Resumen: Lic. Juan Luis Orta
Juez de Boxeo Profesional y Amateur
Profesor del idioma inglés
C.I.B.
Prensa/CIB/Jabeando/17-09-2020.- En continuidad con las anteriores publicaciones de la saga “BOXEO EN LA LITERATURA” y, haciendo alusión a otra de las obras de JULIO CORTÁZAR, tenemos que, este notable escritor nació en Bruselas, pasó su infancia en Zúrich, Barcelona y Buenos Aires y, tras un breve paso en el magisterio decidió marcharse a París en 1951, donde posteriormente adquirió la nacionalidad francesa, sin renunciar a la argentina dada por sus padres.
La influencia que ejerciere su, recordado, maestro Jacinto Cúcaro, un fans de las peleas de Justo Suárez, fue quizás, el detonante que influyó en su gusto por el boxeo, lo cual tomo más fuerza, cuando a la edad de 9 años de edad, escuchó por radio “LA PELEA DEL SIGLO”, protagonizada por el campeón de Peso Completo Jack Dempsey y Luis Ángel Firpo, boxeador argentino conocido como El Toro de las Pampas; de la cual se hizo un breve artículo recientemente, tras conmemorarse 94 años desde aquel 14 de septiembre.
Paradójicamente, estando en Paris, uno de los trabajos de Cortázar, para poder mantenerse, fue como narrador de boxeo para la radio Argentina.
Es así como JUSTO SUÁREZ, conocido como «El torito de Mataderos», popular boxeador argentino de peso liviano, considerado como el primer gran ídolo que dio el deporte argentino, fue el protagonista de “TORITO”, relato dedicado a su maestro Jacinto Cúcaro, que forma parte del segundo libro de cuentos del escritor, llamado Final del juego, publicado en 1956 y, traducido a diferentes idiomas, tales como francés, inglés, alemán, portugués y hebreo, entre otros.
Final del juego, agrupa 18 cuentos divididos en tres secciones, siendo TORITO considerado, como uno de los relatos más famosos del cuentista, quien fue un gran admirador de Suárez.
El cuento está relatado en primera persona a la manera de un monólogo interior, como si se tratara del pensamiento del propio Justo Suárez, y comienza así: “Qué le vas a hacer, ñato, cuando estás abajo todos te fajan. Todos, che, hasta el más maula. Te sacuden contra las sogas, te encajan la barba”.
Es el relato de sus vivencias, lo cual hace desde la cama de un hospital, enfermo de tuberculosis y sin poder dormir. Desde allí recuerda sus peleas callejeras, a su madre y amigos escuchándolo por la radio en sus combates, las indicaciones de su entrenador, sus rivales: Julio Morocoa, Tani Loayza, Herman Perlick, Bruce Flowers, Babe Herman, Billy Petrolle, Víctor Peralta; autógrafos, un tango compuesto para él, fotos en los periódicos y su última pelea. Sin dolor ni amargura narra un pasado de heroísmo y gloria; recrea la irracionalidad del absurdo que vivió, triunfos y derrotas.
EL CUENTO TERMINA DICIENDO: “MEJOR DORMIR PARA NO PENSAR»
El realismo en el relato describe objetivamente los problemas sociales, donde se reproduce el habla coloquial, mezclado con la jerga y vocabulario boxístico, cambiando totalmente el estilo culto y refinado de Julio Cortázar. Resaltan también la narración y los tiempos de las acciones, los cuales fueron escritos con total perfección cronológica, una sucesión de peleas tras otras.
Conmueven las añoranzas que hace sobre su hermana y madre. También menciona a una mujer con un dejo de amargura pareciendo más bien no querer nombrarla ni recordarla.
Torito es un personaje venido a menos, entristecido y solitario en una cama, recordando detalles, algunos agradables y otros no tanto. De allí que, Cortázar no escribe a través de Torito la historia del boxeo. Su mirada muestra la soledad y miseria en la que queda reducido un hombre amado dentro y fuera del ring, que en la cumbre de su carrera encuentra el amor y los amigos, pero todo acaba cuando llega el infortunio, lo cual pareciera ser algo tristemente común, entre los boxeadores, con poca formación y visión.
Cortázar tenía más de 20 años cuando Justo Suárez agonizó en Córdoba, escenario de su última pelea contra la muerte y donde el 10 de agosto de 1938 perdió por knock-out.
Caracas, 17 de septiembre de 2020