***El antes y el después del baloncesto nacional es producto de la planificación. Vayan estas líneas de reconocimiento para traer aquellos días a las nuevas generaciones amantes del baloncesto, para que tengan una dimensión más clara acerca de ese hito
***Opinan Alexánder Nelcha y Víctor David Díaz como jugadores, Paco Diez como modernizador del basket, los periodistas Armando Naranjo y Fernando “Rebotero” Peñalver, además del profesor Paco García
Por Luis Carlucho Martín
Prensa/Jabeando/Deportivas/05-07-2022.- Una privilegiada lista integrada por Yván Olivares, Gabriel Estaba, Carl Herrera, Sam Shepherd, Luis Jiménez, Alexánder Nelcha, Nelson Kako Solórzano, David Díaz, Víctor David Díaz, Rostyn González, Melquíades Jaramillo, Omar y Armando Palacios (+), además del DT boricua Julio Toro y sus asistentes Mauricio Jhonson (+) y Henry Paruta, a quienes se une la dirigencia de ese momento, artífice y protagonista de la planificación a largo plazo que dio los frutos esperados, merecen mayor reconocimiento como el hito del baloncesto nacional, no solo por clasificar por vez primera a unos Juegos Olímpicos, Barcelona 92, ni por ser subcampeones de América detrás del Dream Team, sino por haberse vengado de una traumática derrota ante Brasil.
Venezuela no debería admitir improvisaciones ni actos de última hora, con endeble logística para celebrar esta gesta que abrió el camino para lo que hoy representa el baloncesto nacional.
Alexánder Nelcha: el reconocimiento del público es la mayor recompensa. Con pura humildad, Alexánder Nelcha, de Altavista, Catia y apóstol de la férrea defensa nacional, se traslada a esos días de gloria para reivindicar la emoción que causa ser reconocido por el público.
Al ganar el Suramericano de Valencia 91 aumentó la confianza del equipo. Jugar con esos poderosos –citó la lista completa de sus compañeros– demanda que cada quien debe subir su nivel. Yo lo vi así. Gracias a todos ellos mejoré mi juego y subimos como equipo. Viajamos a Portland cargados de confianza. Habíamos demostrado de lo que éramos capaces.
Relata cómo los afectó la sonada derrota contra Brasil –al que le habían ganado la final en Valencia un año antes– en la ronda regular cuando perdieron 128×81 (47 puntos de diferencia) La prensa y el entorno los señaló, mientras los amazónicos se mostraron jactanciosos. Había que reponerse y reconstruir el camino. «Seguimos con actitud positiva y ganamos todo, hasta que clasificamos a semifinales. Celebramos como es lógico, pero con la meta puesta en el nuevo rival: Brasil. Nos encargamos de que tropezaran contra otra Venezuela distinta a la de la ronda eliminatoria. No pensamos en la final sino en derrotar a Brasil, que nos había superado con un excelente porcentaje de cancha. Nos habían humillado. Por eso en las semifinales nos concentramos y pudimos vengarnos”, dice muy emocionado, como si hubiese sido ayer…
Aquel juego quedó 100×91 a favor de Venezuela. «Ahora sí estábamos en la final. Éramos mejores y lo demostramos».
“Nos dimos cuenta de la dimensión de lo que habíamos conquistado al llegar a Maiquetía. Desde la ventana donde estaba sentado Kako se veía multitudes con banderas. Un pueblo feliz que fue a recibirnos. La subida hacia Caracas duró como cinco horas. Nada mejor que tu gente te admire porque la hiciste soñar con tus logros deportivos. Aun hoy nos felicitan, me llaman», expuso vía telefónica desde su hogar en Alemania.
Víctor David Díaz: que vengan nuevos héroes. No todo fue viento a favor. Víctor David Díaz apela al poder de la mente y su magia para trasladarse al pasado, del que recuerda ratos amargos del torneo, «que se jugó en tres momentos, lo bueno, lo malo y lo feo –parafraseando el disco de Willie Colón–, con el resultado a la vista». Rememora que en Portland sufrieron el traumático traspiés ante Brasil. «Y seguir hasta triunfar dice que supimos emparejar la carga en la carretera».
