Por Mauricio Sulaimán
Prensa/CMB/Jabeando/24-08-2020.- Estuve hojeando álbumes fotográficos con mis hijos, en uno de ellos encontré imágenes que me emocionaron y me transportaron a la tarde del 28 de julio de 2011, cuando mi papá recibió la medalla de Oro “Miguel Alemán Valdés”. Busque las notas de ese evento y quisiera compartir con ustedes este relato: El cinturón verde y oro reposaba en la base de madera. Su placa dorada reflejaba las luces del auditorio de la Escuela Panamericana de Hotelería abarrotado por gente de turismo y hotelería.
Don José era reconocido con la Medalla de Oro “Miguel Alemán Valdés”, en honor al presidente “maestro y constructor del turismo de México”.
Recibió con orgullo esa presea que colgó de su pecho, esa que premia al “Mérito Turístico” y fue entregada de manos del Lic Miguel Torruco Márquez.
Como testigo de este acontecimiento estuvo un gran campeón, Sergio “Maravilla” Martínez, quien precisamente el viernes pasado regreso al ring tras 6 años de inactividad.
Al pasar al pódium, el rector de la Universidad Panamericana de Hotelería, Gastronomía y Turismo, el licenciado Miguel Torruco, expresó: “Es un excelente momento para reconocer a muchos mexicanos triunfadores campeones y ex campeones del mundo del boxeo, comandados por un hombre que ha hecho camino al andar, me refiero con todo respeto y admiración a Don José Sulaimán, sea bienvenido. Su presencia nos honra. A lo largo de las décadas los deportistas mexicanos han destacado a nivel mundial en competencias individuales obsequiando al pueblo satisfacciones, inspiración, ejemplo y orgullo”.
Mi papa escuchaba atento; Miguel Torruco Garza, hijo del entonces rector y quien fue el impulsor principal de este reconocimiento, pues es un gran aficionado al boxeo, dirigió un sensible mensaje:
“Admiró a don José como pocas personas, tengo poco de conocerlo señor, pero lo respeto y lo admiro muchísimo. Ojalá México tuviera más personajes como usted don José y le aseguró que México sería un país diferente”.
Hubo aplausos. Mi papá recibió con humildad esa medalla a nombre de los boxeadores de México y del mundo a quienes representaba como presidente del Consejo Mundial de Boxeo.
Al finalizar su discurso, mi papa se dirigió hasta donde estaba el cinturón verde y oro, y se lo entregó al licenciado Miguel Torruco, con estas palabras: “Quiero darle al señor rector este cinto que es el compromiso de la mística de la gente pobre que llega a la gloria a base de trabajo, el mismo trabajo que usted le ha entregado a este importante sector del turismo nacional”.
Tras un largo proceso de despedida por tanta demostración de cariño que recibió mi papá por parte de la familia Torruco y de todos los invitados, nos fuimos a cenar, mi papa nunca se quitó su medalla y se pasó toda la cena hablando de lo especial que fue ese día para él.