Cuento: “Combate en la C.I.B”

Por el Lic. Jesús Vallenilla
Director de la Comisión Técnica

Prensa/CMB/Jabeando/21-09-2020.- El sol amaneció de golpe, dándole un knock out fulminante a la noche. La avenida San Martín empezó a cobrar ánimo lentamente, mientras la soledad se desgajaba a medida que cobraba vida el Centro Comercial Los Molinos, con algunos atletas tempraneros que iban llegando a los gimnasios.

La Confederación Internacional de Boxeo (CIB) – única organización de boxeo 100% venezolana, nacida en noviembre de 2016 y presidida por un conocido abogado venezolano – se desperezaba, recibiendo así al personal técnico, los directivos, la presidencia, la gente de protocolo, algunos invitados especiales. Todos hablaban en voz alta, la emoción se palpaba en el ambiente, se hacían comentarios, se hacían apuestas amistosas del tipo: “Te apuesto un sancocho a que gana el mío”, entre los seguidores de cada uno de los púgiles.

Esa tarde se iba a desarrollar el combate por el Título Regional, en la categoría de los 73.03 Kg. del peso medio, entre dos ídolos de la afición como eran Hermenegildo “La Cabra” Gómez, de la Escuela de Boxeo Venezuela (EBV), pesando 73.500 Kg., con un récord de 14 combates,14 victorias-10 KO y 4 por decisión- y, Juan Antonio Valderrama “El Mono”, de la escuela de boxeo Guante de Oro, pesando 73.800 Kg., 18 combates, 17 victorias- 15 KO y 2 por decisión- y un empate.

Hermenegildo “La Cabra” Gómez, oriundo de Barlovento, tierra de tambores, culo e´puya, mina y quitiplás, de música de San Juan y hembras recias y trabajadoras. En un entorno de brega diaria por conseguir el sustento de la tierra, el hombre en el conuco o trabajando pa´l dueño de la hacienda, y la mujer cargando la leña con el muchachito pegado a la falda, allí creció peleando por un cacao en maraca y una panela de papelón, en esa tierra hecha para crecer luchando.

Ese muchacho está descarriao, es una cabra pa´ cogé monte”, le decían las vecinas a su mamá cada vez que le venían a avisar que Hermenegildo no había ido a la escuela y se había escapado a pelear pa´l pueblo, donde había una especie de gimnasio popular en el que, bajo la tutela del cura, se entrenaban los muchachos.

Que vainas, ese carajito es un gallo de pelea, o se pone a estudiá o se cae a carajazos en serio con todo el mundo y llega a campeón, pa´que me saque de abajo”.

Esa era la respuesta de todos los días y el sueño que se veía irrealizable desde el rancho de bahareque y el fogón de leña.

Pero entre pelea y pelea se trajeron a “La Cabra” para Caracas y llegando al barrio Artigas se hizo conocer por peleonero, hasta que alguien le dijo: “Tú para lo que sirves es para pelear, vente conmigo mañana pa´l C.C. Los Molinos, que te voy a presentar a unas personas a ver si quieren entrenarte”. Así conoció a los entrenadores de la Escuela de Boxeo Venezuela.

Al llegar lo pesaron y le dijeron: “Tú eres Medio” – y allí se armó la San Pablera – “¿Cómo que medio?, ¿Medio qué? Más medio serás tú, yo soy macho y arrecho, y me embragueto con el más pintao; tú a mí no me vas a venir a insultar”.

Media hora costó calmarlo y explicarle las categorías del boxeo. Y así empezó a trabajar en los fuertes entrenamientos, que habrían de darle la resistencia y la capacidad para administrar su energía durante todo el combate; la capacidad de poder reponerse rápidamente y tener explosividad cuando se requiera, para volver a un estado metabólico de moderada a alta intensidad, y así estar listo para la siguiente explosión, condición que solo se logra con entrenamiento y alimentación balanceada.

Fue presentado al personal de la Confederación Internacional de Boxeo, como un nuevo talento con muchas probabilidades de llegar lejos, siempre y cuando fuera disciplinado, y así, siguiendo las instrucciones de sus entrenadores y demostrando grandes deseos de superación, obtuvo una beca para seguir con sus estudios de bachillerato, ya que la C.I.B. no solo se preocupa del espectáculo, sino además del resguardo, de la salud y el desarrollo humano de los atletas.

La Cabra” había visto con asombro – y esto lo llevó a querer crecer- que se daban clases del idioma inglés los días sábados, impartidas por el Lic. Juan Luis Orta – quien también se desempeña como anunciador y Juez de Boxeo Profesional y Amateur dentro del organismo- que también habían profesores que ayudaban a los atletas en las diferentes materias de estudios y que los miércoles se daban charlas de crecimiento personal dictadas por la Lic. Doris Requena, Motivadora Profesional, que te orientaba para alcanzar tus metas. Todo esto lo animó a querer ser un campeón, formado integralmente, fue entonces que puso su empeño en crecer como atleta, y aquí lo teníamos como por la faja Regional de la Confederación Internacional de Boxeo, misma que ostentaba “El Mono” Valderrama.

