La historia del boxeo: poder y pugilato / Parte 1/10

Por: Dr. Arnoldo J. Loaiza G. PhD

Maracaibo/Jabeando/19-01-2019.- Históricamente el poder ha evolucionado en su manera de ser aprehendido concebido y expresado entre los seres humanos. Los griegos lo transmitieron a los romanos y ambos imperios brillantes y poderosos en su época, decayeron. Entre individuos, el poder se expresa en la línea asimétrica e inalterable de relación entre un dominante y un dominado. El poder es un elemento cultural que se evidencia en la guerra, la política, la religión, la arquitectura, el amor, el conocimiento, la economía y en el deporte, entre otros.

En el deporte, específicamente dentro del boxeo, se observa que algunas figuras políticas de la historia contemporánea, se han aproximado a grandes figuras del boxeo mundial, procurando que su carisma les arrope y les proporcione más poder. Entre aquellos acercamientos más evidentes podemos describir las siguientes:

ADOLFO HITLER Y MAX SCHMELING

Max Schmeling fue un campeón de boxeo amateur y posteriormente profesional oriundo de Alemania. Le llamaban “el terror del Rhin y/o “el ulano negro del Rin”. En Europa tuvo una carrera deportiva meteórica que le sirvió para probar suerte en Estados Unidos, país donde triunfó. En 1933 el partido Nazi llega al poder en Alemania y el boxeador teutón comienza a ser estigmatizado producto de las decisiones dictatoriales y megalómanas de Hitler.

El 19 de junio de 1936, Schmeling realizó una pelea contra el estadounidense Joe Luis, apodado “el Bombardero de Detroit”, en el Yankee Stadium de New York, USA. Joe Luis al momento de ese combate apenas contaba con 22 años de edad, mientras que Schmeling tenía 32. Los manejadores de Schmeling dudaban pautar esa pelea debido al temor que les inspiraba la juventud de Joe Luis y su palmarés de invicto. No obstante esto, Schmeling solicitó un voto de confianza a su esquina y se dedicó por un tiempo a estudiar videos de antiguas peleas de Joe Luis, le pidió a su equipo apartar el miedo y dijo haber encontrado el lado débil de su oponente. Observó que “el bombardero de Detroit” al lanzar su mano derecha en recto, automáticamente bajaba la mano izquierda quedando desprotegido de su guardia. Ese dato lo confió a sus manejadores como un punto a su favor. Mientras esto sucedía previo al combate, en paralelo, Joe Luis le dedicaba poco tiempo al gimnasio, más al golf, uno de sus deportes preferidos y también a las fiestas. Ese combate lo ganó Schmeling, propinándole un nocaut técnico a su oponente en el round número 12, luego de haberle ocasionado varias caídas al ring. Durante esa noche, la esquina de Joe Luis, tiró la toalla por protección a su pupilo.

Posteriormente Schmeling regresa triunfante a Alemania donde es reconocido nacionalmente como una estrella. Es ahí donde Hitler, Goebbels y la maquinaria propagandística nazi intentan apropiarse de la imagen de este púgil para hacerlo aparecer como la super figura aria. Luego de la victoria de Schmeling sobre Joe Luis, el boxeador germánico recibió un telegrama de Hitler que decía: “Acepte mi más cordial felicitación por su extraordinaria victoria” Hitler. También el jefe de propaganda Nazi aprovechó lo suyo expresándole por el mismo medio de comunicación, lo siguiente: “Sé que has combatido por Alemania. La tuya es una victoria alemana. Todos nos sentimos orgullosos de ti”. Goebbels. Gracias a ese evento, Schmeling recibió el título de héroe nacional en Alemania.

El ambiente de ese combate estuvo matizado por la discriminación de los negros en los Estados Unidos y el expansionismo Alemán en Europa. Ese mismo año Alemania organizaría los juegos olímpicos en Berlín y Hitler aprovechó para hacer proselitismo político a través del deporte. Después de esa pelea y la victoria del alemán, el Kaiser gritaba en aspavientos ¿Pueden mostrarme algo mejor que Schmeling?

Posteriormente, Hitler a través de Goebbels hace contacto con Schmeling y desde ese momento comienzan a aparecer fotografías del führer junto al campeón de boxeo. Durante esa época, Schmeling hacia todo lo posible por esquivar a Hitler y la propaganda nazi, la cual se desbordaba en excesivos y empalagosos homenajes políticos hacia su figura deportiva. Hay quienes intentando manchar la hoja deportiva de Schmeling, afirman que el propio boxeador se prestaba al juego de Hitler, al aceptar invitaciones a cena y reuniones, pero de esos eventos no se posee evidencia. Solo la palabra de Schmeling de rechazo hacia el régimen y otros eventos contundentes que serán develados en el transcurrir de este artículo.

