Por Jesús Cova
Prensa/AMB/Jabeando/18-04-2025.- Fue menester que transcurrieran algo más de 180 años, contados desde la cuarta década de 1700 (Cuando se fijaron las primeras reglamentaciones) y unos 40 más si tomamos como punto de partida a 1889, año en el que aparecieron las reglas modernas atribuidas al marqués de Queensberry-aunque el creador real y su redactor fue el entrenador y periodista inglés William Graham Chambers—las cuales históricamente condujeron al boxeo a lo que es hoy en materia de normas, para que un deportista pasara a la historia como el primer boxeador latinoamericano dueño de un cinturón de campeón mundial de la popular y exigente disciplina.
Se trató de Alfonso Teófilo “Panamá” Brown o simplemente Al “Panamá” Brown, el nombre de batalla que popularizó en América y Europa, los dos continentes en que se le vio sobre el ensogado.
Brown nació el 5 de julio de 1902 en Colón, en la costa atlántica de la tierra del Canal. Provino, como es lo rutinario en el boxeo, de un humilde hogar, huérfano de padre desde los 13 años e hijo de una pobre mujer, Esther Eashley, trabajadora de mantenimiento.
Con el transcurso de los años sus puños lo enriquecieron, paseó su fama y popularidad por más de 12 países (Tales como EEUU, Francia, España, Inglaterra, Marruecos, Italia, Bruselas, Argelia, Suiza…). Disfrutó a plenitud de los no pocas veces peligrosos placeres de la vida bohemia y fue amigo en París de muchas celebridades para morir a los 49 años, indigente y con tuberculosis, en el hospital Sea View de Nueva York, hecho del cual hace unos pocos días, el pasado viernes 11 de este mes, se cumplieron 74 años.
Aquel remoto 11 de abril de 1951 fue recogido por la policía en la calle 42 de la Gran Manzana, tomado por un pobre borrachito. Poco más tarde falleció, triste y solo, en una cama del centgro hospitalario al que fue llevado por los agentes que lo recogieron.
No obstante, lo crudo que puedan parecer aquellas líneas previas, escritas no sin pesadumbre, bien vale la pena preguntarnos: ¿Y quién le quita el cascabel al gato? Nadie podrá hacerlo. Su gloria boxística es imperecedera. Fue nada más y nada menos, repetimos, que el primero de Hispanoamérica en escalar tan alto, en trepar al Everest, dicho en sentido figurado, naturalmente, apoyado en unos guantes de boxeo como herramientas para el ascenso a tan alta cumbre. ¿Qué otra cosa decir, excepto que tan solo por aquella razón merece la admiración y el respeto de todos cuantos aman al deporte en general y al boxeo en particular y quien, por su desenfadada manera de vivir, por encima de las normas de la época, se le tiene por un auténtico rebelde representante de la afro descendencia mundial y latinoamericana? Agreguemos a lo dicho que hace unos pocos años la afamada revista The Ring incluyó a Brown entre los mejores 80 boxeadores de todos los tiempos.
Con su hazaña le cupo el honor de ser, iteramos, quien abrió las puertas a las generaciones de sus iguales de América Latina que siguieron más tarde la tierra pisada por el inmortal peso gallo de 1,80 metros, que miraba desde arriba a sus rivales, usualmente de mucha menor estatura, y quien con sus largos brazos en guardia se movía con pasmosa celeridad en el ensogado y apelaba a las mañas cuando las cosas entre las cuerdas se ponían difíciles y que finalmente podía ganar por la vía violenta o por la ventaja acumulada en las tarjetas.
En su extenso caminar por el ring, según números extraoficiales ganó 123 peleas, perdió 18 con 10 tablas y noqueó a 55 con lo que está en la historia en un selecto grupo de los ganadores por KO en 50 o más combates.
LOS INICIOS Y LA GLORIA
Empezó profesionalmente con 20 años de edad el 29 de marzo de hace 93 años (1922) con un triunfo a los puntos en 6 asaltos sobre José Moreno en su natal Colón. Realizó 6 peleas más y decidió irse a New York en pos de mejor fortuna.
Perdió el invicto -luego de 13 salidas en la que sumaba 10 triunfos, 7 nocauts entre ellos, con 3 empatadas- frente a Willie LaMorte en diciembre del ’23. Pero solo frenaría el paso dos décadas más tarde en Ciudad de Panamá, siendo aún idolatrado por su pueblo y por el mundo, con una victoria en 10 rounds ante Kid Fortune.
Nunca recibió la cuenta de 10, aunque si 3 o 4 descalificaciones. Hay algunas publicaciones, que le dan un registro de 133-18-13 con 60 nocauts, bastantes más que las cifras citadas líneas arriba.
Al “Panamá” Brown (Algunos anteponen el nombre de su país a las dos primeras letras de su nombre de pila) ganó la corona de las 118 libras (53, 625 kilogramos), en la versión de la New York State Athletic Comission (NYSAC) frente al español Gregorio Vidal el 18 de junio de 1929 en el Queensboro Stadium de Long Island, en 15 vueltas.
Después enfrentó sucesivamente al estadounidense Johnny Erickson y ganó por descalificación en el cuarto en febrero del ’30 la faja NBA-actual WBA o AMB- y de la NYSAC o Comisión Atlética de Nueva York frente al francés Eugene Huat en Montreal y en octubre del 31 por el título de la Unión Internacional de Boxeo, IBU(*), por decisión y de nuevo dominó a Huat en igual escenario. Más tarde batió en julio del 32 al italiano KidFrancis (Francesco Buonaugurio), en Marsella, por puntos por la faja IBU.
Siguió con éxitos contra el galo Emile Pladner, en Casablanca, Marruecos, por KO1 (NBA); el italiano Domenico Bernasconi, en Milán, Italia, en marzo del 33 y retuvo en las tarjetas el trono IBU; al británico Johnny King, en Manchester, Inglaterra el 03/07/33, por puntos (IBU); dos veces ante el tunecino Young Pérez en febrero del ’34 y noviembre del mismo año, en París y en Túnez, respectivamente (IBU)
El 1° de junio de 1935, un Brown castigado por los desvaríos fuera del ring declinó el cetro a los puntos frente al valenciano Baltasar Sangchilli (Belenguer Hervas), el “Bulldog Español”, quien lo había vencido tres meses atrás en pelea a 10 rounds. Tres años más tarde se midieron nuevamente (Brown había sido despojado por la NBA) y el panameño terminó con el brazo en alto en el Palacio de los Deportes de París, por la faja vacante IBU. Para el momento, sin embargo, el campeón aceptado en la mayoría de los países era el boricua Sixto Escobar, primero en darle una corona a la Isla del Encanto, Borinquen.
“Panamá” Al Brown realizó unas 10-12 peleas más en Europa y Estados Unidos y luego retornó a su país, en el que intentó ganar el título nacional pluma contra Eduardo Carrasco, quien lo doblegó en esa pelea y también en la revancha. Dijo No Más Boxeo, como ya dijimos, con una victoria el 4/12/42 con Kid Fortune en la esquina opuesta.
Un día cualquiera decidió dejar Panamá de nuevo, ya quebrado física y económicamente por su vida desordenada, y viajó a New York. El 11 de abril de 1951 abril, en las tristes circunstancias ya descritas, el primer púgil hispanohablante que ciñó una faja universal en el boxeo perdió en la urbe estadounidense el combate final con la vida.
El Salón Internacional de la Fama lo cobijacon sobradas razones desde 1990, esto es 39años después de su partida física.
(*) Organismo que funcionó entre 1916-1946