Round 12: La vida vista desde diferentes perspectivas

Por Mauricio Sulaimán – Hijo de José Sulaimán & presidente del CMB

Prensa/CMB/Jabeando/24-01-2023.- Este sábado, viví algo inesperado que me dio lugar a dimensionar cómo he visto y vivido el boxeo, desde muchas perspectivas distintas. Nací en un hogar, donde el boxeo ha estado presente desde que tengo uso de razón. Siempre hubo personas en casa relacionadas a este deporte. Mi primera memoria fue un día al estar en la plata alta de la casa y escuchar un escandaloso ruido en la sala, bajé corriendo a ver qué estaba pasando y encontré a mi papá parado en la sala, con dos hombres gigantescos: eran Don King y Muhammad Ali; los estruendos era provocados por las muy conocidas carcajadas de King.

Los Sulaimán siempre fuimos peloteros. Los cuatro hermanos jugamos en la Liga Lindavista, y recuerdo cómo al final de la temporada, en la ceremonia de clausura y premiación, mi papá siempre invitó a campeones a entregar los trofeos: José Mantequilla Nápoles, Rubén Púas Olivares, Raúl Ratón Macías y Miguel Canto, entre otros.

Desde siempre, los cuatro también entrenaron boxeo en casa: el campeón olímpico, Ricardo Delgado, fue nuestro entrenador por mucho tiempo; también Carlos Zárate, Lupe Pintor y José Luis Bueno. Yo soñaba con ser boxeador, jugaba solo y me sacaba sangre para que fuera más real; mi hermanita Claudia era mi esquina y me daba agua, en el supuesto minuto de descanso. Mi sueño llegó a un abrupto final cuando mi papá me llevó al vestidor de mi ídolo Mantequilla Nápoles, después de un sangriento combate contra Armando Muñíz, en Acapulco, y vi al gran campeón tendido con los dos ojos cerrados, y las dos cejas abiertas totalmente, ahí le dije a don José que mejor quería ser bombero.

Más adelante, era común llegar de la escuela, y encontrar en el comedor a infinidad de personalidades del boxeo comiendo en casa; Roberto Durán, Alexis Argüello, Sugar Ray Leonard… También llegaban mánagers y entrenadores a presentarle nuevos talentos; los que iniciaban y hasta llegaron a vivir en mi casa boxeadores amateurs de provincia que no tenían posibilidades y encontraron un hogar para que pudieran buscar sus sueños.

Fui creciendo y entendiendo mejor la vida dentro del boxeo. Las Vegas, Nueva York y Los Ángeles, pero también en la Arena Coliseo y en distintas plazas de provincia. Pero también suites lujosas y hoteles de paso, grandes banquetes o humildes taquizas, así es el boxeo en realidad. Es el deporte donde lo único que importa es la pasión, dedicación y entrega de aquellos que buscan mejorar su vida y convertirse en ídolos; todos comienzan desde abajo y requiere mucho sacrificio para algún día llegar.

Aprendí todo de estar cerca de mi papá. Su profundo amor y respeto por el deporte y, sobre todo, su admiración por los boxeadores no tiene igual en la historia del boxeo. Los protegió implementando medidas médicas para hacer el deporte más seguro, menos salvaje y más digno. Cambió administrativamente tantas cosas para acabar con el abuso en muchos sentidos, los educó para ofrecerles una vida mejor después de sus años en el ring, y estableció un fondo de apoyo para quienes llegan con necesidades urgentes. El Fondo de Boxeadores José Sulaimán administrado en Nevada Community Foundation.

He convivido desde niño, y hoy, día tras día, con todos los involucrados en este gran deporte: promotores, mánagers, entrenadores, abogados, comisionados, doctores, jueces, réferis, anunciadores de ring, sparrings, ejecutivos de televisión, patrocinadores y, sobre todo, con los boxeadores y sus familias; pensaba que el ciclo había sido ya completo, pero así como comenté en el inicio me faltaba algo. Mi hijo menor, Mauricio, ha encontrado en el boxeo eso que siempre presumo hacia afuera.

La pandemia lo afectó de manera importante, las clases virtuales, el encierro y la falta de interacción con amigos, lo llevó a una depresión. Fue cuando mi sobrino Chepi se acercó y le empezó a enseñar boxeo. Tomó el deporte con respeto y se convirtió en su pasión. Este sábado lo llevé al gimnasio de mi querido, el ex campeón José Luis Bueno, en Neza, y ahí Morito se subió al ring para hacer su primer encuentro de sparring. Por su parte, Alan llegó con su abuelita y mamá, los dos de 16 años, y de misma estatura y peso. Calentaron y saltaron la cuerda juntos hasta que llegó el momento de subir al ring.

Me faltaba experimentar eso, sentir lo que la familia siente cuando suena la campana y estar ahí arriba cambiando golpes a un ser querido. Fueron dos rounds maravillosos, todas las sesiones de entrenamiento que desde el primer día le fueron enseñando, por fin se hacían realidad arriba del cuadrilátero. Mi hijo terminó exhausto, y con la nariz sangrada, pero lo primero que hicieron ambos jóvenes fue fundirse en un abrazo, lo que demuestra la nobleza de este deporte; nadie les dijo, nadie les enseñó, inmediatamente se quitaron las caretas y se abrazaron, y les aseguro, que en ese momento nació una amistad.

México empezó en grande este 2023. Yesica Nery Plata conquistó el campeonato mundial minimosca, y derrotó a la ex campeona Kim Clavel, en Canadá, con una demostración de clase y valentía, dominando los 10 rounds del combate.

El próximo sábado, el campeón unificado de peso semipesado del CMB, Artur Beterbiev, hará su defensa obligatoria de la OMB contra Anthony Yarde en Londres.
Este próximo sábado 11 de febrero, el actual monarca mundial CMB, de peso pluma, Rey Vargas, buscará convertirse en monarca mundial en tres divisiones, al buscar el campeonato superpluma ante el estadounidense O’Shaquie Foster.

¿SABÍAS QUE…?

El gran ídolo mexicano, Rubén Púas Olivares, tiene una fundación a su nombre y dedica su tiempo a regalar juguetes, visitando colonias y barrios, junto con sus hijos llevando alegría e ilusión a miles de niños, sin nunca hacerlo público. No hay mejor cosa en la vida que lograr la sonrisa de un niño y El Púas lo hace como parte de su vida.

ANÉCDOTA DE HOY

Una de las reglas más importantes del boxeo es haber cambiado el pesaje de ser el mismo día a realizarse un día antes. Uno de los grandes ejemplos fue El Púas Olivares; contaba mi papá la historia de él, cuando estaba para pelear en Mexicali y estaba batallando mucho para dar el peso gallo… Una noche antes de la pelea estaba totalmente deshidratado y se despertó en la madrugada para mojarse los labios por la tremenda sed que sentía, y no pudo parar hasta tomarse una jarra de agua completa. Amaneció dos kilos arriba y lo tuvieron que envolver en plásticos y tres juegos de pants, meterlo a un automóvil con la calefacción a todo y bajo el sol. Sí dio el peso y ganó la pelea, pero no recordó un segundo de ese día.

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