Por Yesica Palmetta
Foto: Marcelino Castillo
Prensa/AMB/Jabeando/01–10-2020.- Con la determinación de llegar a lo más alto, Jaime Arboleda se ha instalado en Florida, Estados unidos desde julio para fortalecer la preparación de cara al mayor compromiso de su carrera por el título mundial de la Asociación Mundial de Boxeo de las 130 libras que será el 28 de noviembre en el Mohegan Sun Arena en Connecticut, frente al actual dueño de dicha corona interina Chris Colbert.
Arboleda viene de triunfar en una reñida pelea eliminatoria el pasado febrero frente al experimentado puertorriqueño Jayson Vélez y acumula un total de 16 combates ganados de los cuales 13 han sido por la vía rápida y una sola derrota. Apodado como el “pequeño James”, comenzó a formarse como boxeador a los cinco años en la ciudad de Curundú en Panamá bajo las órdenes de su padre: “a la edad de seis años ya hice mi primera pelea. Hice tantas que he perdido la cuenta, ya que peleaba casi todas las semanas y así me mantuve”, recuerda.
Atravesó la infancia en un barrio humilde y siempre estuvo ligado al deporte: el béisbol, el fútbol, el boxeo: “hice alrededor de 130 peleas como aficionado. En mis inicios como amateur fueron muchas pero cuando cumplí la edad de 12 se me dificultaba pelear porque demostraba un gran nivel para mi edad y los peleadores de mi categoría no querían enfrentarme, los entrenadores no los querían exponer lo cual nos estancó mucho pero de ahí entré a la selección y logré medalla de oro en los juegos centroamericanos, bronce en bolivarianos, bronce en una copa romana, participé en unos pre-olímpicos para Río 2016”, recuerda Arboleda sobre su trayectoria deportiva y agrega que “si no hubiera sido boxeador habría sido beisbolista, ya que fui selección de Panamá. Jugué béisbol hasta los 12 años que fue cuando me decidí por completo por el boxeo. No es que tenía un brazo tan fuerte para el lanzamiento pero lo que tenía es que era muy veloz. Me usaban para lo que eran jugadas rápidas, para correr. Mi equipo favorito de béisbol eran los yanquis”.
El boxeador panameño habla con tranquilidad mientras cuenta sobre algunos momentos difíciles: “a pesar de las cosas que pasaran he tenido el apoyo de mis padres incondicionalmente. A la edad de 11 se me quemó la casa donde vivía en Curundú y tuve que vivir unos días en el gimnasio donde practicaba con mi padre y a la semana nos mudamos a un apartamento. Luego, para mis 17, con la rebeldía de la edad que uno a veces quiere tomar otros caminos de no ir a entrenar pero mi papá siempre me regañaba y me mantuvo en la línea. Otro momento difícil para mí fue cuando perdí el invicto profesionalmente cuando ya estaba clasificado séptimo del mundo pues me tenían como un buen prospecto en Panamá para pelear por el título mundial”, un relato que devela el orgullo de mantenerse firme en la ruta hacía la superación.
Arboleda cuenta cómo ha sido para él la experiencia de dar el salto: “no fue ni tan fácil ni tan difícil pasar a ser profesional porque me tenían programado para unos juegos olímpicos y mi apoderado por aquellos tiempos ya quería que diera el paso porque me veía con el nivel y pues ahí fue cuando se me pudo complicar un poco porque me estaban ofreciendo buenas cosas en la selección pero también mi apoderado aquí me ofrecía mejores planes y decidí avanzar. Gracias a Dios me ha ido bien y me he mantenido. Ahora que hice este gran cambio de salir de Panamá y venirme a entrenar a Miami, no ha sido fácil porque estoy lejos de mi familia pero sÍ he superado mi nivel por lo cual estoy muy contento. En Panamá trabajaba tres veces al día: corría en la madrugada, entrenaba por la tarde y a la noche hacía la parte física. Lo que pasaba era que estaba desgastando el físico y no le daba agua. En Miami hice un cambio radical en ello, bastante notorio en lo que es la recuperación, el entrenamiento y una gran evolución en mi cuerpo”, concluyó Jaime.
“Recuerdo todas mis peleas porque cada una es importante para superar el nivel y ver pequeños detalles, errores, de lo bueno o lo malo, pero la que más presente tengo es la pelea eliminatoria, ya que nunca había llegado a ese nivel de pelear los doce asaltos. No pensé que mi cuerpo daba esa gran capacidad de esfuerzo, de trabajo y ahí lo puse en práctica y demostré que estoy para esto”. Bajo la reafirmación del camino y el foco puesto en lo que se viene, Arboleda cuenta ser admirador de los boxeadores Lomachenko, Mayweather, Teófimo y de los de antes nombra al gran Duran, para concluir con un análisis del desafío para el que se prepara: “la pelea que voy a hacer es como la de un Sugar Ray Leonard con Roberto Duran, donde había un Duran buscando mientras Leonard utilizó su habilidad y rapidez. Así lo veo ya que Colbert es habilidoso, rápido”.