Además, hubo duros escollos contra México y Canadá. Recientemente analizó con varios de sus compañeros lo sucedido y asegura que «la colectividad del equipo como asuntos extra cancha marcaron huella en el desempeño positivo grupal. El objetivo pasó a ser la venganza. El deporte brinda esas oportunidades. Nos vengamos de Brasil. Con esa gesta logramos una de las hazañas más importantes de la historia, sin desmeritar a nadie porque la idea es enaltecer. Según los críticos del deporte aquella fue una gesta a nivel de héroes, nosotros, luego vinieron los de México y ojalá vengan nuevos héroes…”
Paco Diez: Nada fue producto de la casualidad. «Los Héroes de Portland, con lógico protagonismo de los jugadores, representan para el deporte nacional la culminación del programa de su formación académica y deportiva en Estados Unidos. Incluso ese programa se inició un poco antes de los Panamericanos de Caracas 83. Contamos con la experiencia de jugadores como Felice Parisi (+) e Yván Olivares. A pesar de su juventud tenían experiencia del extranjero. En los Panamericanos se inició un proyecto de renovación con Yván, Gabriel Estaba, Carl Herrera, incluso menores de edad, que inyectaron a la selección una fuerza mixta entre juventud y experiencia. Martín Escobar, Armando Palacios. Allí nada fue improvisado. Fue un crecimiento sostenido y bien planificado. Se siguió batallando y bajo las riendas técnicas de Jesús Cordovez y Paco García, en México se logra por primera vez clasificar a un mundial, el de Argentina 1990. Un equipo fortalecido por esa preparación de jugadores dentro y fuera del país, confirmando que cuando las cosas se planifican bien se puede lograr mejores resultados», dijo.
En los 90 Paco Diez fue presidente del IND y tuvo luz verde para conformar su equipo de trabajo: Leonardo Rodríguez, Tulio Sánchez e Israel Sarmiento, entre otros. Un descalabro interno de la Federación los impulsa a tomar las riendas organizativas del Suramericano de Valencia 91. Involucran a Germán Blanco Romero y en el marco de la inauguración del Fórum de Valencia se da el evento.
A petición de los jugadores buscan un DT «que no los conociera, que girara lineamientos bajo estrictos parámetros técnicos». Viajan a Puerto Rico a buscar a Flor Meléndez, quien aceptó, pero ante la negativa de su club local recomienda a Julio Toro y ya sabemos la historia. Por cierto, Toro, en vista de que Venezuela no le podía ofrecer un jugoso contrato «aceptó lo mismo que cobraban los jugadores. Ni más ni menos. Claro, él sabía que estaba recibiendo un lomito fresco que venía en crecimiento y pronto explotaría». Así se logra el oro Suramericano de Valencia 91 y seguidamente el campanazo de Portland.
Paco, que no asistió a Portland por sus compromisos en el IND, envió como delegados a Johan Perozo y Estrada. También menciona como clave la citada derrota inicial ante Brasil y la posterior venganza, como puntos de inflexión. «Nos subió el orgullo en vez de frustrarnos». Sin Yván y con Kako a media máquina, por lesión, les ganamos.
Ese día post partido Gabriel declaró: “Es realmente satisfactorio ver a los brasileños por debajo de los venezolanos”.
Complementó Paco, «con el respeto que se merecen otras generaciones incluyendo a nuestros campeones en México, aquel, el equipo de Portland ha sido el mejor de toda nuestra historia».
Armando Naranjo: un trabajo sostenido. Celebrar 30 años de esa gesta merecía más atención de muchos detalles logísticos. «Leí un tuit de reclamo de Alexánder Nelcha. No lo invitaron ni si quiera lo saludaron los organizadores del evento. Inconcebible. Lo de Portland es un hito deportivo. Derrotar a todos menos al imbatible Dream Team representó gran cosa». Ya esa selección dirigida por Toro había dado la campanada en Valencia 91 y venía la prueba de fuego al agregar a rivales como Puerto Rico, Canadá y Estados Unidos.
«Esta historia exitosa nació con Paco Diez al renovar el equipo en los Panamericanos de Caracas 83. Fue una evolución sostenida hasta el segundo lugar suramericano en Paraguay con Camagüey, quien siguió a Paco en la dirección técnica», explicó que hay mucho que agradecer a la LiEspecial por permitir el fogueo de criollos contra importados. «Había una estructura sólida y aun así nadie pronosticaba podio para Venezuela en Portland. Se esperaba una mejoría, pero no esa hazaña», expuso Naranjo convencido de que si el equipo hubiese viajado directo a Barcelona sin las distracciones propias de la merecida celebración y sin perder tiempo de entrenamiento hubiese rendido más en la cita olímpica.
«Esa generación enarboló la bandera del cambio del baloncesto venezolano y desde allí se regularizó la presencia criolla en todos los eventos internacionales». Portland es el punto vital de la evolución del baloncesto y ahora hay otra generación que ha mantenido el nivel competitivo que está en plena disputa por cupos a mejores instancias. «Este aniversario de Portland bien merece bastante ruido», puntualizó Naranjo.
«Rebotero” Peñalver: Estropeamos los planes de esa final. Coinciden Diez y los periodistas Naranjo y Peñalver en que Venezuela aguó la fiesta de los medios de comunicación y del marketing que proyectaron una final soñada EEUU contra Brasil. Pero los dirigidos por Toro sacaron la casta. Cuentan que la televisora estadounidense tuvo que dar carreras para preparar imágenes, historias, perfiles y hasta trabajar a última hora con el generador de caracteres para ilustrar a sus televidentes acerca de quiénes eran esos venezolanos que estaban jugando la final en contra de todos los pronósticos.
