Por Mauricio Sulaimán – Hijo de José Sulaimán & presidente del CMB
Prensa/CMB/Jabeando/19-07-2022.- Julio César Chávez nació en un vagón de tren en Ciudad Obregón, Sonora. Una familia humilde y numerosa, que eventualmente se estableció en Culiacán, Sinaloa.
Fue un gran atleta en su niñez, buen pelotero, también futbolista y hasta voleibol jugó. Sus hermanos boxeaban, y él solía pasar a verlos al gimnasio, sin tener interés en este deporte, hasta que un día, un gallito lo retó a golpes, y le sacó la casta al buen Julio, quien le dio una paliza.
Ahí, El Zurdo López lo tomó siendo su primer entrenador, y Ramón Félix bajo su custodia como mánager, dándole la bienvenida al gimnasio, y a formar una de las más grandes carreras de la historia del boxeo mundial.
Inició su carrera profesional, tras una muy breve en el amateurismo de tan sólo 14 peleas. Sostuvo una gran cantidad entre Culiacán y Tijuana, y así fue ganando su clasificación en las listas del Consejo Mundial de Boxeo, mientras que en California, EU, logró llegar al número seis de la clasificación.
Azumah Nelson dejó vacante el campeonato mundial superpluma, y mi papá, José Sulaimán, tomó la decisión de ordenar al boxeador más temido de la división, retador número uno, Mario Azabache Martínez contra el invicto, pero absoluto desconocido número seis, Julio César Chávez.
JC se había robado a su novia Amalia para casarse, estaban en un motel, donde pretendían consumar el matrimonio, cuando llegaron patrullas a buscarlo; él pensó lo peor, pero no, era Ramón Félix que movilizó a todo mundo para encontrarlo, pues había llegado la noticia de que disputaría el título mundial en tan sólo cinco semanas… y la luna de miel tuvo que esperar.
El 13 de septiembre de 1984, Jimmy Lennon Jr. hizo su debut como anunciador; esa fue su primera pelea de campeonato mundial, pues su papá estaba en otra función en Nueva York.
Azabache Martínez subió al cuadrilátero como amplio favorito, y para la sorpresa de todos, el jovencito desconocido le dio una golpiza, que obligó al réferi a detener la pelea en el octavo round, y así nació la leyenda del gran campeón mexicano.
Julio César fue un boxeador único en muchos sentidos. De sus 115 peleas profesionales, 37 fueron de campeonato mundial, ese es un Récord Guinness que difícilmente será igualado. Su lealtad al Consejo Mundial de Boxeo fue ejemplar y única. De esas 37 contiendas de título mundial, 35 fueron del CMB.
Tras defender su campeonato superpluma en 10 ocasiones, con muchos problemas para dar el peso, se le presentó una gran oportunidad. Don King lo llamó para ser la pelea estelar en el Hotel Hilton, de Las Vegas, contra el boricua Edwin El Chapo Rosario.
El problema era que el puertorriqueño era campeón de otro organismo. Chávez llamó a don José y le pidió permiso, y mi papá inmediatamente lo apoyó para que su carrera lograra un triunfo importante. Así fue como Julio conquistó su segundo campeonato, el de peso ligero. Tras esto regresó a casa con el campeonato mundial ligero ante su querido amigo y compadre, José Luis Ramírez.
Eventualmente subió a peso superligero, donde realizó gran parte de su carrera. Chávez unificó la corona contra Meldrick Taylor en la que marcó su consagración como el mejor del mundo libra por libra, en una pelea dramática que perdía en las tarjetas de los jueces, pero con su corazón de guerrero noqueó al norteamericano cuando quedaban sólo dos segundos para terminar la pelea.
Después le calló la boca a su archirrival Héctor Macho Camacho dándole una paliza en 12 rounds, en la función que todo México vio. A partir de esa pelea, El Ángel de la Independencia se llenaba cada ocasión que Julio subía al ring.
