Alfredo Pérez grande entre los moscas de Venezuela

 ***A pesar de haber sido suspendido durante dos años por la Asociación de Boxeo del estado Lara, registró 136 combates, 120 ganados y 16 perdidos

 

De izquierda a derecha, Alfredo Pérez, Yraima Leiva, secretaria de las glorias deportivas de Caracas y Johans Apitz, presidente de la Fundación del Museo del Deporte Venezolano (Mudeven)

Por José Camejo Suárez

Caracas/Jabeando/10-12-2017.- Es grato reconocer que en el boxeo venezolano han hecho historia inolvidable, muy particularmente en los pesos bajos hombres como Ramón Arias, primero en disputar un título mundial, Betulio González, tres veces coronado entre los moscas del mundo y otros tantos que, aunque no lograron la máxima calificación en los escalafones del boxeo nacional e internacional, siempre llenaron las expectativas del público que los admiraba .

Un peso mosca que escribió una trayectoria digna del más alto encomio fue el larense Alfredo Pérez, originario de Barquisimeto donde nació el 2 de noviembre de 1951.

SU HERMANO SIMÓN PÉREZ LO LLEVÓ AL GIMNASIO

Cuenta el barquisimetano que empezó a practicar boxeo inspirado en su hermano Simón a quien le cargaba el maletín cuando éste iba al gimnasio “Concordia”, hoy “Berta Carrero”, a entrenar.  “De tanto ir al gimnasio, pensé que también podía practicar y bajo las instrucciones del caroreño Rigoberto Martínez, después con Francisco Arévalo y mi hermano Simón, empecé a practicar boxeo en 1968. Al mes de estar entrenando, debuté en el boxeo organizado frente a José Sivira. De allí en adelante, logré el campeonato infantil estatal, en 1969 repetí en la categoría “C” infantil, campeón occidental en Maracaibo y campeón nacional “AA” en Valera”, contó Pérez al recordar que en 1973 fue campeón Bolivariano en Panamá, medalla de bronce en Los Juegos Latinoamericanos de Perú, medalla de bronce en los Afro latinoamericanos de México y campeón Centroamericano y del Caribe en México, donde venció a Guadalupe Pintor, quien después resultó ser campeón mundial gallo y súper gallo.

Dos olímpicos de singular factura, Pérez (Izq.) y Armando «Mono» Mendoza

“En Venezuela, para ganarme el puesto en la Selección Nacional de Boxeo tuve que vencer a Rafael “Pantoño” Oronó (Tres veces) Carlos Sáez, Ismael Arcia, Carlos Álvarez, Arcadio Ramos y Luis Sierra, entre otros tantos buenos boxeadores de esa época”, acotó, al apuntar que a todos les guarda respeto y sincera amistad.

Confiesa Alfredo Pérez que todo esto se daba dentro de un ambiente de armonía familiar, aunque a María de Jesús Meléndez de Pérez, su madre (ya fallecida) no le gustaba la idea de que su hijo fuese boxeador, “siempre me decía que me retirara de ese juego. Es muy natural que así sea. Pues, las madres casi nunca aprueban que sus hijos sean boxeadores”, dijo Pérez, sin dejar de ocultar cierto dejo de nostalgia.

SUSPENDIDO POR DOS AÑOS

“Aunque la Asociación de Boxeo del estado Lara me suspendió por dos años, por razones que no vienen al caso mencionar, no salté al boxeo rentado, pues mi compromiso con el país, permitió que pagara la pena, no me alejé del gimnasio. Después regresé con más vigor para seguir adelante cosechando triunfos para Venezuela”, agregó el orgullo de Barquisimeto.

UNA HILERA DE LOGROS

El gran mosca venezolano acompañado por la gloriosa María Tapia.

Los triunfos del humilde atleta larense, tanto en los ensogados nacionales e internacionales se fueron acumulando, en 1974 fue abanderado de la delegación nacional en los XII Juegos Centroamericanos y del Caribe en República Dominicana, donde se tituló campeón, hazaña que repite en el Poliedro de Caracas en el cuadrangular celebrado entre México, Cuba, Puerto Rico y Venezuela. En agosto de este mismo año (1974) logró el segundo lugar en el Primer Campeonato Mundial de Boxeo que se llevó a cabo en la Habana Cuba. El poliedro de Caracas sirve de escenario para que Pérez, se titule campeón Centroamericano y del Caribe en noviembre 1974.

