Prensa/CMB/Jabeando/14-03-2024.- Es conocido por todos que un porcentaje no definido de boxeadores sufre alguna adicción a las drogas en algún momento de su carrera, y es que tan solo imaginemos que muchos de ellos vienen de una vida llena de carencias, de días en que había que aguantar el hambre y salir a trabajar.
El origen humilde del que proviene la inmensa mayoría de los púgiles resulta un detonante, que en muchos de los casos se suma a una rápida y fugaz popularidad que los provee de todo lo imaginable.
De pronto ese muchachito, aquel que no tenía nada, lo tiene todo. De un momento a otro aparecen los billetes verdes, las fiestas, los “amigos”, las mujeres, la fama, la gloria y de entre todo esto el enemigo que acecha con sigilo, que espera el momento en que el boxeador se siente invencible, hablamos de las drogas.
En general, el consumo de drogas se inicia por varias razones: La mayoría es que casi todo ese tipo de substancias produce sensaciones intensas de placer. Este efecto inicial de euforia es seguido por otros, que varían según el tipo de droga que se consume. Por ejemplo, con estimulantes como la cocaína, la sensación de euforia viene acompañada casi siempre por sentimientos de poder, confianza en uno mismo y mayor energía.
Algunos otros que sufren de ansiedad o trastornos relacionados con el estrés y depresión, comienzan a abusar de las drogas en un intento por disminuir los sentimientos de angustia.
Y claro está en algunos casos para desempeñarse mejor, aumentando químicamente sus capacidades cognitivas o su rendimiento físico.
Casos conocidos como el del gran Julio César Chávez, Carlos Zárate, Mike Tyson, Hilario Zapata, Wilfredo Gómez, Alfonso Zamora, Sugar Ray Leonard, son ejemplos de estrellas que llegaron a la cima y por diversas razones se dejaron influenciar de manera errónea, comprando una falsa felicidad.
La relación entre los atletas y las sustancias dopantes es antigua y es que existen registros de que incluso en la Grecia Antigua, en los Juegos Olímpicos del tercer siglo antes de Cristo, algunos atletas recurrían a ciertas setas para aumentar su rendimiento y es que, de acuerdo con la Real Academia de la Lengua, la definición de dopar es: Administrar fármacos o sustancias estimulantes Para Potenciar Artificialmente el rendimiento del organismo, a veces, con peligro para la salud.
La cocaína, por ejemplo, actúa directamente, sobre el sistema nervioso central y no sobre el aparato muscular, pues esta droga no tiene efecto alguno sobre los músculos. Por lo tanto, los deportistas la suelen usar en pequeñas dosis para ocultar el cansancio, logrando sobre entrenamientos sin demasiada dificultad o simplemente como una droga recreativa.
Peligros de su consumo: muerte súbita, aumento a la predisposición a las arritmias, fibrilación ventricular, disminución importante en el flujo sanguíneo corolario, disminución repentina del aporte de oxígeno, pérdida rápida de peso, daños permanentes al corazón, al cerebro y/o a los vasos sanguíneos, ataques del corazón, pérdida del sentido del olfato, daños al hígado, a los riñones y/o a los pulmones, destrucción de los tejidos nasales, insuficiencia respiratoria, presión arterial elevada.
Casos y razones distintos con un factor en común, el “infierno” y es que todos quienes han caminado por este oscuro pasaje de las adicciones coinciden en que es como visitar el mismo abismo.
Por fortuna, muchos boxeadores han rectificado el camino, y se han enfundado los guantes para librar una de las batallas más importantes donde no está en juego un campeonato o ser considerado el mejor, sino la vida misma.