, que mi tesis de grado fue sobre el boxeo, se llama La narración y el comentario del boxeo a través de la radio y la televisión. Me gradué con esa tesis que obtuvo Mención Publicación y la pueden encontrar en la Biblioteca de la UCV.
Continúo mi trayectoria periodística siempre ligado a la actividad boxística. Ahora se presenta esta oportunidad, porque no es fácil estar uno presente, gracias a Dios, vivo como se dice, en cualquier evento que esté cumpliendo cien años. Sucede que este 25 de junio se cumple un siglo del inicio oficial del boxeo profesional en Venezuela. Se inició en Maracaibo el 25 de junio de 1922. Aproveché todo este largo inciso, que ha sido la pandemia, para concretar esta idea que tenía de realizar una novela sobre el boxeo. Me serví del encierro de la pandemia para realizar y concluir la novela.
La novela está ahí, como un aporte de mi persona para una actividad que me enseñó mucho y que de alguna manera me ayudó a encausar mi vida, porque yo soy de un sector de acá de Caracas bastante pobre, pobre en el sentido económico, por lo que tuve que superar muchas cosas. A partir de allí escribí esa novela sobre el boxeo venezolano, Soy el boxeo.
Mencionas el 25 de junio de 1922 como la fecha de inicio oficial del boxeo profesional en Venezuela…
—Bueno, verdaderamente en aquel momento el boxeo profesional se combinaba con el amateur, había toda una mezcolanza ahí, pero bueno, la actividad estaba ya encaminándose formalmente.
¿Fue un primer encuentro internacional que hubo en la ciudad de Maracaibo?
—También, acuérdate que por La Guaira, en el puerto, llegaban muchos visitantes y de ellos muchos inmigrantes. Pero aquí el boxeo no caló y esos atletas, entre comillas, que llegaban, se iban a Maracaibo a hacer un tour por allá. Hicieron exhibiciones y se concretó un combate oficial entre un venezolano y un extranjero. Daniel Alvarado, tatarabuelo de Daniel Alvarado, el actor, y un antillano llamado Ernest Swamberg, que decían que era estadounidense, pero seguro que era de las Antillas, pero para darle mayor rimbombancia al evento dijeron que era estadounidense.
Lo cierto es que fue un desastre para el venezolano, pero quedó la fecha. Ahí arranca toda una historia de cien años del boxeo venezolano con alzas y bajas de la actividad boxística, donde hemos tenido unos topes muy importantes, cuando el boxeo le disputaba las primeras páginas a otros deportes como el béisbol y el baloncesto. El fútbol, que tiene más tiempo como actividad deportiva, no agarraba pizarra allí, como dicen los hípicos. Entonces el boxeo vendía, los periódicos importantes de Venezuela anunciaban los combates por títulos de los venezolanos.
Hubo un momento muy importante donde el boxeo tuvo una gran presencia en los medios. ¿Dónde ubicarías tú la edad dorada del boxeo venezolano?
—Bueno, quizá porque yo la disfruté al máximo, tendría yo 14 años, más o menos, estamos hablando de los años 1971-1972. Yo comienzo a practicar en ese momento boxeo y era cuando teníamos cuatro campeones mundiales. Era toda una efervescencia, todos los ámbitos venezolanos tenían que ver con el boxeo, la política, la economía, todo giraba en torno al boxeo; el béisbol siempre ha tenido su espacio, pero el boxeo tenía sus primeras planas, a nivel informativo estaba en su apogeo.
Lógicamente, porque estábamos por encima de países con tradición boxística como Panamá o México, que tenía más de 80 millones de habitantes, y Venezuela estaba primero que ellos. Luego en 1988 también fue una buena fecha, tuvimos cinco campeones mundiales. Después vino un decaimiento. Actualmente tenemos solo dos campeones mundiales: una dama, Mayerlin Rivas, y un caballero, Róger Gutiérrez, quien le entregó una faja honorífica al presidente de la República, Nicolás Maduro. También estuvo presente el presidente de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), Gilberto Mendoza.
Al respecto José, y después de un siglo de historia, ¿Cuál es tu opinión del estado actual del boxeo en el país?
—Creo que debería estar mejor de lo que está, tomando como referencia la cantidad de campeones que tenemos, deberíamos tener más campeones y más representatividad, esto en el boxeo profesional. En el boxeo amateur tampoco andamos bien. La última representación en los Juegos Olímpicos no caló, y deberíamos tener mayor representatividad ahí.