En 1975, como integrante de la Selección Nacional de Boxeo, el ya famoso peso mosca nacional, logró el tercer lugar (bronce) en el Córdova Cardín de Cuba, en los Centroamericanos y del Caribe de Guatemala subió al más alto lugar del podio, en México ocupó el tercer lugar en Los Juegos Panamericanos, donde superó al nicaragüense Agustín Martínez.

1976 campeón pre olímpico en Puerto Rico, donde participaron, además del país sede, República Dominicana, México y Venezuela. Participó en Los Juegos Olímpicos de Montreal Canadá y después de haber vencido a Ernesto Ríos de México, Said Ahmed de Egipto, Georgio Kostadinov de Bulgaria, perdió el bronce y la oportunidad de seguir avanzando, un combate muy cerrado (3-2) con el polaco Leszek Blazynski, de quien pudimos conocer que en estos Juegos Olímpicos ganó la medalla de bronce y en 1992 se suicidó a la edad de 43 años.

En 1977, el gran mosca venezolano se titula campeón nacional en el Festival de Campeones celebrado en Maracaibo, en Polonia ocupó el cuarto lugar, tercer lugar en la Copa de los Reyes en Tailandia, campeón Cinturón de Oro en Rumanía y en 1978 fue campeón de la Copa de Oro Feria Internacional “Divina Pastora”, con la participación de Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela.

SE RETIRA DEL BOXEO ACTIVO

Después de haber trajinado por la ruta triunfal del boxeo venezolano, Alfredo Pérez, se retiró en 1979 para continuar como entrenador en el Instituto Nacional de Deportes (IND) en el gimnasio “Malecón Genepesca”, de donde salió jubilado, actualmente este gimnasio es patrocinado por Genepesca, C. A. y lo dirige Wilmer “Mate Coco” Rivero.

ENTRENADOR DE BOXEO MUY EXITOSO

Vale citar que para el desempeño de entrenador contó con grandes maestros como Pedro Cuggia, Edecio Escobar, Luis Barreto, Juan Rivas y Marcos Vielma, además del profesor cubano Alcides Zarraga. Como miembro de la Selección Nacional de Boxeo, participó en diversas competencias nacionales e internacionales cosechando importantes lauros que lo materializan en el renglón de los hombres exitosos en el boxeo venezolano.

Una gloria que aún vive y recuerda una gama de reconocimientos como Atleta del año en el estado Lara, y en Venezuela, Atleta Ymca en 1974, Meridiano de Oro, Cardenal de Oro, Mejor Deportista de América Latina. Designado Entrenador del Año por la Federación de Venezolana de Boxeo en 1989, Campeón Popular. Condecorado con la Orden Jacinto Lara en su primera clase.

Nos quedamos muy cortos para mencionar todo el historial deportivo de Alfredo Pérez, pero no podemos dejar de decir que, en octubre de 2008, fue el abanderado del 1er. campeonato de las Glorias Deportivas de Venezuela, celebrado en Cumaná estado Sucre.

ENTRE SATISFACCIONES Y DESAGRADOS

Destaca Pérez, “es muy cierto que el boxeo me dejó grandes satisfacciones, pero también me dejó dos operaciones de hernias inguinales que ya superé, gracias a Dios. Por cierto, aunque a los 66 años de edad, me siento bien de salud física y mental, agradezco al licenciado Robert Solórzano director ejecutivo de la Fundación de Atención al Ex Atleta (Fundaexar) por la oportunidad que me brinda para hacerme un chequeo médico general”, acotó con énfasis en cada una de sus palabras.

Al mismo tiempo apuntó que el golpe más fuerte que ha sentido en su vida, no se lo dieron en el boxeo, lo sufrió cuando murió su esposa la profesora Iris Calles de Pérez con quien tuvo dos hijos: Alfredo y Arleth Pérez, ingeniero electrónico y abogada respectivamente. “Todavía, este infortunio no lo ha asimilado totalmente”, apuntó Pérez con expresiones de tristeza muy marcadas en su rostro.

A LOS JÓVENES

Recuerda a los boxeadores que pretenden ser alguien en la vida que deben prepararse en el marco de los valores, la disciplina, el respecto y el orden, el boxeo es una carrera muy corta y exigente que requiere de personas que deben seguir una ruta por el medio, sin desviaciones, “pues cualquier error puede cambiar el futuro o allanar el camino para llegar a la fatalidad, esto no es juego”, apuntó Pérez, al reconocer que antes el boxeo era menos premiado por el gobierno nacional, sin embargo cuando salían del país lo entregaban todo sobre el ring, aportaban sus mejores talentos sin esperar nada a cambio. Sólo la motivación intrínseca de ocupar los primeros lugares y enaltecer el glorioso pabellón nacional les alimentaba lo más profundo del ego.

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