Por Luis Vargas
Prensa/AMB/Jabeando/30-03-2024.- La Asociación Mundial de Boxeo celebra este 30 de marzo un aniversario más del natalicio del ingeniero Gilberto Mendoza, presidente emérito del organismo pionero del boxeo mundial. Figura central en la historia de la AMB, Mendoza legó a la posteridad una obra sin par al frente de la organización, a la que entregó más de cuatro décadas de servicio en diferentes roles, y una guía normativa y moral que sigue siendo un faro para quienes forman parte de la institución creada en 1921.
Gilberto Mendoza nació en Barquisimeto el 30 de marzo de 1943. Desde muy temprano se dedicó a la práctica del béisbol y el fútbol, pero fue el boxeo el que le atrapó hasta convertirse en la pasión que determinaría su vida. Egresado de la Universidad Católica Andrés Bello, Mendoza se recibió de ingeniero industrial, para luego cursar estudios de postgrado en Administración y Desarrollo Organizacional en la Universidad de Toledo; y especializarse en procesos de Planificación Formal en Negocios en el Stanford Research Institute en Palo Alto, California.
Como en todas las facetas de su tránsito vital, Mendoza, aborda el boxeo como dirigente desde su base, en la oficina, como tesorero de la Comisión de Boxeo del estado Aragua, en su natal Venezuela, invitado allí por su amigo y dirigente Alberto Sarmiento.
El reencuentro con su pasión deportiva, cuya práctica entusiasta había pausado por sus compromisos académicos y laborales, continuó luego con la jefatura de la Asociación de Aragua, incorporándose desde allí a la AMB hasta lograr ser designado Chairman del Comité de Clasificaciones.
En 1982, es elegido presidente del organismo, inaugurando un período dinámico y fecundo para la AMB que se extendió hasta 2015. En todo este lapso, Mendoza compaginó sus responsabilidades en la AMB con su desempeño en el campo profesional, destacando también como dirigente gremial y empresarial, político, filántropo, y aportando su trabajo creador a organizaciones como el Movimiento Scouts de Venezuela.
A la AMB legó varios textos normativos que resultaron revolucionarios para el deporte en su tiempo, como el Manual de Clasificaciones Mundiales, el Manual de Procedimientos, el Manual de Supervisión de Peleas y el Manual del Medio Punto, este último como herramienta orientada a impedir puntuaciones desiguales en el boxeo. El Manual de Clasificaciones Mundiales, que se estableció como un estándar de la industria, fue conocido como el Manual Mendoza.
Su impronta se hizo sentir en coyunturas históricas, como cuando se unió a la lucha contra el Apartheid que llevó a la AMB a la prohibición de sanción de combates mundialistas en Sudáfrica, decidida en la histórica convención de Reno en 1986. Fue Mendoza un arquitecto de la estructura mundial de la AMB.
En su gestión, se impulsó la creación de organizaciones regionales como la Asociación de Boxeo de América del Norte (NABA), la Federación Latinoamericana de Boxeo (Fedelatin), la Federación de Boxeo del Caribe (Fedecaribe); la Federación de Boxeo de América Central (Fedecentro); la Federación Bolivariana de Boxeo (Fedebol); la Asociación Panafricana de Boxeo (Pafba) y la Asociación Europea de Boxeo, entre otras. También introdujo la denominación de súper campeones para los peleadores con 5 defensas exitosas y la creación de los títulos interinos, entre muchos otros programas.
Pero sin duda, una de sus grandes obras fue el programa de acción social que denominó KO a las Drogas, un ejercicio que integró deporte y educación como herramientas para combatir el flagelo de las drogas y fomentar en los jóvenes valores positivos. Esta iniciativa, que impulsó en las zonas deprimidas del estado Aragua, en Venezuela, se convirtió luego en programa bandera de la Asociación Mundial de Boxeo en todo el mundo, un esfuerzo que ya cumple tres décadas ininterrumpidas.
En definitiva, fue Gilberto Mendoza un dirigente de fuste, pero, sobre todo, un hombre de gran calidad humana, solidario, conciliador, disciplinado, riguroso, un campeón de la amistad que marcó al deporte y a su gente de muchas maneras a lo largo de una vida fecunda, de sólidos valores, de reconocido aporte a su sociedad y a su tiempo.
Hoy la AMB hoy recuerda, celebra y agradece por el innegable legado moral e inspirador para el organismo, resumido en su consigna: “Podemos hacerlo, vamos a hacerlo, ¡hagámoslo juntos!”.