Por José Enrique Cuevas
Caracas, 23-07-2015.- Julián Méndez Quintana es un mecenas (persona rica que protege a los artistas y adquiere o promueve sus obras) del boxeo, pero sin grandes riquezas; lo poco que tiene le es suficiente para ayudar a los chamos que frecuentan el bulevar de La Vega, quienes se acercan a su kiosco “El Campeón”, donde él les habla, los aconseja para que estudien y hagan deporte.
“Yo los ayudo, porque me acuerdo cuando era chamo también anduve por allí como voceador de periódicos o limpiabotas. Entonces mi idea es que no se pierdan en la violencia de las calles, sino que el deporte los pueda encaminar a ser buenos ciudadanos”, dijo Méndez.
Él no quiso hablar directamente de qué tipo de ayuda les prestaba, pero algunos de sus ex discípulos ratificaron que no extrañaba verle entregarle alguna comida, o dinero para el trasporte que le llevase al gimnasio.
“Algunas veces, cuando tengo algo de plata les compro vendas, incluso hasta zapatos, una que otro short de combate y camiseta para que entrenen. La idea es que drenen toda la energía entrenando, golpeando los sacos en el gimnasio. Pero también les insisto que estudien. Que vayan a la Casa de las Misiones, aquí mismo en el bulevar, donde pueden orientarlo en los estudios”.
CARRERA CORTA
Méndez comenzó a vincularse al boxeo inducido por otros muchachos de su edad, 12 o 13 años, también vendedores de periódicos o lustrabotas.
“Del grupito de amigos de entonces, y de ahora, recuerdo con cariño a Carlos Piñango, Raúl “Coquito” González, Guillermo “Memo” Fernández. Todos pupilos de los profesores Miguel “Colorao” Palacios y Freddy “Cochocho” Rengifo”.
El entonces joven boxeador, apenas realizó 11 combates en aficionado, en peso gallo (54 kg), perdiendo tres de ellos: “Yo me ligué al boxeo porque veía en el barrio a figuras como “Morocho” Hernández (Carlos), Alfredo Marcano, Pedro Gómez, Reyes Arraiz. Pero me casé y tuve que asumir la responsabilidad como padre y hasta allí duró mi carrera de peleador (año 1975)”.
SUS ÍDOLOS
“Bueno ya nombré a “Morocho”, a Gómez, pero también están los más contemporáneos como Rafael Oronó, a quien vi ganar el título (hace 35 años) en el Nuevo Circo. Precisamente a “Maíta” le he enviado algunos muchachos, antes realengos, para que los entrene”, recordó con beneplácito Méndez.
LA COSECHA
Para el gerente del quiosco “El Campeón”, es un orgullo poder hablar de sus “apadrinados”, muchos verdaderos prospectos: “Bueno, entre los más recientes están Joneiker “Bululú” Tovar una futura estrella de este deporte. Su estrellato, largo o corto, dependerá solo de él. De su comportamiento como deportista serio”.
También tuvo elogios para Reiker Guevara, los hermanos Pérez (Deiker, Carlos y Wilmer): “Tremendos prospectos. Tan solo hay que guiarlos por la senda del bien, pues potencialidades como boxeadores tienen a granel”.
Mientras tanto Méndez continúa con la venta de sus periódicos, chucherías, en su kiosco “El Campeón”: “A mis 52 años de edad me siento satisfecho por la crianza que le he dado a mis 5 hijos. Tres hembras, la mayor Yuri Méndez, y dos varones que quieren subirse al ring. Pero veremos”.
VITRINA DEPORTIVA
“A mis otros hijos adoptivos, es decir los chamos boxeadores, les ofrezco mis consejos, mi amistad. Y les prometo que sus hazañas las seguiré colocando en mi cartelera, mi vitrina del quiosco “El Campeón”. Allí guindo todos los días las páginas deportivas del diario Ciudad Ccs, y ahora lo haré con la revista “Jabeando”, que dirige mi amigo el profesor José Camejo Suárez”, concluyó convencido el mecenas, sin plata, del bulevar de La Vega.