*** El domingo se cumplieron 5 años de la muerte de este campeón colombiano que se forjó en Venezuela.
Por Estewil Quesada Fernández
Redactor de EL TIEMPO
Barranquilla
Prensa/Boxeoplus/Jabeando/13-10-2020.- Aunque casi nadie daba un peso por él, por el solo hecho de haber nacido en San Basilio de Palenque, la tierra del entonces ya legendario Antonio Cervantes –Kid Pambelé–, la transmisión de Radio Rumbos, la gigante radiodifusora de Venezuela, era seguida millares de fanáticos del boxeo en el Caribe colombiano.
Donde más expectativa había esa madrugada del domingo 7 de mayo de 1978 era, sin dudas, en un pequeño rancho de madera de Nueva Colombia, un barrio marginal sin servicios de agua y luz y con calles onduladas y llenas de barro de Barranquilla, que es una extensión del corregimiento bolivarense.
Allí, un hombre negro, atlético, delgado y de baja estatura, y con largos bigotes, despertó a Micaela Cásseres, que había tenido un sueño intranquilo, así como no cerraba bien los ojos cuando llovía por estar pendiente de rodar las camas para que no quedaran empapados en agua.
“Mamá, mamá: ya va a comenzar la pelea de Ricardo”, dijo.
Era Prudencio Cardona Cásseres, quien en 1972 había representado a Colombia en los Juegos Olímpicos de Múnich y hasta entonces era el símbolo de la familia de boxeadores, que también integraban su primo Horacio Cardona y su hermano menor Ricardo Cardona, el mismo que peleaba esa madrugada en Seúl (Corea del Sur) en procura de ganar el campeonato del peso pluma júnior de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB)
El campeón era el surcoreano Soo-Hwan Hong, de 27 años, amplio favorito que mostraba un récord de 41 triunfos, 4 derrotas y 3 empates, que había sido campeón mundial gallo y que defendía el título de las 122 libras por segunda ocasión. Era conocido porque en su conquista, luego de caer en cuatro oportunidades en el segundo asalto (Pelea acordada sin límite de caídas), noqueó en el tercero a Héctor Carrasquilla, en Panamá, y evitó que el panameño fuera el campeón mundial más joven de la historia, según se promocionó en su momento.
Cardona, de 25 años, tenía apenas 20 combates (15 triunfos, 4 derrotas y un empate) y era casi un desconocido profesional en Colombia, donde había peleado solo cuatro veces, perdiendo con el reconocido Néstor Carlos ‘Baba’ Jiménez. Su carrera, desde el debut cinco años atrás, la había desarrollado en Venezuela, siguiendo los pasos de Kid Pambelé.
De ahí que la transmisión que Colombia seguiría, la única, era la de Radio Rumbos, que había iniciado unos días antes gira por Asia con la defensa exitosa de Antonio Cervantes desde Tailandia…
Y en el rancho de Nueva Colombia, con el campanazo inicial, Prudencio Cardona, el hermano mayor de Ricardo, subió el volumen de la radio en la pequeña sala. Micaela no soportó y se refugió al fondo, en la cocina, haciendo un tinto para distraerse y no escuchar qué decía la transmisión.
Prudencio se emocionó desde el principio. Su hermano, en el primero, cortó debajo del ojo izquierdo al campeón. Lo tiró en el cuarto con gancho al hígado. Y después dio un concierto de jabs que jamás dejaron acercar al surcoreano y que silenció a los cinco mil asistentes al Gimnasio ChangChung, de Seúl. Ese golpe lo definió, emocionado durante el desarrollo de la pelea, el narrador venezolano Carlos Tovar Bracho, a través de Rumbos, como “¡la izquierda asesina de Ricardo Cardona!”.
Arrodillada, Micaela encendía una vela a San Basilio, el patrono de Palenque, cuando, por la espalda, Prudencio la abrazó y, en medio del llanto, le dijo: Ricardo es campeón, Ricardo es campeón…
La mujer no se pudo levantar y perdió el conocimiento. Al volver en sí, con la casa llena de vecinos que deseaban felicitarla esa madrugada, se enteró de que el surcoreano abandonó al minuto y 23 segundos del asalto 12 y que su hijo, tras las huellas de Pambelé (Presente en el combate) y Rodrigo Valdés, se convertía en el tercer campeón mundial del boxeo colombiano.
Ella solo atinó a decir: “San Basilio me hizo el milagro”.
PEREGRINO DE LA VIDA
Micaela y Horacio salieron con sus dos pequeños hijos (Luego tuvieron tres más) de Palenque en procura de un mejor futuro a comienzos de la década del 60. Primero llegaron a Cartagena, al barrio Chambacú, el famoso corral de negro, donde ambos fueron lustrabotas . Y de ahí pasaron a Barranquilla, al Barrio Abajo, fortín de deportistas y gente de color.
“Desde mi llegada me enamoré de Barranquilla, por sus calles llenas de arena y hasta de sus arroyos cuando llovía”, dijo alguna vez Ricardo. La familia se ubicó en una casa de la calle 47 entre carreras 46 y 50. Los muchachos asistían a un colegio público cercano, donde Ricardo cursó hasta quinto de primaria.
Un día, caminando con Prudencio, descubrieron en la esquina de Murillo (calle 45) con carrera 53B una casa de techo de paja que tenía un gimnasio de boxeo, donde el entrenador era ‘Chichi’ Mier, hijo de Carolina, la propietaria del lugar . Era el club Black Boxers (Casi todos los practicantes eran palenqueros), fundado por Álvaro Cepeda Samudio, el extrovertido e ilustre miembro del Grupo de Barranquilla, el mismo del laureado escritor Gabriel García Márquez.
