Prensa/Jabeando/Deportivas/20-08-2018.- Una operación en el ligamento cruzado de la rodilla derecha frenó su impresionante ascenso por el sistema de ligas menores de los Mellizos de Minnesota, pero como dice ese popular dicho: “No hay mal que dure 100 años”. Luis Arráez regresó en 2018 a los terrenos de juego y lo está haciendo con la imprenta que lo caracteriza: batazos por todos los lados.
La mejor descripción de ese retorno al diamante fue su accionar en la sucursal clase-A avanzada, Fort Myers Miracle, de Minnesota. En 60 compromisos dejó promedio de bateo de .320, con 27 anotadas, 73 imparables, 14 dobles, tres triples, un jonrón y 20 remolcadas.
Ese gran rendimiento ofensivo le sirvió para recibir el ascenso a la novena doble-A de los Mellizos. Como en toda nueva experiencia, su inicio con el madero fue lento, pero ya le está volviendo a agarrar el ritmo a los batazos. En 34 duelos tiene average de .307 con 19 anotadas, cinco biangulares, un vuelacerca y 10 fletadas.
“Me he conseguido con el reto de enfrentar a muchos lanzadores con experiencia, muchos peloteros que son mayores que yo, con mucho recorrido en la pelota”, confesó Arráez a Sport Web Publicidad, su agencia de medios y publicidad, sobre su pasantía por este nuevo nivel del sistema de ligas menores de las Grandes Ligas.
“Esta temporada la califico como super positiva. Gracias a Dios he aprendido muchas cosas este año, mas que todo en doble-A, que es un nivel nuevo para mí y del que estoy aprovechándome para mejorar,” agregó.
Si algo le cuesta a cualquier persona, es retomar las condiciones para ejercer cualquier rol tras un gran tiempo de reposo. Esa situación le está pasando factura actualmente al venezolano, que asegura que no se siente al 100 % porque está un poco casando luego de un año sin jugar, pero “sigo trabajando para mantenerme sano”.
“He estado trabajando en fortalecer la rodilla para seguir jugando el béisbol agresivo que siempre me ha caracterizado como pelotero”, explica.
Desde el 2014, cuando debutó en la Dominican Summer League, Arráez culminó con promedio de bateo superior a .300 en cada una de las ligas y niveles por los que pasó. En 2018 ya cumplió en clase-A avanzada, con .320, y en doble-A está en este momento en .307.
“La clave para rendir a cada nivel al que voy es trabajar duro en cada aspecto del juego, cuidar mi peso y trabajar mucho en mis piernas”, comentó.
Sobran las ganas
El último recuerdo del yaracuyano sobre un terreno de juego en Venezuela es el de un toletero muy productivo y difícil de hacer out. Esa habilidad la mostró en la 2016-2017, cuando vistió la camisa de los Navegantes del Magallanes por segunda ocasión en su incipiente trayectoria.
En esa zafra ligó para .335 en 45 duelos, con 31 anotadas, 8 dobles, 6 triples, 22 remolcadas y una relación boletos-ponches envidiable para un bateador de 19 años ante una liga con serpentineros con mucha más experiencia que él: 15-15. Las ganas de repetir una cosecha de ese tipo y brillar ante su familia están más presente que nunca.
“Todavía no sé si jugaré con el Magallanes, pero las ganas de ir a jugar en Venezuela me sobran”, puntualizó. “Más que todo por ver a mi familia y que ellos tengan la oportunidad de verme jugar en vivo”.