Por Salvador Rodriguez
Prensa ESPN Digital/Jabeando/10-06-2018.- El estadounidense Terence Crawford salió aclamado de la MGM Grand Garden Arena de Las Vegas, luego del recital de golpes que ofreció ante el australiano Jeff Horn, a quien noqueó a los 2:33 minutos del noveno asalto para ceñirse la corona Welter de la Organización Mundial de Boxeo y así alcanzar el tricampeonato mundial.
Favorito para ganar la batalla, Crawford se lució en grande ante un Horn que se desesperó ante la velocidad, precisión, astucia, habilidad y poder del nuevo campeón y al final no pudo aguantar el tren de batalla en la cartelera que Top Rank presentó y transmitió ESPN+.
Terence mejoró su marcha perfecta a 33-0 con 24 nocauts, mientras que Horn, quien había ganado el título de manera polémica ante Manny Pacquiao, se quedó con 18-1-1 y 12 fueras de combate.
Crawford se confirmó como uno de los mejores peleadores libra por libra del mundo al lado de Vasyl Lomachenko y Gennady Golovkin.
En el arranque de la batalla, Horn comenzó muy arrebatado al lanzarse con las dos manos a tratar de castigar a Crawford, pero el estadounidense le metió dos poderosos ganchos al hígado que de inmediato provocaron que Horn pensara dos veces en sus intenciones e, incluso, al final, la agresividad del australiano vino a menos.
Para el segundo round, los amarres hicieron su aparición, pues Crawford estuvo muy precavido de la cabeza y codos del campeón.
Crawford logró meter dos fuertes manos izquierdas, una al estómago y otra al rostro, que hicieron temblar a Horn y dejaron ver que estaba muy cómodo con el rumbo que tenía la pelea.
Horn fue de nuevo al frente en el tercero y Crawford le conectó tremenda derecha antes de ir con una sólida combinación a la humanidad del campeón. Horn se mantuvo al frente, pero ahí, el estadounidense fue mejor en todos los terrenos, pues incluso en los amarres siempre tuvo respuesta y al final, hasta cerró con boxeo en largo que deslumbró a propios y extraños.
La desesperación llegó a Horn en el cuarto capítulo, pues comenzó a ir al frente, pero se entregó ante la velocidad y potencia de Crawford, quien le metió fuerte la derecha en corto.
Terence comenzó a sonreír cuando comenzaron los constantes abrazos de Jeff, dando muestra de la confianza que tenía al mando del duelo.
En el quinto, Crawford no sólo lució a la ofensiva lastimando el rostro de Horn sino también a la defensiva, pues se quitó cada uno de los impactos que le tiró el australiano antes de que le reprendieran por tantos amarres.
Terence cerró muy fuerte y de nuevo la pelea iba cuesta arriba para el campeón.
El dominio era total para el estadounidense, pero ni eso impidió que se aplicara, pues no sólo estuvo atento a evitar los cabezazos de Horn sino que también aplicó fuerte castigo a las zonas blandas y al rostro del campeón, quien ya para el final del sexto se mostró con piernas vacilantes.
El séptimo, Horn lo terminó exhausto, porque lo que le tiraron le conectaron y lo que lanzó no tuvo el destino deseado. Crawford estuvo pendiente de los cabezazos, pero también mantuvo el control con el jab de mano derecha, pues también se había dado cuenta del aguante del campeón.
Crawford dio concierto de izquierda en el octavo y cerca estuvo de mandar a la lona a Horn, quien, desesperado, comenzó a lanzarse de nuevo con la cabeza, pero ahí aprovechó el estadounidense para recibirle con el upper de mano izquierda y rematar con esa misma mano al rostro. Apenas aguantó el australiano de pie.
Sin embargo, en el noveno, Horn ya no pudo, pues Crawford olfateó la sangre y se fue con todo, tiró la izquierda muy fuerte y remató con derecha cuantas veces quiso hasta que le envió a la lona y en la reanudación obligó al réferi Robert Byrd a detener el ya disparejo pleito de manera muy atinada para concretar el tricampeonato del estadounidense.