Otro evento histórico fue cuando Chávez llenó el Estadio Azteca, con más de 136 mil personas, un Récord Guinness que quedará para la eternidad. Noqueó en cinco rounds a Greg Haugen.
Julio intentó ganar un cuarto campeonato, pero empató contra Pernell Whitaker, en el Alamodome, de San Antonio, y después de eso, poco a poco, su carrera fue tomando la curva de bajada, en lo deportivo y en su vida también. Terminó su carrera con 107 triunfos, seis derrotas y dos empates.
¿SABÍAS QUE?
El mayor triunfo de su vida lo sigue disfrutando día tras día. Son ya 13 años completamente sobrio, y su vida la dedica a ayudar a personas que necesitan salir del demonio de las adicciones, en sus dos clínicas de rehabilitación llamadas “Baja del Sol”. El gran campeón mexicano es grande entre los grandes, y tiene gran pasión por ayudar a miles de personas. Miriam llegó a su vida como una bendición, es su compañera, su adoración, protectora y cómplice; es una maravillosa mujer que camina junto a él y que estuvo ahí en los momentos más difíciles.
Este pasado martes 12 de julio Chávez cumplió su cumpleaños 60, y estuvo acompañado por amigos, campeones y admiradores en un evento maravilloso. Los hermanos Peña, quienes han sido fundamentales en su recuperación y éxito en su nueva vida, estuvieron presentes; José Carlos Montibeller, quien acompaña a Julio en nuevos retos y sueños, le brindó un festejo como se lo merece; además, de también celebrar su propio onomástico, la fiesta 60/30.
Mucha gente querida lo acompañó: Yolanda Andrade, El Hijo del Santo, Carlos Mercenario, Miguel Cotto, Jesús Mena, Fernando Platas, Pablo González, Edith Márquez, La Chiquita González, Pipino Cuevas, Fernando Beltrán, Oswaldo Kuchle, Pepe Gómez, así como muchos amigos de los medios como José Luis Camarillo, Rodolfo Vargas, Salvador Rodríguez, Antonio Rosique, Diego Martínez, Alfredo Dominguez Muro, y otros más…
Se proyectaron videos con mensajes muy emotivos de parte de Mike Tyson, Sugar Ray Leonard, Roberto Durán, Canelo Álvarez, Eddy Reynoso, y hasta el influencer, Abdu Rozik.
Mi familia estuvo presente para festejar a Julio, así como tantas veces lo tuvimos en casa; ahora asistimos a rendir homenaje a nuestro gran ídolo. Mi hermano Héctor y Lucy, mis sobrinos Pepe Toño y Andrés, y por supuesto, mi esposa Christiane, y mis hijos José y Mauricio.
ANÉCDOTA DE HOY
Julio fue un hijo más para mi papá. Lo adoraba; gozó al máximo sus triunfos y sufrió sus problemas personales y de adicciones. Mi hermano Héctor siempre recuerda cuando él estaba con don José cuando quedó vacante el título superpluma, y mi papá ordenó la pelea de Chávez contra El Azabache, y Héctor le recriminó diciendo que lo iba a lastimar… “No sabes lo que dices mijito, ese muchachito es un peleadorazo; lo he visto, cuando suena la campana se transforma en una máquina de tirar golpes, y aguanta todo. Será una pelea muy digna y no dudo hasta que vaya a ganar”.
Julio visitó en varias ocasiones a mi papá, cuando estábamos en terapia intensiva en el hospital de Los Ángeles. La última vez fue el 29 de diciembre de 2013, un poco antes de que don José se nos fuera. Nunca olvidaré ese momento cuando mi papá veía a Chávez con una gran sonrisa y le dijo: “Mi querido Julio, soy el hombre más feliz del mundo al verlo limpio; ese es mi gran campeón balín (Así le decía de broma) Ese es el que puede caminar dignamente por las calles para que el pueblo lo reconozca y le brinde su cariño por todo lo que logró en el ring, siga así mi querido Julio”.
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