Por Mauricio Sulaimán – Presidente del CMB – Hijo de José Sulaimán
Prensa/CMB/Jabeando/06-11-2020.- El “detrás de las cámaras” en cualquier actividad deportiva y de espectáculos resulta fascinante para cualquier aficionado. Quien tiene la oportunidad de experimentar este tipo de vivencias, como es entrar a un vestidor antes de una pelea, bajar al campo antes de un partido, estar backstage antes de un concierto o una obra de teatro, o cualquier situación que es limitada para muy pocos, resulta ser algo recordado de por vida.
Algo que he disfrutado muchas veces es poder darle esa experiencia a conocidos y desconocidos. He tenido la oportunidad de llevar personas a los vestidores, también tenerlos cerca de la acción en ceremonias de pesaje, pero mi favorita es, sin duda, subir a niños al ring después de las peleas.
También a la hora del trabajo hay cosas que son memorables; estar ahí, donde suceden las cosas, ha sido algo que he disfrutado mucho en mi vida dentro del boxeo. Desde niño estuve pegado a mi papá, y vivir junto a él esos momentos únicos fue lo que generó esta pasión que tengo por el boxeo.
Mi papá me llevó al vestidor de Mantequilla Nápoles, tras su sangrienta pelea frente a Mando Muñiz, en Acapulco; también me sentó en sus piernas en el Toreo de Cuatro Caminos, cuando mi ídolo, Carlos Zárate, noqueó al filipino Cabanela, y así podría contar muchísimos momentos que tengo guardados en mis recuerdos más preciados en mi mente y corazón.
Cuando uno es asignado como supervisor para una pelea se tiene una gran responsabilidad, pues eres el encargado de aplicar el reglamento, y son muchísimas cosas las que se tienen que revisar antes durante y después del combate.
Mi primera asignación oficial como supervisor del CMB fue en una pelea que se llevó a cabo en Worcester, Massachusetts. El gran noqueador Julian Jackson defendió su campeonato ante el italiano Cardamone. Aun y cuando estuve muchas veces con mi papá, cerca de él, viendo todos los detalles, en esta ocasión me encontraba solo, y mentiría si digo que no sentí nervios; Jackson me facilitó todo, pues noqueó en dos rounds a su rival.
He tenido el gran honor de supervisar peleas en muchos países del mundo y cada evento es totalmente diferente.
En Japón se realiza una ceremonia con un protocolo fuera de lo común: te colocan un distintivo en el saco y se procede a presentaciones arriba del ring, antes de que los boxeadores suban. En Tailandia es más relajado todo, pues la mayoría de las peleas son al aire libre y se presta a vestir guayabera.
En Inglaterra es electrizante, los aficionados son muy entregados y saben mucho, pero las funciones en México o en Estados Unidos, cuando pelea un mexicano, son eventos memorables, por la entrega absoluta de los aficionados que generan un ambiente inolvidable.
La semana pasada tuve una experiencia al estar presente en la función que se celebró en Televisión Azteca. Yo estaba sentado en la mesa de supervisión, y fui el responsable de la pelea estelar entre Juan Francisco Gallo Estrada y Carlos Cuadras. Junto a mí estaban los doctores, el cosupervisor del combate y los de Fecombox y de la Comisión de Boxeo de la CDMX, y, al final de la mesa, el campanero.
El trabajo de éste es muy complejo y complicado, y en situaciones normales tendría un ayudante, pero al tener que minimizar el número de personas en la función, por cuestiones del protocolo COVID-19, estaba una sola haciendo esto y, además, como tomador de tiempo.
Pues en esta pelea se dio un error humano. El campanero terminó el segundo round e inició equivocadamente el cronómetro del siguiente, en vez del de minuto de descanso; así, al iniciar el tercero, su tiempo marcaba ya 60 segundos; entonces inició el proceso de término de round un minuto antes, dio la señal de 10 segundos, y en eso sucedió lo impensable y Cuadras tumbó a Estrada; el campanero dio el conteo al réferi correctamente, El Gallo se incorporó, y las acciones continuaron; obviamente todos habíamos escuchado la señal, y fue entonces que se le pidió que sonara la campana terminando el round. Estando ahí yo pensaba que había durado más de tres minutos; más tarde, viendo los videos de la televisora, se confirmó que duró 24 segundos menos. Error humano, sin mala fe y sin consecuencias.
¿SABÍAS QUE…?
Los focos en las esquinas para señalar los 10 segundos antes del terminar el round fueron inventados por don Cleto y Alberto Reyes, y es una práctica que se usa en todo el mundo.
ANÉCDOTA DE HOY
Estábamos en casa una tarde de 1978. Mi papá con sus invitados, y la tradicional hospitalidad de mi mamá, tenía mesas llenas de comida, pasteles, botanas y bebidas para quienes nos visitaban. Se trataba de Don King, Larry Holmes, Wilfredo Gómez, Yamil Chade y Richard Giachetti… A la hora de salir, mi papá me dice: “Vámonos mijito, acompáñame, vamos a Televisa al programa de Jacobo Zabludovsky”.
Muy emocionado me subo al coche. Ya en el estudio, estaban todos listos para iniciar la premiación a lo mejor del boxeo de 1978, y yo, detrás de las cámaras, veía con emoción lo que sucedía.
Mi papá platicaba con Don Jacobo y me volteaban a ver; en eso el señor Zabludovsky viene hacia mí y me dice: “¿Eres tú Mauricio?; me comenta Don José que tú eres el testigo de honor de esta premiación y debes estar aquí”.
¡Me llevó al foro y era tal mi emoción de salir en la tele, que me pasé viendo hacia el monitor, donde aparecía la imagen, dándole casi la espalda a todos en la ceremonia!