Por José Cuevas
Caracas/Jabeando/28-03-2019.- El pasado 23 de marzo, en la programación de la Confederación Internacional de Boxeo (CIB) escenificado en C.C. Los Molinos de San Martín, tuvimos en nuestra mesa de redacción al estelar boxeador falconiano Luis Primera, pero esta vez conversamos, además de boxeo, de música y cantantes.
“Se dice que tengo buena voz para cantar. A veces lo hago entre amigos. Y bueno fui serenatero, aun siendo activo como boxeador, en la parroquia Antímano, por toda Carapita. Incluso en algún momento fui tentado para grabar profesionalmente. Pero todo quedó allí, y me dediqué al boxeo”, nos dijo de entrada quien sobre el ring tuvo 19 triunfos en el profesional, 17 por nocaut y una sola derrota, nada más y nada menos que contra Tommy Hearns.
“En cuanto a la música, me defiendo como baladista, inspirado en Julio Jaramillo (Rocolero ecuatoriano muy conocido en nuestro país en casi todos los países de América). Incluso en una de tantas visitas que él hizo al país, coincidimos como músicos en algún centro nocturno, con guitarra y todo”, recordó divertido Primera, quién en el campo aficionado derrotó al medallista olímpico de plata Pedro Gamarro (Montreal, Canadá 1976).
Luis explicó que mientras trabajaba de latonero, dicen que de Primera (risas): “Formaba parte de un trío: Luis Pimera y sus amigos. Yo cantaba todo el tiempo. Una vez viajando a un latinoamericano de boxeo en Chile (1975), varios de los atletas, entre ellos argentinos, me decían: Ché, metete a cantante mejor y ganas más plata”.
Luis Primera, además de boxeador, latonero y cantante, también es abogado de la república de Venezuela. “Vamos a ver si me atrevo y canto en los intermedios de los programas de boxeo que se amenizan en la CIB. Por cierto, aplaudo esa iniciativa del director de esta organización (Dr.Oscar Borges Prim) por fomentar nuestra música, a través del conjunto Sol de Oro, donde destacan mis amigos, el maestro Juan Chirinos y la cantante Josefina Gómez”.
Primera se despidió de nosotros, no sin antes dejar abierta la oportunidad de “echar una cantadita, de baladas, por supuesto, en algún intermedio musical que se dan durante las programaciones del CIB, cada quince días”.