Encuentro y recuerdos de leyendas del boxeo

Por el Dr. Arnoldo J. Loaiza G. PhD

ENCUENTRO

Prensa/Jabeando/0804-2022.- Esta semana que transcurrió, se llevó a cabo un encuentro entre dos leyendas del boxeo venezolano y mundial. Se trata del zuliano Betulio González y el maracayero Héctor Criollo, quienes haciendo honor de su gran amistad, no obstante las restricciones sanitarias impuestas por la pandemia Covid-19, se unieron en una fraternal visita luego de años sin verse personalmente.

Héctor Criollo y Betulio González, juntos nuevamente. Foto: Cortesía Héctor Criollo

Ambos dejaron un excelente legado deportivo, Betulio “Tricampeón mundial” y Héctor Criollo, campeón nacional venezolano mosca, título que ganó en Maracaibo en el año 1965.

AÑOS DORADOS DEL BOXEO VENEZOLANO

Dentro del palmarés de Héctor Criollo, entre otros aspectos resaltantes, figura el haber sido entrenador del puertorriqueño Esteban de Jesús, quien formó parte de la cartelera boxística montada el 6 de marzo de 1976 en el estadio Hiram Bithorn de San Juan, Puerto Rico. Esteban De Jesús, peleó y ganó la noche en que Wilfredo Benítez, se coronó como el boxeador más joven en ganar un título mundial a expensas de Antonio Cervantes “Kid Pambelé”. Para esa época, Criollo hacia dupla con Ángelo Dundee, quien años anteriores acompañó a Muhammad Ali en su esquina.

Cabe destacar los años dorados del boxeo venezolano, ya que la esquina de Pambelé esa noche estaba representada por el zuliano Ramiro Machado como su apoderado y el mirandino Melquíades “Tabaquito” Sanz, su entrenador y padre putativo, según comentarios.

SIEMPRE AMIGOS

Importante mencionar que Héctor Criollo, se encargó de toda la estrategia, preparación física y psicológica de Betulio momentos previos a la pelea con Guty Espadas, pese a que no lo acompañó en el ring durante ese combate, por desacuerdos con los apoderados de Betulio, se considera, que esa tercera corona del tricampeón, en parte, también le pertenece. Criollo no se cansó de reforzar psicológicamente a Betulio, convenciéndolo del poder de sus puños, que, gracias a su pegada, estaba maduro para asumir el compromiso. Vaya que lo logró.

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