Por Yesica Palmetta
Photo: Matchroom Boxing
Prensa/AMB/Jabeando/01-02-2023.- Todos los espacios considerados socialmente públicos han sido históricamente restringidos para la mujer y el deporte no fue la excepción. Desde 1714, en Inglaterra, cuando Elizabeth Wilkinson era el monstruo que divertía presentándose sobre un ring hasta convertirse en campeona sin reconocimiento legal, hubo varias que se dedicaron a esto hasta llegar a Bárbara Buttrick en 1930, quien se convirtió en pionera del boxeo profesional femenino, al que se dedicó a partir de 1948 y pasó a ser la primera figura pública.
Pero no lo logró en su tierra, tuvo que emigrar a los Estados Unidos para poder disfrutar de lo que más amaba hacer mientras en el camino las degradaban por gustar del noble arte de los puños.
En la historia de los Juegos Olímpicos, por ejemplo, los cuales datan más o menos del 700 antes de cristo en la antigua Grecia, las mujeres eran penadas con la muerte si se atrevían a participar atléticamente, por eso los hombres competían desnudos de modo obligatorio, razón por la cual las mujeres casadas estaban sentenciadas si se atrevían a ser espectadoras. De modo similar se prohibió en muchos gimnasios de boxeo nuestra presencia por considerarnos distracciones para los hombres…
Los Juegos Olímpicos modernos se crearon en 1896 gracias al Barón de Coubertin con el lema viril “Citius, Altius, Fortius” (Más alto, más fuerte y más rápido) el cual, para él, excluía a las mujeres mientras los valores olímpicos sostenidos eran la paz mundial, el hermanamiento entre los pueblos y la educación integral de la juventud… Luego se aceptó la participación femenina para París 1900 en deportes “aptos para nosotras” como el golf y el tenis. Para 1904 se realizó una exhibición de boxeo femenino, pero recién para Londres 2012 se incluyó definitivamente.
Volviendo al campo rentado, Bárbara Buttrik se retiró con tan solo una derrota de las 32 peleas que realizó hasta 1960. Otras muchas se animaron en el camino hasta 1996, momento considerado como un nuevo comienzo, cuando dos mujeres (Christy Martin y Deirdre Gogarty) pelearon de fondo en un evento donde la estelaridad era nada menos que para Mike Tyson contra Frank Bruno. El combate femenino en cuestión se destacó en esa velada por lo temperamental y violento al punto de llegar a opacar a la pelea de cierre.
El mercado del deporte se terminó de convencer sobre la oportunidad comercial que se abría de la mano de las mujeres y lo comenzó a fomentar. Para ese mismo año (1996), la Asociación de Boxeo Amateur de Gran Bretaña derogó la prohibición de boxear para las mujeres que databa de 1880. El batacazo final lo dio Estados Unidos en 1997 cuando organizó el primer campeonato de boxeo femenino. A partir de ahí otros países fueron autorizando y organizando el boxeo femenino, consagrándose campeonas mundiales en todas las categorías.
Pese a demostrar que sí pueden brindar espectáculo, seguimos escuchando que no venden igual que los hombres como excusas para seguir pagando menos las bolsas femeninas. Pese a que demuestran poder boxear y cientos de mujeres lograron el sueño de campeonato, continúan poniendo en cuestionamiento el rendimiento físico y capacidades. A pesar de demostrar que más allá del boxeo son femeninas, se siguen utilizando los términos “machonas” o “lesbianas” para describirlas por lo que eligen practicar ¿Por qué son tan pocas las peleas femeninas que se incluyen en las grandes carteleras? ¿Por qué hay tan pocas mujeres en los programas dedicados al boxeo? ¿Acaso las mujeres no podemos hablar de boxeo?
Cada día ponen el máximo esfuerzo en el gimnasio y dan todo sobre el ring para seguir escuchando por muchos que es feo ver dos mujeres pelear porque son delicadas, frágiles y deberían mantener eso en lugar de exhibirse haciendo lo que las apasiona.
Hemos avanzado muchísimo y el combate de este sábado como estelar entre Erika Cruz y Amanda Serrano es una prueba de eso. Los espacios que han ganado las mujeres han sido a base de esfuerzo y constancia, por lo que hay que celebrar los momentos como éste.
Pero aún hay muchos muros por derribar y a vista de los hechos ya no es necesario que nos sigan sometiendo a exámenes constantes de lo que podemos dar, de lo que podemos decir: la mujer que boxea hace la misma tarea que los hombres, con la misma pasión ¿Por qué sigue siendo menos el dinero? ¿Por qué la cantidad de rounds y su duración en el profesionalismo no se iguala? ¿Cuáles son las justificaciones presentes? Sí, las mujeres tenemos menos testosterona que los hombres, lo que hace que la masa muscular tarde un poco más en aumentar y las fuerzas sean menores, pero eso no nos hace débiles, somos mujeres fuertes que amamos el boxeo. No somos damas de compañía como se nos consideraba en la antigüedad, somos independientes con inteligencia y cualidades. No se trata de que nosotras queramos ser más o los hombres más que nosotras, sino que nos respetemos, aceptemos nuestras diferencias como seres individuales, nos valoremos los unos a los otros. Hombres y mujeres coexistimos así que trabajemos juntos y aportemos para un deporte mejor.