Por Yesica Palmetta
Foto: PBC
Prensa/AMB/Jabeando/23-10-2020.- Bajo una gran simpleza y humildad, el campeón mundial de la Asociación Mundial de Boxeo en las 122 libras Brandon Figueroa, relata momentos de una infancia en la que debió esforzarse al máximo para poder demostrar que sí estaba hecho para el boxeo.
Brandon creció junto a Omar Jr., el hermano mayor que ha sabido destacar de modo natural dentro de los encordados. Cuando el pequeño de ojos oceánicos tenía seis años buscaba permanentemente la mirada de Omar padre quien no creía que pudiera llegar a algo con el boxeo por considerarlo más frágil debido a su contextura física, ya que Brandon era realmente flaco para entonces. Además, por ser de rostro bonito solían impulsarlo más hacía las pasarelas o actuación.
Aquella subestimación llevó a Brandon a realizar esfuerzos dobles hasta lograr que su padre confiara en él y se diera cuenta de que sí llevaba consigo la fuerza y el coraje para boxear como lo demostró en aquel gran espectáculo que brindó con el mexicano Julio Cejas en Las Vegas allí por noviembre de 2019.
Brandon Lee Figueroa tiene 23 años y se ha ganado el apodo del “rompecorazones” que al parecer tenía que ver con la etapa amateur cuando en los eventos donde se presentaba se armaba la tribuna de las niñas seguidoras, pero él nos cuenta que en realidad: “Mi papá escuchó ese nombre y me lo puso por mis apariencias, de ahí se me pegó. Sé que no suena muy intimidante pero adentro del ring sí lo puedo ser”.
Nació en Weslaco, Texas: “Mis padres son mexicanos, se criaron en Río Bravo aquí en la frontera y también ahí crecí. Mi primer idioma fue el español, no aprendí el inglés hasta el tercer grado y desde entonces me han visto más americano que mexicano pero creo que mis raíces me hacen más mexicano”. Intentó ser parte de un Juego Olímpico pero como su récord como aficionado no lo acompañaba se decidió a dar el salto al profesionalismo. A los 18 años de edad logró la meta de consagrase campeón del mundo.
Estar con la familia, con amigos, pasar tiempo en la casa con los videojuegos, forman parte de las cosas favoritas del Rompecorazones quien además forma un gran equipo profesional en el seno familiar: “mi hermana se ocupa de mis comidas, ella estudió para nutrióloga y me entrena por las mañanas ya que ella sabe los trabajos físicos que se deben hacer para un boxeador ya que también es personal trainer. Mi hermano es mi mentor, mi ídolo, me ayudó bastante mentalmente a cómo sobrellevar muchas cosas y me inculcó el estilo de vida de un boxeador”.
Además del boxeo, Brandon desarrolla junto a su hermana un noble proyecto: “quiero invertir mi dinero en un gimnasio aquí por donde vivo, para mi comunidad y poder ayudar a los niños y niñas del Valle, ya que el boxeo a mí me ayudó en bastantes cosas. Fui a hablar a una escuela donde los niños quizá no tienen la mejor educación o no siguen los caminos buenos y se encuentran en problemas por eso me gustaría poder ayudar.
Primeramente será para los niños, hacer posible que ellos puedan por ejemplo contar con juguetes en navidad, que no tengan que pasar por una vidriera y no poder tener esos juguetes que quieren como me pasó a mi cuando era niño. También haremos eventos para ellos”, con emoción al respecto, Brandon agrega que: “como entrenador quiero acompañar a otros a que sigan sus sueños. Sé que el boxeo no es para bastante gente pero puede ayudar para la salud, para quitarte cosas de la cabeza, mantenerte fuera de peligro porque los niños podrán venir a entrenar y limpiarse de lo negativo, de las cosas malas. Para mí el boxeo era más como terapia, como un escape. Quiero enseñar a niños y niñas que se puede. Yo he soñado en grande desde pequeño y ahora ya estoy viviendo mis sueños”, y como buen soñador también imagina lo excitante de poder ser parte de una película.
El campeón de las 122 libras de la Asociación Mundial de Boxeo dejó un gran mensaje inspirador y contó que “cuando gané el título el año pasado estaba muy feliz y agradecido porque sin Dios, sin mi equipo, sin mi familia no hubiera podido llegar, pero como dice mi papá lo más difícil es mantenerse y eso es algo que siempre se va a quedar conmigo así que ahora solo pienso en seguir trabajando duro para mantenerme listo para cualquier oportunidad”.
Omar Jr. Figueroa destacó entre los ligeros, una hermana personal trainer que también fue boxeadora aficionada, un padre entrenador, una madre que también incursionó en el boxeo ¡Cómo no sentir pasión por el deporte!