Lo que me llama la atención es que el material humano está, hay calidad en el atleta venezolano, hay calidad en el boxeador venezolano, hacen falta otras cosas. No desconozco la ayuda que ha estado aportando el Estado al boxeo venezolano, de hecho, este acercamiento que ha tenido la AMB con el gobierno deportivo me parece excelente, hay que aprovechar esa oportunidad. Pero ha habido fallas. Se han hecho las cosas como creo que no se han debido haber hecho y eso ha repercutido en el atleta y el atleta ha bajado su nivel. Hay que revisar la parte de los entrenadores y la dirigencia.
Por ejemplo, yo no concibo que en este momento, a pocos días para cumplirse un siglo de una actividad que le ha dado tanto prestigio al deporte venezolano, 39 campeones mundiales que hay en mi cuenta, seis medallas olímpicas, no se esté preparando de alguna manera para ese día algún evento especial de los cien años del boxeo en el país.
Yo he hecho mi aporte al escribir esta novela, la novela está aquí, de hecho voy a hacer una donación a la Biblioteca Nacional de unos ejemplares, para el que quiera leer vaya y lea. Yo creo que en materia de boxeo deberíamos estar mejor. Hay que revisar esas cosas. Yo estoy dispuesto a colaborar pero evidentemente se necesita el aporte económico, puedo aportar ideas pero eso es parte del trabajo.
¿Por qué la novela y no otro género como la crónica o el ensayo para abordar la historia de los cien años del boxeo nacional?
—Fíjate, hablemos un poquito de lo que fue mi tesis de grado. Yo investigué mucho ahí, vi muchos reportajes, vi muchas reseñas, revisé muchos libros estadísticos de récords, nocauts y todo ese tipo de cosas en torno a lo que es el boxeo. Dije, bueno, ahora tú te metes en internet y con googlear ahí te aparecen récords, la pelea, estadísticas, eso lo tienes ahí a la mano. Entonces tengo que buscar la forma de contar esa historia de cien años de otra manera. Así que la novela como género literario me permitió trabajar ideas, fantasear, sin dejar de ser objetivo ni faltar a la verdad histórica y a la realidad. Crear cosas, hacer poesía. Porque el boxeo tiene todo eso, el boxeo es la ética, es caerse, levantarse después de estar en el foso. Eso es el boxeo.
Parece un tema de salsa, es caer es levantarse…
—Bueno, el género de la salsa también le ha dedicado sus temas al boxeo. Todos los géneros culturales, literatura, pintura, el cine, la música. Aquí hubo un momento que una de las grandes figuras del boxeo venezolano, Ramón Arias, que en los años 50 fue el primer venezolano en disputarse un título mundial dentro del país, en una primera oportunidad en 1958 y otra en 1963. Lamentablemente perdió, pero mira el mismo Daniel Santos le escribió una canción para la época que llama Ramocito el campeón o algo así.
¿Qué encanto tiene el boxeo para ser tan retratado en las artes?
—Mira, yo no sé de verdad, pero que se hayan interesado en el boxeo figuras como Oscar Wilde, Julio Cortázar, Salvador Garmendia, Borges. Para que un argentino diga que prefiere los personajes del boxeo a los del fútbol, hay que ver por qué. El boxeo tiene eso, retratar lo épica que es la vida, el afrontar adversidades a las que hay que superar. Lamentablemente, como en la épica griega, el héroe no se mantiene como los dioses inmortales en el Olimpo, sino que la mayoría lamentablemente cae, porque no son seres ficticios, son seres humanos.
Claro, cuando llega el momento de las victorias, el boxeador es alzado en hombros y alabado como un dios. De hecho hay una anécdota en una novela de un escritor colombiano que hizo un trabajo biográfico de Kid Pambelé. Hubo un evento en el cual le están haciendo un homenaje a Gabriel García Márquez y para lisonjearlo el presentador dijo, está haciendo acto de presencia uno de los colombianos más universales que tenemos, el más conocido a nivel mundial, entonces García Márquez se para y pregunta a viva voz: —Bueno, ¿dónde está Pambelé, dónde está Pambelé?
Kid Pambelé en ese momento era la gran figura del boxeo colombiano.
Bueno, la literatura ha tocado eso y todas las artes han tratado al boxeo porque forma parte de la vida, de esa lección de vida, nada es fácil, es llegar y luego mantenerse.
Más que el género, ¿es el mismo boxeo el que brinda la licencia poética para hablar de él?