No vende igual un match Jordan vs Oscar Schmidt o Marcel de Souza, que contra Olivares, Estaba o Herrera.
«Venezuela sacó a Brasil quizás en el juego de mayor importancia de sus últimos 50 años», insiste aún nostálgico y recordando sus lágrimas de puro sentimiento, Peñalver quien a sus 27 años y estrenándose como papá, reseñaba las incidencias desde las páginas de El Globo, gracias a su permanente comunicación con el periodista de aquella delegación criolla, Luis Rafael Martínez.
Explica que ese baloncesto «tocó una cota muy alta gracias al talento criollo. Ese mismo año Conabaes migra a la LPB y los dueños, en un contrasentido impusieron (Por Showbussines, agregamos nosotros) más importados en cancha aun cuando la experiencia previa no lo recomendaba. Una locura que mató al menos a dos generaciones…»
Venezuela había ganado a Brasil en Paraguay 87. Eso indicaba que se venía pisando firme. El Ejecutivo Nacional de CAP le dio luz verde a Paco Diez y sus políticas deportivas. Por otra parte, varios dueños de equipo –a pesar de algunos avaros–, entendieron la importancia de la formación fuera del país y financiaron a algunos jugadores.
Paco García: El baloncesto anda como el país. «Tristemente no recuerdan las cosas buenas o no se reconocen con la fuerza merecida».
Desde el punto de vista de los jugadores, Sam Shepherd juega un papel determinante como líder por su experiencia internacional, con disciplina para los entrenamientos, responsabilidad, entrega y aporte en cada juego. «Sirvió de claro ejemplo para que el resto de sus compañeros tomaran conciencia», recalcó.
«Desde la dirigencia técnica la cosa comienza con Paco Diez, quien desde su retorno de Springfield College se trajo un grupo asesor y nuevas metodologías y sistemas que se materializaron en los Panamericanos Caracas 83».
Luego vinieron los aportes de Jesús Cordovez, de Toro y la combinación de experiencia y juventud en las diversas selecciones hasta que llega el Ché García también con resultados palpables.
Desde aquel momento de Portland ha habido altos y bajos y nos cuesta mantenernos en la cúspide, aunque siempre se dan resultados.
Hace mención a la fase preparatoria a México 2015 y recuerda que en España visualizó los choques de preparación ante países eslavos y consultó algunos aspectos con Kako Solórzano, primer asistente del DT argentino. Y se dieron los resultados.
NR: Así las cosas, mayor continuidad, apoyo y reconocimiento son bases para que el crecimiento del baloncesto nacional retome un ritmo sostenido que debió consolidarse en fecha histórica, casualmente el 5 de julio, pero de 1992, hace 30 años.
UN REBOTE DE BALÓN
Un amigo contador y seguidor del deporte en general, Henry Paredes, respondió a mi escrito sobre los 30 años de la hazaña de Portland y quiero compartirlo porque representa la pasión de un pueblo por sus héroes deportivos…
– Que inmensa alegría recordar tan épico momento. Fue grandioso!!!! Nos sentimos tan orgullosos de esa selección venezolana (Shepard y Toro son nuestros por derecho de alegría y por el inmenso amor que tuvieron por esa camiseta) Tal fue el momento que nunca olvidaremos lo orgulloso que fue decir que el segundo tiempo lo perdimos 53 a 60. O sea, o sea, de vaina… contra esos monstruos casi Dioses del Basket. Ninguna selección llegó tan cerca de vencerlos en un tiempo. Para mí, quizás el momento más grande que selección alguna llegó de «tocar cerca del cielo», refiriéndome claro, por el contexto del «cielo», ya que estaba repleto de «Dioses» contra quienes hubo que competir. Con todo el respeto que merece el motociclismo en la época de Cecotto y Lavado, los momentos del Beisbol (Las victorias de los Gloriosos y Grandiosos Leones del Caracas), las angustiosas victorias del fútbol, el apasionante suramericano de Voleibol que nos llenó de Gloria, las «tramposas» victorias de Lumumba Estaba, a pesar del tiempo de oro del boxeo, y de todas las victorias de todos los deportes, considero que revivir aquello, es de los más hermosos, impactantes y motivadores recuerdos que uno puede tener. Gracias mi querido amigo, por habérmelo recordado. Me crecieron las ganas de «seguir ganando», de «seguir creciendo». Cuando hay voluntad, unión, amor y coraje, se puede enfrentar cualquier cosa, se pueden reventar las rocas que existan en el camino, aunque esas rocas tengan el tamaño de «Jordan, Magic, Larri Bird -el blanquito- la bestia de Karl Malón y pare de contar.
¡¡Gracias Hermanito. Excelente!!