Prensa/CMB/Jabeando/12–08-2022.- Han pasado 40 años desde que el ídolo de Santiago Tianguistenco, Salvador Sánchez, dejó el mundo terrenal; sin embargo, su esencia se percibe en cada una de las personas que cada año recuerdan al campeón mundial pluma del Consejo Mundial de Boxeo.
En la Parroquia Santiago Apóstol de Tianguistenco en el Estado de México se celebró la misa por aniversario luctuoso 40 de Salvador Sánchez Narváez.
El Padre Fernando Hernández Torral encargado de oficiar la ceremonia religiosa, enalteció y recordó al quien fuera campeón mundial pluma.
En el panteón municipal y con el mariachi de fondo, la señora María Elena Narváez y la familia del ex campeón colocaron una ofrenda floral en su memoria.
Después teniendo como escenario el Auditorio Municipal se desarrollaron peleas amateur con la participación de jóvenes originarios de Tianguistenco y de municipios aledaños, además de la Ciudad de México.
Una historia que se inició el 26 de Enero de 1959, cuando el icónico personaje de este poblado del Estado de México llegó al mundo. Un niño travieso, de rostro serio que soñó con ser grande y lo consiguió mediante mucha disciplina, trabajo y pasión por lo que hacía.
Salvador -según cuenta su madre- fue un hombre dedicado y responsable que jamás se rindió, que conquistó el sueño que significó el campeonato mundial al vencer a Danny “Coloradito” López en una noche de gloria para el boxeo mexicano.
Sus dos más grandes triunfos los alcanzó sobre dos inmortales, el puertorriqueño Wilfredo Gómez y el ghanés Azumah Nelson, en dos peleas que pasaron a la historia entre las mejores que se hayan visto en peso pluma.
Hoy ese hombre fue recordado de manera especial con varios homenajes emotivos y como siempre, con la presencia de su pueblo, familia, campeones y excampeones mundiales, entre ellos: Pipino Cuevas, César Bazán, Guadalupe Martínez, Juan Hernández, Rafael Limón, Adrián Hernández, José Antonio Aguirre y el “Tokio Santa” Miguel Ángel González, acompañados por periodistas y miembros del Consejo Mundial de Boxeo, organismo que siempre fue casa de nuestro querido campeón.