—Homero hablaba de una actividad parecida llamada pugilato. Ah, con respecto a la novela, tomo el género de la entrevista porque considero que es el que mejor se presta para un intercambio de palabras, parecido a una acción de combate. Porque hay momentos en el que el personaje acorrala al periodista y el periodista se tiene que defender. Así que además del género de la novela, tomé como recurso y método literario la entrevista.
O sea que el diálogo se entreteje a través de entrevistas.
—Sí, porque eso es lo más parecido a un combate.
Habías hablado de los dos representantes que tenemos actualmente a nivel mundial, Mayerlin Rivas y Róger Gutiérrez. ¿Qué opinión tienes del boxeo femenino?
—Oye, en principio no me gustaba, no me gustaba por lo estético, porque una dama … fue quizás algo de machismo. Pero a través de los años y con lo que he visto, me he convencido que las mujeres son tan tenaces como cualquier hombre. Las peleas estéticamente son mucho mejores, la parte técnica y en muchas oportunidades las mujeres hacen combates más interesantes, que incluso los hombres. Es diferente.
Lo único que sí digo en la actualidad es que las mujeres tienen que ganar igual que sus compañeros masculinos. Lógicamente, debe haber una igualdad porque realizan el mismo trabajo, incluso ellas tienen unos periodos especiales y continúan trabajando igualito. Para mí eso debe revisarse no solo aquí en Venezuela, sino a nivel mundial, porque no gana lo mismo una campeona mundial que un campeón mundial.
Fíjate, esto debe ser una parte dentro de tu novela, yo me lo plantaba como el lado oscuro y el lado iluminado del boxeo. Pensé en dos figuras polémicas, una porque fue un caso sonado por el feminicidio y suicidio del Inca Valero y su esposa; el otro es un hombre que algunos lo han llamado el Don King venezolano, que fue Rafito Cedeño, uno los promotores de boxeo más importantes de la escena nacional, cuya figura se vio comprometida por una serie de historias que puso en duda su ética.
—Yo también toco en la novela el tema de los promotores. El boxeo profesional es un negocio y en el caso de Rafito, un hombre que se ganaba la vida vendiendo pollos allá en Maracaibo, se lanzó a la aventura y como comerciante llevó a varios venezolanos a disputar el título mundial, pero la entrega de cuentas no fue realmente allí muy beneficiosa para los atletas. Tenía que ver un poco con el nivel de ellos, de su educación, firmaban cosas que no debían haber firmado, poco asesoramiento. Allí eso se manejó de esa manera, pero de que fue un promotor importante que le ganó algunas competencias internacionales a Don King, porque montaba las carteleras los lunes y le ganó el rating a las novelas de Radio Caracas estando él en el Canal 8. Montaba el boxeo los días lunes y ese día estaban viendo el boxeo, algo tenía. Era un tipo muy hábil, lamentablemente terminó como muchos de los boxeadores, no terminó bien, terminó pobre, pero es una referencia de cómo hacer el boxeo en sentido comercial. Lógicamente los tiempos han cambiado, ahora los atletas tienen mayor asesoramiento, tenemos un Floyd Mayweather, que al mismo tiempo es pugilista y promotor, yo creo que para allá debe ir el boxeo, en la medida en que el boxeador se empodere de su carrera para poder ser independiente. Para eso se necesita una preparación, un conocimiento, una preparación cultural, no solo el entrenamiento físico. No es fácil porque el boxeo es un deporte bastante exigente.
Yo practiqué boxeo nueve meses en «La Cachucha» de la UCV, con el profesor Cabello…
—Miguel Cabello, excelente entrenador…
Bueno ahí había una muchacha, Claudia Muñoz, creo que tuvo una pelea profesional…
No ha hecho varias. El boxeo femenino se ha destacado en los últimos años. De hecho, fíjate, actualmente Mayerlin Rivas ostenta el récord porque es la primera campeona mundial y la segunda campeona mundial que tendríamos nosotros. Además, es la primera mujer campeona en dos divisiones, en peso gallo y supergallo. Ya ella está en la historia y considero que es una de las boxeadoras más completas que hemos tenido, sin dejar de reconocer lo que hizo «La Pollita» Ana Fernández y todas las que fueron pioneras. Pero creo que el nivel técnico que tiene Mayerlin es excelente, tiene buena estampa sobre el ring y los muchachos que han guanteado con ella oye, te digo, lo han sentido… Las mujeres han demostrado su valía y por eso tienen que ganar igual que sus compañeros hombres.
Evidentemente no crees que haya en la actualidad suficientes carteleras.
