Lima/Prensa/COV/Jabeando/Deportivas/29-07-2019.- Keydomar Vallenilla tenía algún tiempo sin sentirse como el atleta que ha ganado tres medallas en mundiales consecutivos: oro en el menor de Malasia 2016, plata en el juvenil de Japón 2017 y bronce en el adulto de Turkmenistán 2018. Pero este lunes en el coliseo Mariscal Cáceres de Chorrillos volvió a reencontrarse consigo mismo, ganando la medalla de bronce de los Panamericanos de Lima.
Vallenilla fue tercero en los 96 kgs del levantamiento de pesas, la misma categoría en la que otro venezolano, Ángel Luna, fue sexto. El varguense levantó 169 kgs en arranque, se reencontró con su envión con una ejecución de 205 kgs y sumó 374 en total, para escoltar al colombiano Jonathan Rivas Mosquera (385) y al canadiense Boady Santavy (384).
El resultado se produjo luego de un duelo particular con Luna, mientras Mosquera y Santavy parecían jugar en otra liga. El hijo del mítico Julio Luna, que solo pudo levantar 162 en arranque, se dedicó a arriesgar en envión, pasando de una primera carga de 202 a intentar dos veces, infructuosamente, los 213 que hubieran empatado el récord panamericano.
Para Vallenilla, cualquier resultado era bueno, porque iba para las cuentas de Venezuela, pero no se reprime de confesar que “quería mi medallita”.
“Estoy satisfecho, aunque pude haber hecho un mejor arranque, pero estoy contento porque vine aquí a redimirme”, reconoce Vallenilla. “En competencias anteriores no había podido rendir, sobre todo en el envión. Por eso vine aquí con otra mente, con ganas de dar el todo”.
Mientras el litoralense apostaba por el arranque como su fortaleza, el oriental, que venía de semanas de problemas físicos, se jugaba la suerte en el envión. Vallenilla logró abstraerse de la perspectiva de un duelo entre compatriotas. “Yo siempre compito conmigo mismo, y en lo personal me sentía satisfecho porque sentí que me redimí, que di lo mejor de mí”.