*** El joven de 15 años da sus primeros pasos como profesional a esperas de oficializar un acuerdo para el béisbol organizado
Por Ángel D. Conde Trujillo
Foto: Alberto Jorge | Prensa Samanes
Prensa/LMBP/Jabeando/Deportivas/21-06-2024.- Uno de los aciertos que ha tenido la Liga Mayor de Béisbol Profesional es hacer obligatorio el hecho de que cada equipo cuente con cinco juveniles dentro de sus respectivas nóminas. Eso, de alguna manera, ayuda a que muchos peloteros puedan retomar su camino hacia el béisbol organizado, o para quienes dan sus primeros pasos, que se desarrollen de mejor manera para terminar de conseguir su firma.
Con esa premisa, Samanes de Aragua le ha dado la oportunidad a Luis Hernández, un joven de 15 años de edad, de ver acción en el circuito y debutar como profesional aun cuando no ha concretado de manera oficial un acuerdo con alguna organización de las Grandes Ligas.
Esto, aunque pueda parecer atípico y un poco abrumante para un joven de esa edad, no afecta en lo más mínimo al jugador del cuadro y bateador derecho. Desde muy temprana edad ya estaba ligado al béisbol, la organización aragüeña y la liga mayor, puesto que forma parte de la academia del ex grandeliga Carlos Guillén, presidente de la novena verde, y su padre Carlos Hernández ha sido coach de la misma desde que se fundó el circuito.
“Jugar en la LMBP es algo muy importante para mí que ya veía venir. Me habían hablado de esa oportunidad desde que inició la liga, en ese momento tenía 12 o 13 años, y ya había estado entrenando con el equipo”, expresó con mucha madurez y claridad el muchacho originario de Maracay. “Entre mi papá y Carlos Guillén me traían a practicar, ya me estaban empapando con todo sobre el béisbol profesional para que no me tomara por sorpresa”.
Hernández, que nació el 13 de diciembre del año 2008, ha visto acción en nueve compromisos con el Gigante de Aragua en los que acumula cinco anotadas, un doble, par de jonrones, cuatro llevadas al plato y .200 de promedio ofensivo, incluso, se convirtió en el primer juvenil en disparar un cuadrangular con el equipo. Obviamente su tiempo de juego ha sido limitado y lo han estado llevando con cautela de acuerdo a las circunstancias, pero el enfoque del joven infielder va más allá de eso.
“El año pasado Carlos (Guillén) me dijo que me preparara porque en esta temporada iba a jugar, así que me lo tomé muy en serio”, enfatizó el quinceañero como cualquier pelotero curtido que tiene una meta entre ceja y ceja. “Traté de hacer las cosas bien, trabajé mi físico para subir de peso. Eso fue algo muy importante, hacer las cosas pequeñas y trabajar duro para dar el cien por ciento en el terreno”.
Por supuesto, esta inmersión del adolescente en la LMBP no solo es útil para que siga desarrollándose como pelotero y adquiera rodaje, sino también es una vitrina para que las organizaciones de MLB pongan sus ojos en él de cara a su proceso de firma internacional a inicios del año 2026. Aunque, a falta de una oficialización, los Gigantes de San Francisco son los favoritos para hacerse con el parador en corto, incluso con un bono que sobre pase las siete cifras.
Con relación a ello Hernández es inteligente, maduro, enfocado, más de lo que en promedio puede ser un pelotero a su edad. Sabe a lo que va al parque de pelota, no descuida sus ocupaciones como jugador, y por ello adopta el concepto de una esponja al tratar de aprender lo mayor posible de sus compañeros, todo esto con el único objetivo de llegar con mayores aptitudes al momento de iniciar su carrera en ligas menores.
“Esto me está dando mucha experiencia, me está haciendo aprender muchísimo. Hay muchos caballos de los cuales aprender y siempre tratan de aportarme algo. Siempre veo sus rutinas para ver qué puedo agregar a la mía”, precisó Hernández. “He sentido mucho apoyo de parte del equipo, me han demostrado mucha confianza y muy buena amistad, tengo buena relación con todos”.
Más allá de eso, el novel e imberbe jugador trata de disfrutar este momento al máximo. Valora el hecho de compartirlo junto a su padre, quien ha sido pieza fundamental en su corta carrera desde el día uno dándole palabras de aliento y consejos, y eso lo hace sentir afortunado, al igual que tener la oportunidad de ser visto por su familia en un terreno de juego a tan corta edad.
“Es algo muy bonito tanto para mi familia como para mí, sentir que ellos me están viendo hacer lo que me gusta. La presencia de mi papá lo es todo, cada vez que salgo al terreno él me aplaude, y siempre tiene algo para decirme tanto dentro como fuera del campo”, confesó.
Para Samanes y la liga mayor esta es una oportunidad de disfrutar del talento de un joven que próximamente se perderá de vista, mientras que, para Hernández, es mucho más que jugar pelota profesional. Al final, es un diamante en bruto que se está puliendo dentro de la pelota venezolana, con miras al mejor béisbol del mundo.