La televisión es importante, tenemos la responsabilidad la misma gente del boxeo, los promotores especialmente, con espectáculos que no son de calidad, con espectáculos donde montan una cartelera en la cual se dan ocho combates y la mayoría termina en el primer round y por nocaut. Eso lo que me demuestra a mí es que los muchachos no están bien preparados físicamente, no están aptos para combatir y no pueden dar un buen espectáculo.
El boxeo es un deporte de mucho riesgo y de eso deben estar muy conscientes los que lo practicamos, pero si tú estás en buenas condiciones físicas y bien preparado, ahí no debería pasar nada más allá de un nocaut. Lógicamente, pensando en que la carrera de un boxeador es muy corta, porque es muy exigente. Entonces los boxeadores deberían planificarse para tener una carrera máxima de diez años y ahí conseguir todos sus logros para retirarse en buenas condiciones. Claro, existe el compromiso profesional de estar bien preparados y tener las mejores condiciones para poder montarse en el ring, porque ahí no debería haber ningún tipo de ventajas.
Me estás hablando de la previsión y habíamos apenas mencionado, porque aún no lo hemos tratado: ¿El Inca Valero?
—El Inca Valero es un caso típico, fue un boxeador que llegué a entrevistar en algunas ocasiones, pero lamentablemente él tenía un comportamiento errático, tenía algún tipo de trastorno que lo hacía cambiar drásticamente sus estados de ánimo. Él era una persona con muchos problemas, que necesitaba ayuda y no la recibió en el momento indicado. Sí hubo intentos, pero había que ser más contundente en la manera de poderlo mandar a un tratamiento específico, había planes para eso, pero le dieron demasiada libertad. Él estaba en la cúspide, era su momento, pero era incapaz de tomar decisiones y terminó lamentablemente en esa tragedia.
Boxísticamente, tremendo peleador, récord Guiness, récord por nocauts, récord en todo. Pero en su vida había que ver un poquito de dónde venía en realidad, una familia disfuncional que se vino de allá de Mérida a dormir debajo del ring de un gimnasio en Caracas. Eso no te dice todo lo que hizo, pero las personas cercanas a él, incluso nosotros como periodistas, pudimos haber hecho más por tratar de ayudarlo, a él y a su familia. Uno como periodista solo se encargaba de entrevistarlo y reseñar sus triunfos, pero había que hacer más hincapié en ayudarlo, porque evidentemente era una persona con problemas. Lamentablemente hizo un mal terrible al boxeo.
¿Qué hay después de Soy el boxeo? ¿Tienes algún proyecto literario posterior a esta novela?
—Sí hay algo por allí, quería hacer algo más amplio a nivel internacional y tocar los países latinoamericanos. Pero en cuanto al boxeo, quisiera transformar el proyecto Soy el boxeo en una escuela de boxeo, en un club de boxeo que se llame Soy el boxeo. Así como se hacen las peleas interparroquiales, los eventos de boxeo aficionado, que reúnen boxeadores del estado Miranda, boxeadores del 23 de Enero, yo quisiera un club de boxeo que se llame Soy el boxeo, con todas sus ayudas, bien presentadito con sus baticas y todos sus implementos. Hacer una escuela para formar boxeadores, no solo como atletas sino también como ciudadanos, haciendo hincapié como principio básico en que estén estudiando, si no estudian no pueden ser miembros del club, no pueden pelear.
Estudiar, porque la carrera del boxeador es muy corta, fue lo primero que me dijo mi hermano cuando yo empecé a practicar. Me dijo, tú vas a practicar boxeo, vas a pelear, porque es lo que te gusta, pero vas a estudiar. Bueno por lo menos soy licenciado en Comunicación Social. No todos llegan a figurar en el deporte, porque es un camino muy complicado.
¿Qué nombres destacarías en estos cien años de historia del boxeo en Venezuela? Yo, por mi generación, destaco a Antonio Esparragoza y a Bernando Piñango.
—Sí, por supuesto, son excelentes luminarias. Lo que pasa es que es complicado, porque cada uno de nosotros tiene sus apegos con los boxeadores. Yo tratando de ser lo más objetivo posible, y aunque la historia del boxeo en el país comenzó en Maracaibo y los actuales campeones que tenemos son de allá, el primer campeón que tuvimos fue caraqueño, Carlos «Morocho» Hernández. Yo considero que él ha sido el mejor.