Ya estaba instalado el ring, se habían realizado las reuniones previas para dictar y recordar el reglamento vigente en la C.I.B., quien les narra, en mi carácter de Director y el Lic. José Gregorio Rodríguez, Subdirector de la mesa técnica estábamos recorriendo las áreas y dando instrucciones a los inspectores de asalto, esos señores que nadie ve, pero que son esenciales para el buen desarrollo del evento. Conversando con los árbitros de los diferentes combates y acordando con la presidencia, el visto bueno para el arranque del evento, el Locutor y Comentarista, micrófono en mano, ya preparado para el arranque del combate pautado a doce rounds.

Se oyó el himno Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, se oyó el Himno de la Confederación Internacional de Boxeo, se hizo el anuncio: El “Mono” Valderrama en la esquina roja, “La Cabra” Gómez en la esquina azul” y entonces sonó la campana dando inicio al primer round.

En teoría un round de estudio, pero estos muchachos decidieron dejar los estudios a un lado comenzando el “Mono” Valderrama con un recto de derecha que explotó en la cara de “La Cabra” Gómez, quien retrocede asimilando el castigo tempranero, pero El “Mono” Valderrama no piensa darle respiro y lo sigue con una combinación, dos Jabs y un gancho de derecha. “La Cabra” Gómez arrinconado en una esquina neutral se la juega y, entra en un cambio violento de golpes, obligando a “El Mono” Valderrama a retroceder. Suena la campana y la esquina azul recibe a su pupilo con instrucciones: “no cambies golpes todavía, cánsalo”. Mientras la esquina Roja da indicaciones sigue así: “a esa cabra nos la comemos temprano”.

SEGUNDO ROUND

Gira “El Mono” Valderrama alrededor de “La Cabra” Gómez, inicia el ataque con sendos jabs, la velocidad de las manos “El Mono” Valderrama es conocida por todos, “La Cabra” Gómez acusa el impacto y contraataca con un potente Uppercut a la zona media, medio paso atrás y conecta un recto al pecho llevando a “El Mono” contra las cuerdas, quien se cubre evitando los golpes al hígado, se sale de las cuerdas con un deslizamiento lateral y envía una lluvia de jabs y rectos que, hacen retroceder a La Cabra. Caen en un clinch haciendo trabajar al referee del combate. Sonó la campana, pero en el forcejeo, no la oyen ni los boxeadores ni el referee, Don Silvio Díaz, cronometrista, suena repetidamente la campana y cesan las hostilidades.

TERCER, CUARTO Y QUINTO ROUND

Se sucede un intercambio brutal de golpes por ambas partes. Al final del quinto round, “La Cabra” Gómez presenta inflamación en el ojo derecho, mientras que, “El Mono” Valderrama tiene un leve corte en el arco superficial del ojo derecho.

SEXTO ROUND

Sube al ring la Dra. Mayelin Vázquez Ferrer, médico del organismo, a revisar la inflamación de “La Cabra” Gómez: “¿Cuantos dedos vez?”. “Cuatro”, responde. La doctora cambia la cantidad de dedos y pregunta nuevamente: “¿Cuantos dedos?”. “Tres”. “OK, puedes seguir”.

La Cabra” estaba furioso y enloquecido, por la subida del médico, eso le hacía ver mal ante sus seguidores y sus padres, quienes habían subido del pueblo a verle.

Salió al medio del cuadrilátero peleando con deseos de desquitarse, los ojos enrojecidos eran ojos de loco. Sacó un par de puños con violencia una y otra vez. “El Mono” se cubría subiendo la guardia y forzaba los desplazamientos, quitándose ese loco de encima, que no dejaba de atacar ni un solo segundo, la cortada de la ceja derecha se abrió más y un hilo de sangre empezó a bajar por el rostro y a perturbar la visión del ojo derecho. La campana.

En las primeras filas, el público estaba enloquecido. El tiempo corría. Estaban al final del décimo primer round, dos segundos para la campana. “La Cabra” recibe un Uppercut bestial al hígado que lo paraliza, suena la campana y “La Cabra” siente que se le va el mundo, no le responden las piernas y cae doblado en la lona. Los asistentes corren y lo levantan, lo llevan a su esquina, tienen un minuto para sacarle el efecto del golpe, respira profundo una, dos, tres veces, se acerca el réferi, y le hacen señas… El combate sigue.

ÚLTIMO ROUND

Abre “El Mono” Valderrama con dos buenos golpes, “La Cabra” Gómez embiste con rectas sólidas de derecha. “El Mono” contraataca tratando de acorralar a su rival y recibe un gancho de derecha, “La Cabra” Gómez se mueve, cierra la guardia y contragolpea, su rival lanza sus manos buscándole con rabia, mientras “La Cabra” Gómez se desplaza por el ring buscando un poco de aire. “El Mono” acierta a Gómez con un par de golpes que lo hacen temblar. Este se refugia en las cuerdas y encuentra un segundo aire, ambos peleadores dando muestras de cansancio, pero sin dejar de lanzar golpes.

¡Dios mío! ¡Qué pelea!”, exclama el narrador Juan Luis Orta, en los últimos segundos del round 12, mientras ambos púgiles continúan, van al centro del ring en un intercambio intenso, pega Gómez, pega Gómez, pega Valderrama… !SUENA LA CAMPANA¿

Caracas, 22 de septiembre de 2020

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