Dos años después de la primera pelea entre ambos púgiles, se pauta la revancha entre estos dos contrincantes. El equipo de propaganda nazi aprovechó el combate para publicar un eslogan que decía que “era imposible que un negro derrotara a un alemán”. Los comentarios de la propaganda nazi llegaron al exceso de decir que los beneficios arrojados de la taquilla, la bolsa de Schmeling, sería destinada para el diseño y construcción de tanques y municiones en Alemania.
Antes de la pelea por la revancha, el púgil alemán recibió amenazas a través de cientos de cartas, también se dieron protestas enfrente del hotel donde estaba hospedado. La gente le gritaba consignas; “nazi, nazi, nazi”

Parea caldear más los ánimos del encuentro boxístico, el presidente Roosvelt invitó a Joe Luis a la casa Blanca y le profirió personalmente las siguientes palabras: “Joe, necesitamos músculos como los tuyos para derrotar a Alemania. Recuerda que cuando una causa es justa, un americano nunca pierde”. Joe Luis, tomó muy en serio ese mensaje y se preparó como nunca para este combate.

LA PELEA DEL SIGLO

El 22 de junio de 1938 se disputó la tan esperada pelea en el Yankee Stadium ante 70.000 espectadores. El combate se transmitió en cuatro idiomas; Inglés, Alemán, Portugués y Español. Se cree que esta pelea fue escuchada en vivo por unas 70 millones de personas en el mundo. Durante el trayecto hacia el ring, Schmeling recibió abucheos, una lluvia de basura, ceniza, colillas de cigarro, entre otras cosas. Apenas sonó la campana iniciando el primer round, Joe Luis con 24 años y 90.3 kg de peso que arrojó la balanza, fue a la caza del alemán, quien contaba con 34 años y un peso de 87.7 Kg. Tan solo bastaron dos minutos y cuatro segundos para que el teutón cayera noqueado en la lona, intentándose recuperar, pero su esquina tiró la toalla blanca abandonando el combate.

La crónica de la época destaca que el alemán pasó 10 días hospitalizado con varias vertebras rotas. Quienes llevaron la estadística de este combate, refieren que Joe Luis, en dos minutos y cuatro segundos lanzó aproximadamente 41 golpes, de los cuales 31 impactaron en el cuerpo de Schmeling. El teutón apenas pudo lanzar dos golpes.  Después del combate con Joe Luis, nada siguió igual para Schmeling, el régimen germano le retiró el apoyo y la segunda Guerra Mundial estaba en efervescencia. Como castigo por el desaire que Schmeling le hacía al sistema político alemán, el nazismo lo enroló a la fuerza en un escuadrón de paracaidistas y le asignaron tareas suicidas con el propósito de sacarlo del paso. Esta intención de matarlo indirectamente no fue lograda, pero el boxeador germánico recibió graves heridas en combate.

En contraparte Schmeling continuaba rechazando a los líderes políticos alemanes. Prueba de ello fue que durante “la Noche de los Cristales Rotos”, día en que los alemanes arrasaron con sinagogas y comercios judíos en Alemania y Austria, Schmeling escondió en su habitación del hotel Excélsior de Berlín a dos jóvenes hermanos judíos Werner y Henry Lewin, ambos hijos de un conocido suyo y a quienes posteriormente sacó del país. Luego de este evento, unos años después, los hermanos Lewin se convirtieron en unos prósperos empresarios hoteleros, contaron al mundo su historia, por lo que la Fundación Raoul Wallenberg condecoró a Schmeling a sus 84 años por la hazaña realizada, no solo de salvar a estos chicos, si no, de arriesgar su propia vida por ellos.

Gracias al desempeño de Joe Luis, en Estados Unidos los negros fueron ocupando espacios y el mundo político norteamericano comenzó a cambiar su manera de pensar.
Como dato curioso, Joe Luis y Schmeling se volvieron a ver posteriormente durante los años sesenta, mientras conversaban, Schmeling le agradeció a Joe Luis haberle ganado, porque de haber salido triunfante durante ese combate, el nazismo le habría convertido en su ídolo y tal vez le habrían juzgado por desertor. Tiempo más tarde, en 1981, Joe Luís moriría en una total pobreza. Max Schmeling asistió a sus exequias, fue una de las personas que llevó en sus hombros su féretro y se encargó de costear los gastos de todo el funeral.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Casado, E. (2014): Quien fue… Max Scmeling: el campeón que no quiso entrar por el aro de Hitler. Recuperado de: https://blogs.20minutos.es/quefuede/2014/01/17/quien-fue-max-schmeling-el-campeon-que-no-quiso-entrar-por-el-aro-de-hitler/
Nazar, M. (2014): Joe Luis vs Mas Schmeling: la pelea del siglo. Recuperado de: https://rockandball.com.ar/archivo/joe-louis-vs-max-schmeling-la-pelea-del-siglo-91155/
Raoul Wallenberg Foundatión (2016): Max Scmeling, el boxeador que dijo no a Hitler. Recuperado de: http://www.raoulwallenberg.net/es/destacados/max-schmeling-el-boxeador-que-dijo-no-a-hitler/
Tenembaum, B. (): Max Schmeling campeón ario, salvador de judíos. Recuperadp de: http://www.raoulwallenberg.net/es/salvadores/otros/schmeling-88/max-schmeling-campeon-ario/

Dr. Arnoldo J. Loaiza G. PhD

2 comentarios sobre «La historia del boxeo: poder y pugilato / Parte 1/10»

  1. Me alegra que hayas encontrado interesante esta crónica. Te invito a leer las siguientes 9

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