Esta conclusión la tengo porque decanto la carrera de los peleadores por los rivales a los que enfrentó, la calidad de los rivales que enfrentó, así hayan perdido o ganado, y Carlos «Morocho» Hernández se enfrentó a la flor y nata del boxeo mundial. La mayoría está en el Hall de la Fama, menos él. Esa es otra tarea que tenemos pendiente. ¿Por qué el boxeo venezolano durante estos cien años, teniendo figuras importantes como Carlos «Morocho» Hernández, como Betulio González, Leo «El Torito» Gámez, Luis «Lumumba» Estaba, no tiene un representante en el nicho del Hall de la Fama del Boxeo, como está Luis Aparicio en el béisbol? ¿Me explico? A ellos les corresponde.
Ahí hay responsabilidad de los periodistas, de la misma dirección boxística, ese es un trabajo que hay que hacer. Eso es como una campaña electoral, hay un candidato que tiene las condiciones pero que tiene que trabajar, y en el caso del boxeo se necesita mayor asesoramiento. Yo creo que Betulio podría estar en el Hall de la Fama. Leo Gámez, el único que ha sido cuatro veces campeón mundial en boxeo profesional. Lumumba Estaba, el que más ha mantenido el título mundial con once defensas. Betulio, tres veces campeón mundial en peso mosca, uno de los mejores. Miguel Canto está en el Hall de la Fama por qué Betulio no; si él perdió y ganó contra Miguel Canto. Entonces es un trabajo pendiente que tenemos los periodistas y la gente ligada al boxeo.
¿Sigues entrenado?
-Sí, cuando tengo tiempo hago mis ejercicios y le pego a los sacos para mantenerme en forma.
¿Has pensado en hacerte entrenador?
-Es la única fase que no he cumplido. Me gustaría, tengo que hacer el curso. He realizado algunos seminarios, creo que tengo la experiencia y el conocimiento para poder guiar a un atleta. El proyecto de la escuela Soy el boxeo, va por allí, enseñar y asesorar a los atletas a hacer cosas buenas y dentro de eso; ser un buen atleta y un buen ciudadano. Claro, para cristalizar el proyecto necesito ayuda, yo no tengo un gimnasio, solo tengo la idea. De hecho, quiero formar dentro de esa escuela algo para mantener y recuperar físicamente boxeadores o no, personas de la tercera edad que quieran aprender las técnicas boxísticas y que le sirvan tanto para ejercitarse físicamente como a nivel neurológico. Tengo un trabajo sobre eso, una especie de gimnasia mental que combina técnicas de boxeo con números y colores, sin un trabajo pesado a nivel físico sino para mantenerlos activos. Mi proyecto contempla desde el niño hasta el adulto mayor.
BIOGRAFÍA MÍNIMA
José Enrique Cuevas Mayorca es licenciado en Comunicación Social, egresado de la Universidad Central de Venezuela y exboxeador amateur. Cuenta con más de 30 años de experiencia como periodista deportivo en medios como: El Universal, El Mundo, Radio Continente, Radio Rumbos, Radio Nacional de Venezuela, Unión Radio, Canal 8 y la Agencia de Noticias Venpres. Actualmente colabora con el periódico digital Jabeando y es moderador del programa Jabeando Radio, que se trasmite por la emisora Radio Olímpica.
Fuentes consultadas por el autor de la novela Soy El Boxeo: «Para finalizar esta entrevista quiero reiterar mi agradecimiento a la CIB, a su presidente el Dr. Oscar Borges Prim, al equipo que le acompaña como las Dras. Indira Amarista y Diurkin Bolívar. También voy a citar varias fuentes que revisé para reafirmar datos para la realización de esta obra literaria: Además de mi tesis de grado académica (La Narración y el Comentario del Boxeo a través de la Radio y la Televisión, UCV), investigué en obras como: Grandeza, Miseria y Muerte en el boxeo profesional (Autor ltalo Tedesco), El Boxeo Profesional de Venezuela (Luis Enrique Arias), Venezolanos en el ring (Carlos Cárdenas Lares y Giner García ), también el libro 36 Monarcas y una princesa; además: Venezuela Olímpica (Alí Ramos); Cross a la mandíbula, cuentos argentinos de box (Castillo, Cortázar, Fontanarosa, Piglia) El Oro y la Oscuridad (Alberto Salcedo Bastardo), El Boxeo Contemporáneo, Pedro H. Cuggia, 1970, Puños Dorados, Jirge Alonso, entre otros artículos y reseñas de boxeo. En definitiva, como digo y sostengo: “nada viene de la nada».
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