Por Luis Felipe Domínguez
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Prensa/CMB/Jabeando/26-08-2020.- Muhammad Alí es el boxeador más famoso de la historia, no hay punto de discusión en eso. Podrá haber algunos más potentes, con mejor récord o incluso invictos pero nadie alcanzó los niveles de popularidad de Alí.
Es conocido como “El Más Grande”. Ese apodo lo retrata de cuerpo entero. Puede no haber sido el mejor, pero si el más grande, el que trascendió al boxeo y cuya leyenda es aún de mayores dimensiones que la realidad.
Veamos cinco razones por las que de verdad podemos decir que es “El Más Grande”.
Era diferente a cualquier peso completo que hayamos visto. A veces parecía que jugaba con sus oponentes, que se divertía con ellos.
Su movimiento de pies no correspondía a su peso … era demasiado ágil, bailaba sobre las puntas de los pies y se movía hacia los costados, hacia adelante y atrás como si pesara 60 kilos … los contrincantes estaban acostumbrados a intercambiar golpes, no a cazar a un hombre que era mucho más ágil que ellos. A eso hay que agregar el talento innato que tenía para esquivar golpes a la cabeza … no lo aprendió en el gimnasio, solo lo perfeccionó … lo tenía con él, venía con el paquete.
Nadie ha usado el jab como Muhammad Alí. “Flota como mariposa, pica como abeja” es la descripción perfecta de su estilo … bailaba, se alejaba, hacía fallar al contrario y se abría camino con un jab que tenía un velocidad única, golpeaba con él una y otra vez, no solo lo marcaba, era un golpe real y dejaba el terreno preparado para su cruzado de derecha. Alí era un mago boxeando.
En 1964 Alí ganó el campeonato mundial de los Pesos Completos y procedería a defenderlo en nueve ocasiones, manteniéndose invicto y colocando su récord en 29 – 0 … hasta que lo derrotó una guerra que no combatió.
En 1967, cuando Estados Unidos disputaba la guerra de Vietnam, Alí fue llamado a unirse al ejército, a lo cual se negó debido a sus creencias. En abril de ese año se le quitó el cinturón de campeón y se le negaron licencias para volver a pelear y aunque no fue a prisión quedó alejado de los cuadriláteros hasta octubre de 1967 … fueron 3.5 años en los que no pudo subirse a un ring.
A su retorno ganó dos peleas, antes de perder su marca de imbatibilidad ante Joe Frazier en 1971. Desde su regreso y hasta 1978, acumuló en su carrera de 55 victorias por solo dos derrotas y eventualmente recuperaría el cinturón que le fue arrebatado. Desde que regresó del retiro forzado llegó ganar 26 peleas en un lapso de 8 años … un récord admirable para cualquier boxeador al máximo nivel.
Alí perdió la oportunidad de pelear entre sus años 25 y 28 … veamos el récord de algunos de los grandes boxeadores de la historia cuando tuvieron esa edad:
Floyd Mayweather Jr.: 8- 0, Julio César Chávez: 13- 0 y Marvin Hagler: 13 – 0
Muhammad Alí está sin duda al nivel de esos boxeadores … justo a los 25 podemos decir que ellos vivieron su mejor momento físicamente. Podemos asumir que Alí habría disputado 3 o 4 peleas por año, lo cual quiere decir que perdió entre 10 y 15 combates de su mejor época … ¿Hasta dónde hubiera llegado?
Era “El Showman”.
Desde días antes de sus peleas Alí estaba dando espectáculo … la forma en la que se expresaba, en la que calentaba las peleas, hacían que el mundo entero esperara ansiosamente el día del combate, para verlo a él.
Algunas de sus expresiones que han pasado a la historia:
“Cuando eres tan grandioso como yo, es difícil ser humilde”
“Soy joven, soy guapo, soy rápido. No puedo ser vencido”
“Si sueñas con ganarme, será mejor que despiertes y pidas perdón”
“Si piensan que la renuncia de Nixon sorprendió al mundo, esperen a que yo siente a Foreman en su trasero”
“Soy tan rápido que cuando apago la luz, me meto en la cama antes de que el cuarto esté a oscuras”.
“Soy el más grande. Lo dije antes de que lo fuera”
“Flota como una mariposa, pica como una abeja … no puedes golpear lo que tus ojos no ven”.
“La gente no soporta a los bocones, pero siempre los escucha”.
Peleando era un espectáculo total con su golpeo, su velocidad, su movimiento de pies … fuera del ring estaba a ese mismo nivel. Sus expresiones, la forma en que hacía enojar a sus oponentes, la manera en que atraía a la televisión, a los aficionados.
Ha habido otros boxeadores entretenidos, pero solo un Alí.
Muchos pensarán en George Foreman como el peleador entrado en años, con cara hasta un tanto bondadosa, que hizo historia ganando batalla tras batalla cuando superaba los 40 años. Pero en su mejor época estaba lejos de eso … era un fiero boxeador, muy fuerte y sinceramente con un aspecto que atemorizaba a cualquiera.
En 1973, a los 24 años, le dio una paliza a Joe Frazier, que había ya quitado lo invicto a Alí y después de vencer a Norton colocó su récord en 40 – 0, con 37 nocauts. Se veía como invencible … y aceptó el reto de enfrentar a un Muhammad Alí que desde su regreso al ring había ya perdido dos combates.
La pelea tuvo lugar en Zaire en Octubre de 1974 y el invicto Foreman llegó como favorito 4 – 1. Francamente no se esperaba un combate muy parejo y Alí parecía víctima segura. La táctica que usaron Muhammad Alí y su manager Angelo Dundee para enfrentar a Foreman sorprendió a todos … dejándose llegar a Foreman, en lugar de bailar alrededor del ring, Alí se refugiaba en las cuerdas y se protegía con sus brazos de los poderosos golpes que le llovieron por 7 asaltos … francamente parecía que Alí no tenía nada, hasta que en el octavo round y ante un Foreman que se había ya “vaciado” de tanto soltar los puños, decidió que era el momento de atacar y con tremendas combinaciones tomó el control de la pelea y derribó a Foreman con un gancho … ganando por KO la que tal vez fue la pelea más difícil de su carrera.
Muhammad Alí mostró ese día atributos que lo distinguían de todos … aguante, inteligencia y sobre todo una voluntad del tamaño de Zaire. A través de una táctica improbable logró cimentar su fama y ahí se ganó el ser para siempre “El Más Grande”.
Ese 30 de octubre, a los 10 años, me convertí en fanático de Alí … ningún boxeador y ninguna pelea me ha emocionado tanto como él y como esa que tuvo lugar en la selva.
Los Olímpicos se distinguen por ceremonias de inauguración espectaculares … el encendido de la llama en Barcelona con un arquero … la sorprendente Londres 2012 … Sídney.
Ninguna ha levantado tantas emociones como Atlanta ’96 al momento del encendido del pebetero. Muhammad Alí fue el elegido para ese momento.
Afectado por Parkinson, el mundo entero vio como el excampeón olímpico y excampeón de los pesos pesados, “El Más Grande”, encendía la llama que simboliza paz, deporte, unión. Pero no fue como cualquier otra ceremonia … nadie ha generado tantas emociones en una inauguración como él … el amor y admiración que el mundo le mostró ese día solo Alí pudo haberlos provocado … fue la más grande manifestación de respecto que los aficionados y no-aficionados al box han dispensado a una figura.
En Atlanta ´96, Alí fue, como a lo largo de su brillante y única trayectoria, el foco de atención … tal como siempre quiso serlo, tal como siempre se lo ganó.