“Mi madre puso el grito en el cielo cuando supo que nosotros practicamos allá. No quería saber nada de boxeo”, recordaría Ricardo. Pero la familia se mudó a Valledupar para recoger algodón, y allá se encontró con un entrenador que le metió más el boxeo: el panameño Manuel Prescott (Ricardo defendió a César en torneos nacionales). Y tiempo después regresó a Barranquilla y, más tarde, el padre, Ricardo, y su hermano Hipólito partieron a Caracas, a trabajar como jardineros. Y Ricardo buscando una oportunidad en el boxeo.
Fue preliminarista la noche en que George Foreman noqueó en el Poliedro de Caracas a Ken Norton (el 26 de marzo de 1974), para retener el título mundial de los pesados. Pero su carrera irregular, sin brillo, alcanzó un triunfo importante, aunque discutido en Maracay (Venezuela), sobre otro colombiano: Jesús ‘Hormiguita’ Caicedo. Y la clasificación mundial.
El recién fallecido Julio Guerrero Caraballo, promotor de peleas de Pambelé, fue fundamental en la carrera de Cardona. A pedido de Carlos Madachi Sánchez, que en Barranquilla patrocinaba a Prudencio y era el apoderado de Ricardo, Guerrero convenció a Ramiro Machado Corzo, el apoderado de Cervantes, para que el más joven de los Cardona tuviera la oportunidad en Corea del Sur. Y allá ganó, con la misma esquina de Pambelé: el venezolano Melquíades ‘Tabaquito’ Sáenz.
TERCERA PAREJA MUNDIAL
La primera defensa de Ricardo fue histórica: derrotó a Rubén ‘Cobra’ Valdés, el 2 de septiembre de ese 1978 en la plaza de toros Cartagena de Indias, de la capital de Bolívar, en la primera pelea mundial entre dos colombianos.
En noviembre regresó a Corea del Sur para la segunda defensa exitosa, otra vez empleando sus largos brazos. Esa trilogía de victorias le sirvió para ganar el trofeo de Deportista del Año de Acord Colombia. Y motivó que Sports Illustrated, la revista deportiva número uno del mundo, enviara a un equipo a San Basilio de Palenque para publicar un amplio reportaje sobre la tierra de los campeones mundiales.
RICARDO CARDONA: EL HEREDERO DEL ‘JAB’ DE PAMBELÉ.
El heredero del jab de Pambelé, el boxeador colombiano que más aprovechó los largos brazos hilvanó dos nuevas defensas en Oriente: primero en Corea del Sur y luego en Japón.
La temporada 1979 la cerró, el 15 de diciembre en el coliseo Humberto Perea, en la primera pelea mundial en Barranquilla, superando al argentino Sergio Víctor Palma.
A comienzos de 1980 se distanció del promotor Machado Corzo. “Se acabó la época de los esclavos”, declaró a la prensa. Y sin preparación ni protección fue a Seattle (Estados Unidos) a la sexta defensa. Allá, el 4 de mayo, fue noqueado por el local Leo Randolph. Después, en 1981, intentó recuperar el fajín, pero el entonces campeón, Sergio Palma, lo venció en Argentina. Hizo peleas, hasta retirarse en 1984, con marca de 26 triunfos (13 nocauts), 10 derrotas y un empate.
Pero antes del retiro, el 20 de marzo de 1982, Ricardo hizo más historia: Prudencio ganó en México el título mosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), y esta se convierte en la tercera pareja (después de dos estadounidenses) en ser campeona del mundo de boxeo. La Cámara de Representantes de Colombia le entregó a Micaela Cásseres un diploma de ‘Madre de vientre útil a la Patria’.
LA NOCHE QUE PAMBELÉ ESTREMECIÓ A TODA COLOMBIA
“En Caracas vivimos en una misma casa por un tiempo dos parejas de hermanos palenqueros: Pambelé y José Cervantes y Prudencio y yo. Prudencio se regresó porque quería ser campeón mundial en Colombia y lo logró. Solo José no alcanzó un título”, recordaría este año Ricardo (Que alguna vez incursionó en política: aspiró a la Asamblea del Atlántico), padre de siete hijos, sin perder la elegancia que lo caracterizó en su presentación personal.
La mayor felicidad deportiva de ‘Chapay’, como lo llamaba una de sus abuelas, se evidenció el 8 de noviembre de 2007 al recibir de la AMB, en ceremonia organizada por Acord Atlántico en Barranquilla, el cinturón de campeón mundial, 29 años después de aquel memorable triunfo en Seúl.
En esa oportunidad, al regresar a Barranquilla el sábado 13 de mayo de Corea del Sur, lo hizo con trofeo de 1,80 metros, que luego se dañó. En esa ocasión ni el carro del Cuerpo de Bomberos lo recibió. Ese mismo carro que, acompañado de manera masiva, lo llevó a su última morada, el pasado martes 13 de octubre en Barranquilla, dos días después de su muerte, luego de que un cáncer en la vesícula noqueó al heredero del jab de Pambelé…
(Esta extraordinaria crónica fue publicada originalmente el 21 de octubre de 2005 en el díario El Tiempo de Colombia. Hoy la reproducimos bajo la autorización del autor)