Por Simón Piña
Prensa/AMB/Jabeando/17-01-2018.- Luego de su regreso de los Juegos Olímpicos de Roma, en medio de la efervescencia racial de los años 60, el joven Cassius, protagonizó un hecho muy singular que quedó para la historia y se convirtió en “Leyenda Popular”. Trató de entrar a comer a un restaurante en su natal Lousville y fue impedido por los dueños, debido al color de su piel. Cuenta la leyenda que Alí, muy enojado, arrojó la medalla olímpica a un rio de la zona, considerando que él tenía tanto derecho como los blancos a entrar a cualquier sitio y que, si era estadounidense para darle glorias deportivas a su país, también lo era para ser tratado como ciudadano digno y como héroe deportivo. ¿Cómo era posible, entonces, que ni siquiera, podía comer junto a unos blancos?
Desde allí se inició, públicamente, su lucha contra la discriminación racial. Comenzó su carrera profesional, sorprendiendo por su velocidad de piernas en el ring, cualidad nunca vista en los pesos pesados y su estilo locuaz y espectacular para promocionarse. Utilizaba su gran facilidad de palabra y su asombrosa capacidad histriónica para fascinar a las concurrencias. Se autonombraba “El más Bello” y arengaba a las multitudes con los temas raciales. Se acercó a los grandes líderes negros de la época como Malcom X y Martin Luther King, al tiempo que su carrera boxística lo proyectaba como la gran figura mediática que, prácticamente, cambiaría el boxeo.
Alcanzó el título mundial Pesado venciendo al gran Sonny Liston –el 25 de febrero del 64-, y defendió siete veces su corona antes de ser apresado, en el año 67, por negarse a asistir a la Guerra de Vietnam. En el año 70, volvió al boxeo, una vez que ganara su caso con la justicia norteamericana. Era el ídolo mundial, y a pesar de que fue derrotado legítimamente por Joe Frazier, el 8 de marzo del 71, en el Madison Square Garden de Nueva York, su idolatría continuó intacta. El 31 de octubre del 74 en Kinshasa, Zaire, recuperó la corona de los Pesados noqueando a George Foreman.
Su carrera continuó exitosamente y defendía su corona casi por todo el mundo. Fue sorprendido por el novato Leon Spinks en Las Vegas, el 15 de enero del 78 y luego tomó desquite, siete meses después, en el Superdome de New Orleans, para así llegar a su primer retiro. Volvió el 2 de octubre del 80 y perdió lastimosamente ante su ex sparring, Larry Holmes, en el Caesar´s Palace de Las Vegas, y el 11 de diciembre del 81, poco más de un año después, fue derrotado en Nassau, Islas Bahamas, en otra pobre demostración, por el Jamaiquino-canadiense Trevor Berbick. Fue su última pelea. En total Muhammad Alí ganó 56 combates, 37 de ellos por Ko y fue derrotado 5 veces. Sus últimos años, fueron duros ya que contrajo el Mal de Parkinson, enfermedad que lo afectó de manera terminante.
Aun así se mantuvo activo en su vida pública. Llevó a cabo importantes labores como Embajador de la Paz y encendió el Pebetero, en un emocionante acto, en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Atlanta 96. Siempre se le vio bien vestido, con su orgullo intacto y sobrellevando su dolencia con la dignidad de un Campeón. El Parkinson, finalmente, lo llevó a la muerte el 3 de junio de 2016. Su fallecimiento produjo un duelo mundial. Hoy cumpliría 76 años. Este es el segundo cumpleaños, sin Muhammad Alí.